Periodismo en red: acción y reflexión

 

 

Título del Capítulo «La construcción de la Sociedad de la Información en el último tercio del siglo XX: visiones, realidades y políticas»

Autoría: Fernando José Quirós

Cómo citar este Capítulo: Quirós, F.J. (2022): «La construcción de la Sociedad de la Información en el último tercio del siglo XX: visiones, realidades y políticas». En Castellet, A.; Pedro-Carañana, J. (editores), Periodismo en red: acción y reflexión. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones.

ISBN: 978-84-17600-67-9

d.o.i.: https://doi.org/10.52495/c11.emcs.13.p99

 

 

La construcción de la Sociedad de la Información en el último tercio del siglo XX: visiones, realidades y políticas

 

Fernando José Quirós

 

 

1. La mutación del capitalismo: de lo industrial a lo postindustrial

 

A finales de la década de 1960 las unidades más desarrolladas del sistema capitalista mundial enfilan una nueva etapa de desarrollo: el paso del capitalismo industrial al postindustrial. Alain Touraine en 1967 y Daniel Bell en 1973, publican sendos libros en los que señalan que el capitalismo no tiene ya las mismas características de los primeros años del siglo XX. La sociedad industrial está superada en el nuevo modelo de desarrollo, porque ya no son el trabajo y el capital los recursos básicos y porque el sector estratégico fundamental está formado por la informática, las telecomunicaciones y el saber científico. Muy rápidamente, un concepto se asociará al de sociedad postindustrial o, simplemente se usará como sinónimo: «Sociedad de la Información».

Como resultaba innegable que las tecnologías de información y la comunicación (TIC) habían producido un sistema social que rompía con las etapas precedentes, ambas definiciones fueron rápidamente aceptadas como verdades universales por amplísimos sectores de la Academia, imponiéndose así una visión optimista y no reparando en que ambas definiciones tienen una fuerte carga ideológica, en unos momentos en que el capitalismo está atravesando por una profunda crisis y precisa con urgencia de formulaciones provenientes del campo científico que le sirvan de legitimadoras, permitiendo que se hable sin reparos de un «cambio de sociedad» producido por el maridaje entre las telecomunicaciones y la informática (la telemática) que hace posible, incluso, hablar del «fin de las ideologías». Sin embargo, lo que en realidad se produce es un «cambio de la sociedad capitalista», que se reformula y se reorganiza, pero no corrige los problemas de desigualdad y explotación características de la sociedad que, pretendidamente, se ha dejado atrás.

Desde los sectores críticos de la Academia, arrancando del análisis marxista, encontramos dos enfoques por completo opuestos a las visiones optimistas. Son el «Capitalismo Cognitivo» y la Economía Política de la Comunicación. Así, Antoni Negri, Maurizio Lazzarato y Michael Hardt, entre otros, dan una definición distinta de la nueva fase del capitalismo para asimilarla a lo postindustrial (Lazzarato; Negri, 2001; Negri; Hardt, 2002). Sostienen que esta fase de desarrollo capitalista es efectivamente, diferente a la del capitalismo industrial que analizó el marxismo clásico. A diferencia del capitalismo industrial, donde todo el conjunto de actividades «no productivas» económicamente, la enseñanza, la cultura, la sanidad, la atención a las personas dependientes, el cuidado de los niños.... están relegadas al ámbito de «lo privado» o asumidas por las instituciones públicas del «Estado del Bienestar», en el capitalismo cognitivo todas estas actividades son «nichos de negocio» y las clases dominantes cambian su forma tradicional de funcionar y las acopla a los mecanismos de dirección del propio sistema.

Desde la Economía Política de la Comunicación, concretamente en los trabajos de Armand Mattelart (1993, 2001), encontramos una respuesta crítica a la imposición de conceptos y definiciones alentadas por las clases dominantes. Así, las relaciones de fuerza, las continuidades y las rupturas permiten identificar la gestación de una promesa y de un proyecto organizacional del mundo. Pero en esta «nueva sociedad», sigue habiendo clases dominantes y clases dominadas y el poder sigue emanando de arriba abajo. Existe, además, una clase dominante basada en la propiedad y en su capacidad de tomar decisiones fundamentales. Como escribiera Mattelart (1993: 10):

Se nos anuncia una nueva sociedad necesariamente más solidaria, más abierta y democrática, envuelta en nuevas nociones de toda una heteróclita logística de discursos apologísticos, que pretende conferirles carácter de evidencia.

