Comunicación, campo(s), teorías y problemas. Una perspectiva internacional

 

 

Título del Capítulo «Presentación»

Autoría: Eduardo Vizer; Carlos Vidales

Cómo citar este Capítulo: Vizer, E. (2016): Vizer, E.; Vidales, C. (2016): «Presentación». En Vizer, E.; Vidales, C., Comunicación, campo(s), teorías y problemas. Una perspectiva internacional. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones.

ISBN: 978-84-15544-57-9

d.o.i.: https://doi.org/10.52495/pre.emcs.17.ei13

 

 

 

Presentación

 

 

 

En el año 2014 el Departamento de Estudios de la Comunicación Social de la Universidad de Guadalajara en México organizó el XVIII Seminario Internacional Comunicación y Sociedad en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, una de las ferias más importantes de su tipo en el mundo. En esa ocasión el tema central del seminario fue «La comunicación al centro: opinión, teoría y campo académico», tema que buscaba interconectar tres tipos de discursos, el teórico-científico, el periodístico y el académico, por considerar que eran tres estrategias de vinculación de los ciudadanos desde lo comunicativo, los medios y los dispositivos tecnológicos. A decir de su coordinador general, Guillermo Orozco, eran también tres maneras contemporáneas de pensar y abordar el campo académico de la comunicación en México y América Latina y de derivar ofertas concretas para desarrollar investigación, de aquí que se preguntara, ¿qué tiene cada una de estas lógicas discursivas que ofrecer al intercambio social y académico contemporáneo? ¿Por qué o para qué repensar el campo de la comunicación y su objeto o la teoría prospectiva para su investigación en el futuro? Estas preguntas guiaron la discusión, la cual se organizó alrededor de dos paneles temáticos, uno centrado en el «Campo, teoría e investigación de la comunicación en México y en América Latina» y uno más centrado en el tema de los «Medios, falacias y argumentos». El primer panel estuvo coordinador por Carlos Vidales y este libro es parte de esa historia.

El panel se proponía como un espacio de discusión y análisis sobre el estado actual del campo de la comunicación en lo que a la teoría y la investigación se refiere, al poner especial énfasis en la importancia que ambas dimensiones han tenido en la emergencia e institucionalización del campo de la comunicación en México y en América Latina, por lo que se buscaba recuperar algunos de los debates más importantes que se habían dado en el campo de la comunicación vinculados a la identidad académica e institucional, a los objetos de estudio, a los procesos regionales y globales de institucionalización del campo, a los procesos de investigación, a la enseñanza y profesionalización del campo, así como a los recuentos históricos que sobre esto se han construido.

Pero, ¿por qué y para qué re-pensar al campo de la comunicación, su objeto de estudio y su estado actual? ¿Cuál es el escenario prospectivo de la teoría y la investigación en el campo de la comunicación? ¿Cómo se vinculan estas discusiones con la agenda internacional de investigación de la comunicación? Estas son algunas de las preguntas que guiaron la discusión en el panel, el cual buscaba recuperar un viejo debate sobre el campo de la comunicación para ponerlo en prospectiva, entrada la segunda década del siglo XXI. En su momento, en esta discusión participaron Raúl Fuentes Navarro, Glenn Postolski, Eduardo Vizer y Carlos Vidales, pero las temáticas rápidamente mostraron la necesidad de ampliarse a otras regiones, otras historias, otras agendas, otros contextos y otros enfoques. Nace así la necesidad de expandir esta primera reflexión hacia horizontes internacionales de discusión académica, con lo que nace también la idea de Eduardo Vizer y Carlos Vidales de convocar a la comunidad académica internacional a un diálogo sobre estas problemáticas.