 

2. Los primeros pasos (1969-1980)

 

2.1. Las innovaciones tecnológicas

 

En 1969, en los Estados Unidos, la Defense Advanced Research Projects Agency (DARPA), una agencia federal dependiente del Departamento de Defensa, creada en 1958 para coordinar todos los proyectos de investigación militar, puso en marcha ARPANET. Se trataba de una red de ordenadores interconectados pensada para mantenerse operativa en el caso de que cualquiera de los nodos fallase o fuese eliminado. Era la primera piedra de lo que hoy conocemos como Internet. Estaba compuesta por cuatro nodos, de los que el primero fue la Universidad de California-Los Ángeles y el segundo el Stanford Research Institute (RSI) de la Universidad de Stanford. Entre ellos se realiza la primera transmisión. Luego se añadirían la Universidad de Utah y la de California-Santa Bárbara. En tan solo tres años, ARPANET, como mostramos en los mapas siguientes, alcanza las dos costas, llega a Hawái y se internacionaliza con nodos en Noruega y Reino Unido (véase el gráfico 1).

Además del crecimiento del número de nodos debemos resaltar el desarrollo de nuevo software: el protocolo NCP (Network Control Program o Programa de Control de la Red) fue la base de las comunicaciones entre sistemas pertenecientes a ARPANET, estrenado en 1970; el correo electrónico, inventado en 1972, por Ray Tomlinson y, en 1973, el File Transfer Protocol (FTP) ya estaba definido e implementado, facilitando el movimiento de ficheros en ARPANET. Para entonces, el 75% del tráfico ya se debía al éxito del correo electrónico. Para 1980, ARPANET tiene más de doscientos ordenadores conectados. Además, UseNet, una red creada en las universidades de Carolina del Norte y de Duke, conocida como el «ARPANET de los pobres», también ha experimentado un notable crecimiento y aspiraba a que la organización USENIX tuviera un papel activo en ella. Su innovación más importante fueron los «grupos de noticias».

Por otra parte, la creación de ARPANET otorgó a los Estados Unidos una notable ventaja en el sistema internacional, al marcar un verdadero abismo, no solo con los llamados países en «desarrollo», sino con los otros dos núcleos centrales del sistema internacional. A la ya importante ventaja que los EEUU tenían en el sistema mundial de medios de comunicación convencionales, se unió una ventaja aún mayor en los avances tecnológicos del capitalismo postindustrial.

Para el tema que nos interesa más en este capítulo, diremos, con Mattelart (2001: 117 y ss.) que además de su concepción militar en esa «república informática» que dependía de los contratos federales, funcionaba al resguardo del mundo exterior, donde tomaría forma la idea según la cual el modelo de sociabilidad que se había desarrollado por mediación de ARPANET podía implantarse en el mundo ordinario.

En Europa se crea el Teletexto, un servicio de información en forma de texto que se emite junto con la señal de televisión, incorporado por la BBC en 1972 y poco después por Austria, Alemania y Holanda. En 1978, Francia pone en funcionamiento el MINITEL. Se trataba de un servicio de videotexto accesible por la red telefónica. No tiene aún uso comercial y fue considerado el embrión de una red europea, capaz de responder al despliegue de ARPANET, con diez años de retraso.

Por lo que respecta a Japón, el Ministerio de Comercio Internacional y tecnología (MITI) puso en marcha el JACUDI de la mano de Yoneji Masuda (1968), fijando la «Sociedad de la Información» como objetivo nacional para el año 2000, pero sin ninguna innovación tecnológica importante en el campo de la TIC.

 

2.2. Teorías

 

2.2.1. Bell y McLuhan

 

Mientras los gobiernos del mundo desarrollado comenzaban la construcción de la «Sociedad de la Información», en las universidades (y no por casualidad) aparecen planteamientos futuristas que ven en la tecnología y su capacidad de almacenar, manipular y transmitir información, y en el conocimiento y su capacidad de acción sobre sí mismo, la llave que democratizaría la sociedad. Estas teorizaciones vendrán como anillo al dedo a los gobiernos de los países más ricos porque, como hemos dicho ya, el contexto en que está despuntando la sociedad de la información es un contexto de crisis. Las nuevas tecnologías y su potencial convergencia aparecen como tabla de salvación. Con el ineludible precedente de la Cibernética, de Norman Wiener, que ya en 1942, había propuesto la reorganización de la sociedad en torno a la comunicación («el ser humano se distingue por su condición comunicante»), las teorizaciones de Daniel Bell y Marshall McLuhan se convertirán en los cimientos de lo que Gubern (1984) llamó la «utopía comunicacional» capitalista.

Daniel Bell (1976) es el primer gran referente de los académicos que, en estos años, contemplan con acrítico optimismo estos primeros pasos de la Sociedad de la Información. Declarado antimarxista, afirma que son las tecnologías de la información las que dan proyección a la ruptura histórica sobre los modelos y períodos previos. Advierte de un cambio histórico, de la transición hacia un modelo basado en la información y el conocimiento, cuyas consecuencias alcanzan a las relaciones de poder, la estratificación social y la reconfiguración de los valores políticos, sociales y culturales. La unidad cultural de antaño, los límites impuestos a la expresión cultural, ya no son posibles en el mundo moderno, caracterizado por la pluralidad de centros culturales y, sobre todo, por una realidad visual dominante que determina la forma expresiva de la cultura moderna. Se trata de una verdadera «Revolución de los Medios», que tiene dos implicaciones: una nueva división internacional del trabajo y un cambio de escala, puesto que el tiempo que dista entre un hallazgo tecnológico y su aplicación masiva es cada vez menor.

Bell presenta estos dos rasgos sin preocuparse de si las diferencias entre países han crecido, o si determinados rasgos de las nuevas tecnologías de la información pueden tener una repercusión negativa en el terreno de las libertades individuales (Bell, 1985: 49-50).

El otro gran gurú de los efectos benignos de las TIC fue Marshall McLuhan, para quien el progreso tecnológico abre al hombre la posibilidad de reencontrarse con el medio natural, del que la imprenta y su cultura lineal y repetitiva le habían separado. Sus teorías sobre los «medios fríos» y los «medios calientes»; su concepción de los medios como prolongaciones sensoriales del hombre y, sobre todo la «Aldea Global», darán al canadiense una notable influencia sobre varias generaciones de investigadores.

McLuhan no estaba interesado en el control, el contenido y los efectos de los mensajes, y elude toda referencia a la manipulación interesada de la información. Y, al pretender que los medios son extensiones del hombre, esquiva la espinosa cuestión de la propiedad de los medios y su utilización para el control de los pocos sobre los muchos, al otorgar la prioridad absoluta y excluyente de los medios en sí mismos sobre su uso (McLuhan, 1969, 1972a, 1972b; McLuhan; Powers, 1996).

Esta «utopía comunicacional capitalista», que se presenta en las teorizaciones de los dos autores, es cualquier cosa menos un cambio hacia la democracia planetaria, que deberían impulsar las telecomunicaciones y la informática. En realidad, la revolución de los medios era la salida a una crisis del sistema capitalista mundial, en la que la tecnología de la información aparecía como tabla de salvación de los desastres generados por un modelo social rapaz, despilfarrador, imprevisor y basado en el egocentrismo insolidario. La sociedad de la información se basaba en la nueva revolución incruenta que daría salida a la crisis. No obstante, las nuevas condiciones tecnológicas permitirían que los centros de poder de la sociedad industrial se mantuviesen y se concentrasen. Por lo tanto, la «Revolución de los Medios» y la «Aldea Global», son dos teorizaciones acríticas, y que constituyeron un paraguas legitimador de la imposición de un nuevo tipo de poder basado en las TIC (Gubern, 1984).

2.2.2. Otras aportaciones teóricas

Otras formulaciones de menor elaboración teórica, pero de inmediata aplicación a las políticas para construir la Sociedad de la Información, vinieron, entre 1969 y 1976 de las facultades de ciencias económicas y ciencias políticas de los Estados Unidos de América y del MITI japonés (véase el gráfico 3).

Posteriormente, entre 1976 y 1980, debemos tener en cuenta dos contribuciones teóricas que, en realidad, también son más programas para la acción que teorías. Se trata de La Era Tecnotrónica (1973) de Zbigniew Brzezinski y La Informatización de la Sociedad (1978) de Simon Nora y Alain Minc. En los Estados Unidos y en Francia, respectivamente.

En el libro de Zbigniew Brzezinski, el término «globalización» aparece como expresión de un sistema único de comunicaciones para todo el mundo. Presenta a los Estados Unidos no sólo como modelo a imitar, sino como el único modelo a imitar, porque el compromiso en los asuntos del mundo no tiene nada que ver con lo que hasta ahora se ha venido llamando los asuntos exteriores e incumbe a los Estados Unidos la responsabilidad de dar su propio marco y su propia fuerza a la evolución de los acontecimientos, ya que controlan el hardware para construir una nueva red global de comunicaciones. Solamente les falta el software, es decir, un lenguaje global común a todo el planeta (el inglés). A partir de aquí defiende su idea de la «interdependencia» que, como veremos más adelante fue la idea fuerza de la política comunicativa de James Carter.

El texto de Simon Nora y Alain Minc será, a su vez, la guía de actuación de la presidencia de Valéry Giscard d’Estaing. Plantea la necesidad de desarrollar políticas públicas a fin de encauzar y apuntalar desde el Estado el cambio de paradigma que implicaba esta combinación de telecomunicaciones e informática, que denominan telemática, y que comenzaba a desarrollarse. El informe, además, pronosticó el proceso de cambio que generó luego el crecimiento de las TIC, ya que el desarrollo de la telemática vendría acompañado de una multiplicación de las posibilidades técnicas: correo electrónico, servicio de mensajes televisivos, acceso a bancos de datos, videoconferencia, etcétera.