Desde su emergencia como campo académico, las ciencias de la comunicación han tenido grandes problemas para definir qué es la comunicación, cuáles son sus límites y qué es lo que describe en los contextos físicos, naturales, humanos y tecnológicos. En consecuencia, las teorías de la comunicación se han movido desde las perspectivas teóricas centradas en el entendimiento de la comunicación como un fenómeno natural, físico, químico o biológico, hasta teorías mucho más restrictivas y particulares que entienden a la comunicación como un proceso propiamente humano fundamentado en el lenguaje y los procesos sociales de producción de sentido. Sin embargo, la comunicación es un concepto que no puede ser reducido al campo académico que institucionalmente reconocemos como «Ciencias de la Comunicación», específicamente porque la comunicación es un concepto genérico usado para describir diferentes cosas en diferentes campos. En este sentido, a pesar del claro interés que tanto la perspectiva general como la perspectiva particular tienen en la comunicación, es posible identificar que de hecho, ambas están explicando fenómenos diferentes. En el primer caso, la idea de la comunicación se encuentra fundamentada en la propuesta matemática de Claude Shannon vinculada al intercambio de información entre un emisor y un receptor (señales), mientras que en el segundo caso la comunicación se encuentra directamente relacionada con el proceso humano de la significación y la producción de sentido (signos). Como resultado, la comunicación ha sido definida como un proceso, como una condición social y natural, como un campo académico, como un punto de vista y, en las posiciones más extremas, como un marco transdisciplinario, todas ellas conceptualizaciones que han incrementado el problema teórico que impide definir con claridad qué es la comunicación o cuál es su objeto (u objetos) central(es) de estudio.

La diversidad conceptual resultante de esta multiplicidad de abordajes y miradas ha generado una confusión no resuelta entre campos de estudio, objetos de análisis, metodologías y definiciones que hacen complicado delimitar una especificidad conceptual mínima, sin embargo, ésta es indispensable para la elaboración de un andamiaje intelectual capaz de promover una práctica de construcción de conocimiento con cierto grado de ‘normalización’, y con rasgos de especificidad que permitan su reconocimiento como ciencia de la comunicación. Entendemos que no todas las ciencias puedan o deban acceder a una ‘normalización’ en el sentido presentado por Popper para una ‘ciencia normal’. Pero, de hecho, la historia de las ciencias nos muestra que la construcción de un campo de conocimiento científico requiere de ciertas ‘reglas’ y/o convenciones asumidas implícitamente entre una comunidad de personas interesadas en desarrollar una serie de cuestiones-problemas compartidos o bien coincidentes. Este no ha sido el caso en la historia aún breve de la comunicación, y es un punto sobre el que llamaba la atención Robert T. Craig en su emblemático artículo sobre las teorías de la comunicación como campo a finales de los años noventa, en el que sostenía que los teóricos de la comunicación aparentemente no estaban ni en acuerdo ni en desacuerdo sobre nada, dado que no había un canon sobre teoría general al que todos se refirieran, como tampoco había metas comunes que los unieran ni polémicas que los separaran. En sentido general, simplemente se ignoraban unos a otros. El punto es que esta situación no ha cambiado sustancialmente desde entonces.

Sin embargo, en el caso de la comunicación, la multiplicidad de cuestiones y problemas abordados, seguramente, ha sido mayor a cualquier otra ciencia. Podemos brevemente señalar algunas de las características que presentan las ciencias a lo largo de su genealogía: a) un acuerdo mínimo sobre un ámbito de hechos y procesos (que pueden o no llegar a delimitarse de forma empírica), b) sobre temas-problemas-procesos abordados y analizados en sus especificidades compartidas así como sus divergencias, c) sobre ciertos procedimientos de abordaje y elaboración conceptual de temas respecto a los puntos anteriores, d) coincidencia en la exploración y apertura de líneas de investigación que abordan la elaboración y el gradual refinamiento conceptual (teoría); su ‘productividad’ con relación a un campo de hechos-procesos, su congruencia lógica y sus alcances analíticos (ya sea en tanto comprensión o explicación sobre temas, problemas, hechos o cuestiones) y, por último, e) la historia de las ciencias nos muestra que indefectiblemente es a través de conflictos y oposiciones teóricas y epistemológicas que se producen bifurcaciones conceptuales profundas, dando lugar al surgimiento de líneas de investigación múltiples, a veces convergentes y otras divergentes. Finalmente, tiende a configurarse un desarrollo creciente de subdisciplinas, las que a su vez reconstruyen nuevos conjuntos de objetos de estudio, produciendo a lo largo de ese conflicto la emergencia de un proceso similar al que Bourdieu denominó campo intelectual.