 

2.3. Las políticas «pro-sociedad de la información» en los países centrales y en los organismos intergubernamentales

 

El desarrollo de ARPANET y las investigaciones sobre nuevas tecnologías llevadas a cabo por grandes corporaciones como Rand, apoyado por todo el arsenal teórico que aportan las principales universidades norteamericanas, tuvo rápidamente una articulación política en los países centrales, especialmente en los Estados Unidos. El término «sociedad de la información», y los conceptos asociados como «industria de la información», «industria del conocimiento» o «sistema global de comunicaciones», entendidos como una nueva forma de gobernar el mundo, tomaron carta de naturaleza en las políticas de las administraciones de Richard Nixon (1968-1974) y Gerald Ford (1974-1977). El impulso y el apoyo a los proyectos de DARPA vino a sumarse a la defensa a ultranza del dominio norteamericano en el sistema internacional de medios de comunicación, impulsando una industria privada de satélites defendiendo la posición de privilegio que en el panorama internacional tenían los Estados Unidos desde la creación de COMSAT para el control del sistema de satélites a través de INTELSAT.

El concepto de «sociedad de la información» fue introduciéndose de forma abierta en las políticas de los países más ricos. Japón no tardó en formular su propia política de la mano de Yoneji Masuda (1968), a partir de cuyos textos se articula el Plan JACUDI, que fijaba como objetivo nacional para el año 2000 llegar a este nuevo tipo de sociedad. En Europa, en esta fase no hay proyectos nacionales formulados de forma clara, pero indirectamente los países más ricos del viejo continente se sumaron a una iniciativa que subrepticiamente introdujo el concepto en las organizaciones internacionales de carácter gubernamental. Así, en 1975, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que agrupaba entonces a los 25 países más ricos, adoptó como propia la noción. A este respecto, Mattelart (2011: 117) señala que este organismo intergubernamental, requirió el asesoramiento de Marc Porat y de Ithiel de Sola Pool, dos conocidos gurús de los efectos benéficos de las TIC que trabajaron casi a tiempo completo para el gobierno norteamericano. A Porat, proveniente de la Universidad de Stanford, se le atribuye el haber identificado, por primera vez, a los Estados Unidos como una «sociedad de la información». Por su parte, De Sola Pool, veterano funcionalista que alternó el MIT con el trabajo en distintos departamentos y agencias gubernamentales, era el jefe de filas de la investigación sobre políticas de liberalización de los sistemas de comunicación.

Durante la presidencia de James Carter (1977-1981), las políticas para una futura red global de comunicaciones las formuló Brzezinski, su Consejero de Seguridad Nacional. Es a partir de su noción de la «interdependencia» que se articula un plan de actuación en tres fases: abatir los obstáculos regulatorios levantados por los Estados-nación; lograr un consenso mundial y articular un gobierno mundial. El consenso planetario desemboca a su vez en la institucionalización de la hegemonía estadounidense.

Sin embargo, esta política mesiánica en sus discursos, pero profundamente imperialista en su materialización, se va a encontrar con importantes cuestionamientos. Estos se habían iniciado algunos años antes, pero harán crisis justo cuando Carter acaba de tomar posesión como presidente.

 

2.4. Cuestionamientos: resoluciones críticas en los organismos internacionales

 

Como ya se ha dicho, a comienzos de los años setenta los Estados Unidos estaban en condiciones de marcar definitivamente diferencias con el resto de las naciones. Sin embargo, su posición de privilegio va a ser abiertamente cuestionada en los organismos internacionales intergubernamentales, gubernamentales y no gubernamentales. Los cuestionamientos son tanto de orden político-económico, como de orden cultural, informativo y comunicativo. Así, en el nivel no gubernamental el Movimiento de Países No Alineados reclama un orden económico internacional diferente (NOEI) y define como un elemento indisociable un Nuevo Orden Internacional de la Información (NOII). En el nivel intergubernamental, la ONU y la UNESCO, se dan las condiciones para que muchas de las propuestas del MPNA sean cálidamente recibidas y apoyadas. Finalmente, en el nivel no gubernamental, diversos organismos y fundaciones dan su apoyo a las críticas del orden informativo-comunicativo imperante. Aún no se da un cuestionamiento del estado de cosas en el terreno de las redes, pero será cuestión de muy pocos años que el desarrollo de las telecomunicaciones, la informática, el cable de fibra óptica y los satélites DBS, sea contemplado críticamente por un buen número de países.

Todos estos cuestionamientos eran empíricamente demostrables. El sistema mundial de medios de comunicación tenía un centro informativamente opulento y una periferia paupérrima. Solo los países centrales podían ser considerados «países fuente» y, en ellos, la industria mediática se concentraba cada vez más, dando lugar a las primeras grandes transnacionales. Y para concluir, los flujos de información eran unidireccionales, fluyendo desde el centro a la periferia y con un flujo de retorno mínimo. Los mecanismos para esa dominación de los centros eran fundamentalmente tres: la transferencia autoritaria de tecnología desde los países ricos a los países en vías de desarrollo que nunca era tecnología puntera; no permitir, los centros, el acceso al conocimiento que había posibilitado cada nueva tecnología y la transferencia de las ideologías de empleo y los modelos profesionales. Con esos mimbres nada hacía presagiar que el despliegue mundial de las nuevas TIC fuese a servir para lograr el despegue de las naciones subdesarrolladas y en vías de desarrollo hacia el ansiado modelo de desarrollo de los países centrales. Tecnología para dominar y no para compartir.

Tras un largo proceso de debate en el que el Primer Mundo fue mostrando cada vez más hostilidad hacia la UNESCO, ésta aprueba en 1980 el Informe McBride. El proyecto del NOII, incorpora la «C» para abarcar las infraestructuras de Telecomunicaciones, informática y su convergencia (telemática). Ahora se habla de Nuevo Orden Mundial de la Comunicación y la Información (NOMIC). Este texto, fue aprobado por consenso, pero con una larga lista de reservas del Grupo Occidental que lo hacían inviable.

 

3. Hacia la red global (1980-1990)

 

3.1. Tecnologías

 

ARPANET se descentraliza y paulatinamente asume el papel de coordinador de las redes que se han ido incorporando. En esta fase asume el papel de «red de redes»: la «internet». Algunos especialistas consideran que había tenido un crecimiento lento en su primera década de vida. Para este año sólo tenía 200 nodos, debido sobre todo a la necesidad de las instituciones académicas de disponer de fondos federales para acceder a la red. En este año ARPANET absorbe Usenet. Pero, un año más tarde se introduce el sistema TCP/IP que allana el camino para la incorporación de nuevas redes. Así, La National Science Foundation crea la red CSNET para perimir la comunicación entre sus centros informáticos, pasando a ser la red científica más importante. Y, en 1986, la National Science Network crea la red académica NSFNET que se transforma en el backbone.

En Europa, MINITEL, que en un principio era un sistema informatizado de búsqueda de números de teléfono, se transforma en el precedente europeo de internet. Ahora, la red desarrollada por France Télécom no solo permitía buscar información, sino también transmitirla mediante mensajes en tiempo real, transformándose en un boom, al dar acceso a una suerte de correo electrónico. Al tiempo, el videotexto fue adquiriendo un funcionamiento similar al que luego alcanzaría internet, con sitios variados y hasta un sistema que los franceses denominaron messageries roses, donde se ofrecían líneas de contacto sexual, que rápidamente cautivaron al 50% de los usuarios que podían usar seudónimos o nicks para conectarse y ocultar la verdadera identidad.

 

3.2. Teorías: Alvin Toffler

 

Alvin Toffler (1980) publica La Tercera Ola que conecta con las teorías anteriores sobre la «nueva sociedad» que sucede a la sociedad industrial, mediante una revolución de la información. La sociedad ha superado ya las dos primeras olas: agrícola (ola biológica) e industrial (ola del maquinismo), habiendo entrado en la tercera ola, la de la sociedad tecnológica que surge de los flujos de información y que lleva a una nueva cosmovisión.

 

3.3. Políticas: desregulación/liberalización

 

Ronald Reagan y su sucesor, George Bush, pusieron en marcha y desarrollaron una política de desregulación. Su mandato se prolonga a lo largo de toda la tercera fase de construcción de la sociedad de la información. No por casualidad, entroncan perfectamente con la de Carter. En sus mandatos se desarrolla a gran escala lo que Brzezinski había establecido como primera fase para conseguir la interdependencia mundial: la desregulación. De la misma forma, otro de los lemas abanderados por ambos presidentes fue: mayor papel que las corporaciones debían asumir en los asuntos internacionales.

El concepto de desregulación deviene en falacia porque se trata de presentar a los Estados-nación en retirada cuando, en realidad, éstos están generando un gran número de dispositivos legales, incluso mayores que los existentes, destinados a establecer reglas de juego ideales para la gran industria de la comunicación. Así, mientras se produce una supuesta apertura hacia el libre mercado, en realidad se están sentando las bases para regular en pos de una nueva estructura de propiedad cada vez más dominada por el capital transnacional.

En el sector de la comunicación se registran movimientos continuos de absorción de empresas en el ámbito de las nuevas tecnologías y servicios de la información. Grandes empresas industriales con orígenes diversos, como la informática (IBM, Burroughs), de las telecomunicaciones (AT&T, GTE), las redes de TV (ABC, CBS, NBC), los grupos editores de prensa, etc., tienden a absorber y toman la forma de conglomerados concentrados que absorben a las nuevas compañías de redes de servicios y de equipos de software. La desregulación es la respuesta del Estado a las demandas de estas empresas.

La nueva política se lanzó como mensaje al resto de los países, especialmente a Europa, donde las medidas liberalizadoras y desreguladoras terminan con el monopolio público en la televisión, lo que favoreció que poderosas coaliciones de empresarios de la prensa, banqueros e industriales se llevaran la parte del león de esta política que, en el viejo continente, tomará el nombre de liberalización, y cuya primera consecuencia fue el crecimiento exponencial interno y externo de los grandes consorcios multimedia. Como broche, en el horizonte, apareció otra política que en la década siguiente tomará forma: la liberalización del sector de las telecomunicaciones.