Las «ciencias de la comunicación» parecen haber reflexionado bastante, pero sin avanzar lo suficiente respecto al primer punto (un acuerdo mínimo sobre un ámbito compartido de hechos y procesos). Otro tanto respecto al segundo punto (temas y especificidades compartidas y divergentes), y prácticamente saltearon una visión integral sobre los dos siguientes puntos (c y d), a no ser sobre ciertos conjuntos de temas y cuestiones focales y limitadas (estudios sobre los medios, la comunicación interpersonal, los ‘efectos’, etc.). Creemos que la historia institucional y las demandas de diversos ‘mercados’ de la comunicación han promovido la creación de un campo de prácticas sociales más que propiamente un ‘campo intelectual’. Ha predominado el desarrollo de teorías estrechamente asociadas a esas demandas, aunque no siempre explicitadas como tales, y otras de alto vuelo teórico pero de insuficiente productividad científica.

La breve historia de la comunicación se caracteriza por desarrollarse a través de bastante reflexión y trabajo investigativo empírico, con lo que ha logrado la emergencia de un campo fuerte en lo institucional aunque intelectualmente fragmentario y sin la solidez demostrada por otras ciencias. En otras palabras, se tiende a construir objetos de estudio poco integrados (punto e) que no pueden llegar a ser considerados subdisciplinas, ni un campo intelectual per se, sino un conjunto de prácticas de investigación legitimadas en un orden institucional. Y las teorías de la comunicación, que sustentarían una legitimidad teórica y epistemológica creciente a un campo intelectual de la comunicación y la información, parecen haber seguido una (meta)historia ondular, a veces asociadas a prácticas investigativas empíricas, y otras veces con tendencia hacia la autoreferencia.

En este punto el papel de la historia es clave para entender mucho del estado actual del campo y, sobre todo, para trazar nuevos programas y agendas de investigación para el futuro. El asunto es que las narrativas históricas que se han producido en los estudios de la comunicación han generado un efecto de «continuidad» en su propia reconstrucción, una continuidad que tiende a poner detrás de sí la posibilidad de pensar en rupturas, discontinuidades o emergencias, lo que ha producido la ilusión de un origen, un desarrollo y un estado actual. Se ha construido una narratividad sobre nuestro origen académico, disciplinar, social, institucional y científico en el que se confirma la unidad en la diversidad, en el que se repiten sistemáticamente las teorías que supuestamente están en la base de nuestra emergencia como campo académico, en el que se legitiman una y otra vez los mitos fundacionales, como es el caso de los «padres fundadores» que propusiera décadas atrás Wilbur Schramm, al tiempo que se hace evidente una separación cada vez más delicada entre la comunicación que se enseña, la comunicación que se estudia y la comunicación que se vive.

La propuesta es, por tanto, revisar nuevamente nuestra historia intelectual y de las teorías de la comunicación con la esperanza no sólo de incrementar nuestra visión sobre qué es lo que la historia de la comunicación podría ayudarnos a clarificar, sino también añadiendo reconocimiento de cómo es que a través de estos recuentos emergen otras perspectivas teóricas, otros escenarios institucionales, otros objetos de conocimiento y, en cierto sentido, otra historia de la comunicación. El problema es que en la narración histórica no se tiende a registrar lo más significativo, sino lo que cumple con una función específica en un momento determinado. Los registros son en cierto sentido narraciones históricas y está en la naturaleza de estas narraciones nunca ser exhaustivas, de ahí que la reconstrucción de un evento nunca sea completa, que la narración nunca esté terminada y siempre quede algo más que decir. Ese «algo más» es entonces el foco de este libro, dado que consideramos que el pasado, al igual que el presente y el futuro, es contingente. Al reconstruir la historia, uno se enfrenta al problema de no saber cuál será la evidencia crucial mientras se desarrollan los eventos, dado que la evidencia únicamente será evidencia post facto (lo que es irrelevante ahora quizá será muy valioso en el futuro), pero al menos habrá un enorme trabajo realizado al respecto que vale la pena recuperar en una clave internacional.