 

3.4. Fin de los cuestionamientos en los organismos internacionales

 

Tras los debates y las tensiones que se generaron en torno a la necesidad de un reordenamiento económico, tecnológico, comunicativo y cultural, los gobiernos de la nueva derecha estadounidense y sus acólitos europeos, como el Reino Unido, abiertamente hostiles a la cooperación multilateral, quebraron la universalidad del organismo donde se había cuestionado el desequilibrio imperante, la Unesco. El 28 diciembre de 1983 EEUU anuncia su retirada de la organización, arguyendo como principal causa la adopción del proyecto NOMIC. Dejará de ser miembro el 1 de enero de 1984. Por los mismos motivos, el Reino Unido anuncia su retirada en diciembre de 1984 y deja de ser miembro un año después. Desde 1986, Federico Mayor Zaragoza (director general) desanda todo lo progresado entre 1970 y 1980 y reformula el pensamiento de la UNESCO sobre la comunicación al dictado de los Estados Unidos. Sin embargo, el sistema mundial de información es ahora aún más desigual e injusto que en la década anterior.

Si reparamos en el último apartado del gráfico 8 podremos ver que es ahí donde los Estados Unidos se están asegurando el control de la llamada «sociedad de la información».

Pero, además, la desaparición del comunismo como forma de Estado, que se da a partir de 1989, permitirá a George Bush proclamar la llegada de un Nuevo Orden Mundial y politólogos como Francis Fukuyama proclamarán el fin de la historia, conectando con la idea de Bell del «fin de las ideologías».

 

4. La Red Global (1990-2000)



4.1. Tecnologías

 

Internet deja de ser una red al 90% estadounidense y pasa a ser una red global. Pero en muy poco tiempo el backbone va a ser privatizado. Las empresas comerciales se hicieron cargo de la tarea de transporte de larga distancia del tráfico de internet: AT&T, UUNet, Level 3 y Sprint, se quedan con NSFNET, en 1994 (véase el gráfico 10).

En Europa se llega al desarrollo completo del MINITEL, que también se internacionaliza, llegando a Bélgica, Holanda, Canadá, Reino Unido, Alemania, Irlanda, Italia, Holanda, Sudáfrica e incluso Estados Unidos.

 

4.2. Teorías: Negroponte y Castells

 

Nicholas Negroponte (1995), un contumaz difusionista, autor de la boutade según la cual, si se lleva internet a todas las aldeas de África, el continente se desarrollará rápidamente, sostiene que la humanidad se ha visto inclinada a la digitalización, trasladándose de un mundo de átomos a un mundo de bits. A pesar de su endeblez teórica y de ser otra más de las filosofías de acompañamiento de la «revolución tecnológica», tuvo buena acogida en los sectores más conservadores de la academia. No en vano es tributaria de los modernizadores y difusionistas de las décadas de 1960 y 1970 y también, indudablemente de la idea mcluhaniana de ignorar los usos sociales autoritarios de ambas.

Un año después, aparece la primera edición de La Era de la Información, de Manuel Castells y con ella la formulación teórica más pretenciosa de las conocidas hasta su publicación, preludio de lo que luego sería su obra más conocida La Sociedad Red. Su trabajo representa el ejemplo más acabado de descripción y definición conceptual de la sociedad que asoma entre las estructuras culturales del universo mediático desde una lectura pretendidamente crítica y reflexiva. Para él, la conexión anula la distancia, esto es, la intensidad y frecuencia de la interacción entre dos puntos o posiciones sociales. La idea es que la sociedad son las «redes de información económica en tiempo real». Como concepción global de los procesos sociales y de la multidimensionalidad de la realidad objeto de conocimiento, la idea de red se asocia con los conceptos de complejidad, la noción de sociedades de riesgo, el azar, el caos, la flexibilidad, orden social abierto, interactivo, dinámico, descentralizado, autorregulable, cuya máxima expresión, en el ámbito comunicacional, es internet: la red de redes.

 

4.3. Políticas

 

Durante las dos administraciones de Clinton (1993-2001), la construcción de una Infraestructura Global de Comunicaciones (IGC) se convirtió en una prioridad absoluta, y el mercado la iniciativa privada en la herramienta para alcanzarla. Así, con un lenguaje claramente mesiánico, se dirige a toda la comunidad internacional en la Asamblea General de la UIT, celebrada en Buenos Aires en 1994, donde Albert Gore proclamó:

Nos dirigimos hacia un mundo de redes, compuesto de comunidades electrónicas comerciales y culturales, un mundo que, paradójicamente, reforzará la posición de Estados Unidos como nación entre las naciones, en el preciso momento en que se desagregará el sistema de Estados-Nación.