Mirar al pasado, mirar al presente y apuntar al futuro son tareas complejas, pero necesarias e inaplazables. Requerimos nuevas narrativas que nos permitan observar esas otras historias, esos otros caminos y esas otras alternativas conceptuales, institucionales y sociales para pensar sobre y desde la comunicación el mundo en sus diferentes aspectos. Y, en cierto sentido, el presente libro, Comunicación, Campo(s), Teorías y Problemas. Una Perspectiva Internacional, es un intento por hacer visibles esas otras alternativas conceptuales, esos otros recuentos históricos y esas otras agendas de investigación que dan muestra de un campo de la comunicación diferente, no mejor, sino diferente, de ahí que contenga a algunos de los teóricos de la comunicación más representativos a nivel internacional en la actualidad y sus propias agendas, preocupaciones y aportes a una discusión que día a día crece, se fortalece y se expande hacia nuevos horizontes. Así, se expande tanto la mirada comunicativa como la construcción y reflexión conceptual.

Consideramos entonces, que todo este esfuerzo es necesario y urgente porque en este escenario contemporáneo se ha hecho cada vez más complicado saber con precisión qué es lo que la comunicación describe y, sobre todo, qué es lo que quiere decir hacer investigación de la comunicación. ¿A la investigación en comunicación la define el enfoque teórico, el objeto de observación o la adscripción institucional del investigador? Sin la definición de un objeto central de estudio, resulta muy complicado saber qué significa entonces investigar la comunicación o investigar desde la comunicación, dado que históricamente esto ha significado, casi desde la emergencia misma del campo a mediados del siglo pasado, el estudio de los medios de comunicación de masas, lo que no asegura ni un objeto ni una mirada propiamente comunicativa. Pero el problema de la teoría de la comunicación es mucho más complejo, por lo que requiere otro orden de observación, una meta mirada que permita por lo menos clarificar las líneas del debate contemporáneo. En un sentido muy amplio, es posible reconocer en el debate internacional sobre las teorías de la comunicación y el campo académico cuatro grandes temas que se han desarrollado: a) la historia del campo de la comunicación y su institucionalización, b) la historia de las teorías de la comunicación y su posible organización, c) las propuestas de una ciencia general de la comunicación o comunicología y, d) el campo de las teorías de la comunicación (meta-historia, meta-teoría).

Dentro de cada uno de estos grandes temas de discusión se organizan una gran cantidad de debates, autores y trabajos que, desde distintos contextos geográficos, institucionales y académicos, han abordado históricamente el tema de la construcción conceptual de la comunicación. Por lo tanto, el presente libro tiene la intención de mostrar un panorama contemporáneo e internacional de algunos de esos debates y plantear, así, una mirada actual del estudio de la comunicación más allá de lo que sucede dentro del propio campo. Por lo tanto, el libro se propone como un espacio de discusión y análisis sobre el estado actual del campo de la comunicación en lo que a la teoría y la investigación se refiere, poniendo especial énfasis en la importancia que ambas dimensiones han tenido en la emergencia e institucionalización del campo de la comunicación a nivel internacional. Se busca recuperar algunos de los debates más importantes que se han dado en el campo de la comunicación vinculados a la identidad académica e institucional, a los objetos de estudio, a los procesos regionales y globales de institucionalización del campo, a los procesos de investigación, a la enseñanza y profesionalización del campo, a las propuestas de organización conceptual así como a los recuentos históricos que sobre esto se han construido. De igual forma, también se pone un fuerte énfasis en las propuestas teóricas y epistemológicas de construcción y organización del universo conceptual de la comunicación, forzando a reconocer nuevos objetos y miradas desde la ciencia contemporánea, y muy especialmente sobre la naturaleza y las implicancias del surgimiento explosivo de las (ya no tan «nuevas») Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), las que multiplican, fraccionan y al mismo tiempo enriquecen la cultura y la sociedad por medio del ejercicio de nuevas prácticas, exigiendo una reelaboración profunda de las teorías de la comunicación bajo el influjo de los procesos de mediatización social. Pero, ¿por qué y para qué re-pensar al campo de la comunicación, su objeto de estudio y su estado actual? ¿Cuál es el escenario prospectivo de la teoría y la investigación en el campo de la comunicación a nivel internacional? ¿Cómo se vinculan estas discusiones con la agenda internacional de investigación de la comunicación? Frente a estas interrogantes es que planteamos este libro, un espacio y una oportunidad para bosquejar un estado actual del estudio de la comunicación a nivel internacional desde una perspectiva epistemológica.

 

 

Eduardo Vizer

Carlos Vidales