En Europa, en la misma línea, y en el mismo año de 1994, el Informe Bangemann sostiene la necesidad de llegar a la Sociedad Global de la Información. Al igual que el planteamiento norteamericano, supone la necesidad de una interrelación estrecha entre la tecnología plasmada en las redes y el mercado: «En este sector la inversión privada será la fuerza de dirección (…) El mercado conducirá y decidirá los ganadores y los perdedores. Dado el poder y la capacidad de penetración de las tecnologías, este mercado es global». Sostiene el informe, y subraya, que la primera tarea de los gobiernos es salvaguardar las fuerzas competitivas y asegurar una fuerte y duradera bienvenida política a la Sociedad de la Información. En pocas palabras: «la creación de la Sociedad de la Información debería ser confiada al sector privado y las fuerzas del mercado». Siguiendo al pie de la letra el Informe, se liquida el monopolio público de las telecomunicaciones.

 

4.4. Entrando en el siglo XXI

 

Con la infraestructura tecnológica en manos de grandes corporaciones privadas, una mayoría de la Academia rendida ante las teorías y doctrinas de acompañamiento y sin un foro internacional en el que pudiera reflexionarse seriamente sobre el paso del capitalismo postindustrial al capitalismo informacional, fueron pocos los que pusieron objeciones, pasando por alto que, en el desarrollo de esta sociedad de la información, el pluralismo informativo, el fundamento de la democracia, se había debilitado.

Entre 2003 y 2005 se celebró la Cumbre Mundial Sobre la Sociedad de la Información (CMSI), organizado por la UIT (organización netamente técnica), en la que los conceptos clave de «participación» y «acceso a la información», fueron sustituidos por nociones meramente técnicas como «acceso digital»; el problema del desequilibrio en los recursos pasó a denominarse «brecha digital», pasando a ser el gran nuevo concepto el de «entorno habilitador», entendiendo aquí que el estado de derecho, acompañado por un marco de política y reglamentación propicio, transparente, favorable a la competencia, tecnológicamente neutro, predecible y que refleje las realidades nacionales, es insoslayable para construir una Sociedad de la Información centrada en la persona. Así, el Estado de derecho pasa a tener como única misión corregir los fallos del mercado, mantener una competencia leal, atraer inversiones, intensificar el desarrollo de infraestructuras y aplicaciones de las TIC, y aumentar al máximo los beneficios económicos. Los efectos sociales de las TIC y las prioridades nacionales no cuentan.

 

5. Conclusión

 

Sociedad de la Información como término se acuña para ocultar la asimilación de ésta al poder, acentuando el carácter instrumental de la información como comunicación a través de redes. El paso del capitalismo postindustrial al «informacional» que supone la irrupción de las TIC, está basado en la generación y procesamiento de la información como mercancía simbólica asimilada solamente a «productividad».

 

Referencias

 

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Schiller, H.I. (1983). Critical Research in the Information Age. Journal of Communication, Volume 33, Issue 3, September, Pages 249–257, https://doi.org/10.1111/j.1460-2466.1983.tb02425.x

Toffler, A. (1985 [1980]) La Tercera Ola. Barcelona: Orbis

Touraine, A. (1967). La sociedad postindustrial. Barcelona: Ariel.

Wiener, N. (1998). Cibernética. El control y la comunicación en animales y hombres. Barcelona: Tusquets.

 

11.

Fuente: https://fundcami.org/internet/#group_3004-7

Gráfico 1. ARPANET de 1969 a 1975.

Gráfico 2. ARPANET en 1977.

Fuente:https://fundcami.org/internet/#group_3004-7

Gráfico 3. Otras teorías entre 1968 y 1972.

Fuente: Elaboración propia.

Yoneji Masuda (1968), publica Una introducción a la Sociedad de la Información, donde establece que esta nueva sociedad es el estadio superior de la evolución social, desde la perspectiva de la analogía con la evolución biológica.

Fritz Machlup (1962), publicó The Production and Distribution o/ Knowledge in the United States popularizando su noción de industria del conocimiento, donde éste está indisociablemente unido a información: «una sociedad de la información es aquella en la que la información y el conocimiento tienen un lugar privilegiado en la sociedad y en la cultura. De esto se desprende que la creación, distribución y manipulación de la información forman parte estructural de las actividades culturales y económicas».

• Los economistas, de la Universidad de Stanford, acuñan el término industria de la información. El nuevo concepto lo abarca todo: informática (aparatos y programas), cine, medios de comunicación de masas y, sobre todo, el adiestramiento, la investigación, la financiación y la y la gestión.

Lester R. Brown (1972) pública World Without Borders, una contribución académica desde la ciencia política, donde sostiene que un sistema global de comunicaciones: es en sí mismo y por sí mismo un triunfo considerable en el ámbito de las relaciones internacionales.

Peter Drucker (1972), también economista, publcó El Advenimiento de la Sociedad postcapitalista, donde afirmaba: «las tecnologías de la información y la comunicación están transformando radicalmente las economías, los mercados y la estructura de la industria, los productos y servicios, los puestos de trabajo y los mercados laborales». Si, según Machlup, en los Estados Unidos en 1962 la contribución de este sector al PIB era del 29%, en 1970 Drucker lo fijaba en el 50%.

Nivel

Intergubernamental

Nivel

Gubernamental

Nivel

No Gubernamental

Organización de las Naciones Unidas (ONU):

• Declaración de la Asamblea General sobre el NOEI (1974).

• Informe Dag Hammarskjöld (1975).

UNESCO:

• Cambio a un paradigma teórico crítico (1969).

• El MPNA introduce el tema del «equilibrio» en el flujo de noticias.

Nuevo concepto: Políticas Nacionales de Comunicación (1976)

• Se aprueba la Declaración sobre el «consentimiento previo» en el tema de los satélites (1974).

• NOII es un componente indisociable del NOEI.

Movimiento de Países No Alienados (MPNA)

• Aprueba una declaración en favor de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), en Argel (1973).

Ligado al NOEI proclama la necesidad de un Nuevo Orden Internacional de la Información (NOII), en sucesivas reuniones y simposios: Túnez (1973), Nueva Delhi y Colombo (1976).

Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE).

• En Helsinki (1976) critica la imposición de la hegemonía USA en el sistema mundial de información.

Centro Internacional para el desarrollo (CID).

Simposii de Niza (1975).

Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales (ILET).

Seminario sobre el papel de la infromación en el nuevo orden.

Gráfico 4. Cuestionamientos en tres niveles del orden informativo imperante entre 1969 y 1976.

Fuente: Elaboración propia.

Gráfico 5. El Sistema Mundial de Información en 1976.

Fuente: Elaboración propia.

El Sistema

Internacional

de Información

en 1976

1ª) La diferencia de

recursos entre el centro y

la periferia del sistema es muy grande.

2ª) El número de «países fuente», o países emisores, de la información internacional es muy pequeño.

3ª) Los flujos de información son unidireccionales. Fluyen del Norte al Sur. Los flujos de retorno son mínimos.

• Un mundo informativamente opulento (el centro del sistema) y un mundo informativamente muy pobre (la periferia).

• Los programas de cooperación para el desarrollo tecnológico de los países en desarrollo han servido para crear a hacer más fuertes las relaciones de dependencia de la periferia con respecto al centro.

• Dentro de ellos podía observarse un nivel de concentración de la propiedad muy alto cuya expresión son los primeros conglomerados transnacionales de la información.

• Las agencias internacionales del Norte han construido un oligopolio de facto.

• La TV «circula en un solo sentido». Los medios del Norte se han transferido al Sur. (Modelos: USA, BBC, ORTF). El modelo que lleva ventaja es el norteamericano.

• La industria del cine made in USA, se ha desarrollado mundialmente sin competencia.

Gráfico 6. Despliegue de Arpanet en 1981.

Fuente: https://fundcami.org/internet/#group_3004-7

Continente

Electrónica profesional

Equipos para satélites

Antenas, cable, fibra

Alimentadores de bancos de datos

TRW

ATT

GTE

Redes de valor agregado

teleinformática

IBM

BURROUGHS

Time sharing

Radios, televisores

Computadoras

Videodiscos

Magnetscopios

TYMSHARE

Terminales

inteligentes

Teletex

Videotex

ABS

CBS

NBC

QUBE

Equipos

lógicos e-mail

Directorio electrónico

Productos

Productores

de bancos de datos

ADP

Asesoría

económica y financiera

Programas

Nuevos medios

GRUPOS

EDITORIALES

DUN &

BRADSTREET

AMERICAN

EXPRESS

WARNER

Contenido

Gráfico 7. Movimientos de las grandes corporaciones desde 1980.

Fuente: Elaboración propia.

Redes satélites

Servicios

Agencias de prensa

Gráfico 8. El SMI 1980-1990.

El SMI entre 1980 y 1990

Flujos

Recursos

Propiedad

• Se mantienen los desequilibrios en cuanto a disposición de recursos en los medios tradicionales.

• En las nuevas TICs, la brecha es todavía mayor.

• El Sistema presenta ahora un perfil mucho más concentrado en lo que a la propiedad se refiere. Aparecen las primeras megaempresas.

• Se registran movimientos continuos de absorción de empresas en el ámbito de las nuevas tecnologías y servicios de la información, y de estas con las empresas de medios

• En lo que al cine y la TV se refiere, EE.UU. Marca nuevas diferencias con el resto de la naciones del mundo.

• El flujo de datos transfronteras favorece sobre todo, a los EE.UU.

Fuente: Elaboración propia.

estados unidos

Recuperación

de información

Datos brutos

Tecnología y

productos

informáticos

flujo predominante de datos brutos a procesar

flujo predominante de tecnologías y productos informáticos

tercer mundo

resto del primer mundo

Tecnología y

productos

informáticos

Recuperación

de información

Datos brutos

Gráfico 9. Flujo internacional de datos en 1983.

Fuente: Schiller (1983).

Gráfico 10. Internet 1993.