MAPCOM

Quince años de investigación sobre Comunicación en universidades españolas.
Fifteen years of research into Communication in Spanish universities (2023)

 

 

 

Título del Capítulo: «Los Grupos de Investigación en Comunicación. Un balance crítico»

Autoría: Marta Redondo-García; Alejandro Barranquero-Carretero; Carmen Caffarel-Serra

Cómo citar este Capítulo: Redondo-García, M.; Barranquero-Carretero, A.; Caffarel-Serra, C. (2023): «Los Grupos de Investigación en Comunicación. Un balance crítico». En Caffarel, C.; Lozano, C.; Gaitán, J.A.; Piñuel, J.L. (eds.), MAPCOM. Quince años de investigación sobre Comunicación en universidades españolas. Fifteen years of research into Communication in Spanish universities. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones.

ISBN:978-84-17600-82-2

d.o.i.: https://doi.org/10.52495/c9.emcs.20.mic8

 

 

 

 

9. Los Grupos de Investigación en Comunicación. Un balance crítico

 

Marta Redondo García

 

Universidad de Valladolid

 

Alejandro Barranquero Carretero

 

Universidad Carlos III de Madrid

 

María Nieves Corral Rey

 

Universidad de Sevilla

 

Carmen Caffarel-Serra

 

Universidad Rey Juan Carlos

 

9.1. Introducción

 

Al tiempo que se consolidaban las Facultades y los estudios de grado y postgrado, la investigación de la Comunicación en España ha ido mejorando sus índices de producción y visibilidad en los circuitos internacionales. Recientemente, la multiplicación de trabajos de revisión teórica y metodológica ha permitido vislumbrar las fortalezas y debilidades de la comunidad científica, así como la estructura de temas, enfoques y métodos que dominan (Caffarel; Ortega; Gaitán, 2018; Martínez-Nicolás; Saperas-Lapiedra, 2016). No obstante, y a pesar de los avances en este proceso de autoconocimiento, han sido escasos los trabajos dedicados a describir e interpretar el papel de los grupos de investigación como estructuras que enmarcan la ciencia, impulsan proyectos científicos y determinan las agendas investigadoras de universidades y campos del conocimiento. Tampoco son habituales los análisis sobre la fisonomía y procedencia de sus miembros, o acerca de sus dimensiones organizativas tales como dinámicas de trabajo o toma de decisiones.

Conocer cómo se organizan y cuáles son los perfiles de quiénes componen estos grupos resulta un indicador clave para desentrañar el propio estado de la investigación de una comunidad científica o una disciplina. En el contexto español, los primeros análisis han revelado que su papel no parece ser tan sustancial como el que cabría esperar en cuanto a la propuesta y lanzamiento de proyectos y líneas de investigación (Gómez-Escalonilla; Caffarel, 2022). Tampoco parece que estos grupos tengan demasiada relación con la actividad docente de las universidades a las que se adscriben (Torres; Ramahí, 2013), si bien sus intereses y líneas de investigación se evidencian prolíficas y heterogéneas (Tur-Viñes; Núñez-Gómez, 2018). Otra asignatura pendiente es, paradójicamente, su proyección y divulgación científica. En esta línea, estudios recientes han revelado la escasa sistematización y actualización del conocimiento que difunden en sus páginas web, que, junto a las redes sociales, son hoy las principales herramientas de divulgación del conocimiento científico (Claes; Barranquero; Rodríguez-Gómez, 2021).

Los grupos de investigación en Comunicación se suelen componer de una suma un tanto heterogénea de miembros que, pese a su diversidad, comparten alguna preocupación específica (Gómez-Escalonilla; Caffarel, 2022). Esta pluralidad de intereses fomenta la complementariedad de perfiles y un escenario rico en problemáticas de investigación, entre las que destaca un amplio volumen de grupos de Comunicación Audiovisual y Publicidad (Tur-Viñes; Núñez-Gómez, 2018). No obstante, los primeros estudios destacan que existen líneas de trabajo sobreexplotadas, a la vez que se detectan importantes vacíos de investigación (Torres; Ramahí, 2013). Por otra parte, la ley vigente no los coloca al mismo nivel que Departamentos e Institutos Universitarios (Gómez-Escalonilla; Caffarel, 2022), y así se percibe que los grupos de investigación no han alcanzado aún una posición relevante ni en la definición de agendas científicas ni como estructuras financiadas, con autonomía y relevancia institucional en el seno de las universidades.

El presente trabajo intenta fortalecer la línea de conocimiento incipiente que han asentado los primeros estudios realizados en el campo español de la Comunicación (Claes; Barranquero; Rodríguez-Gómez, 2021; Gómez-Escalonilla; Caffarel, 2022; Izquierdo; Moreno; Izquierdo, 2008; Torres; Ramahí, 2012; Tur-Viñes; Núñez-Gómez, 2018). En esta ocasión, nos interesa profundizar, en cuatro características básicas de estos grupos: (1) su adscripción a sus universidades; (2) el número, género y procedencia (estatal o internacional) de sus miembros; (3) qué investigan (líneas de investigación), y (4) su grado de implicación en la obtención de proyectos I+D estatales o europeos.

Esta investigación se enmarca y parte de los datos censados en el proyecto I+D «Mapas de la productividad investigadora de la última década (2007-2018) en las Facultades universitarias españolas con titulaciones en Comunicación (MapCcom)» (ref. PGC2018-093358-B-100), liderado por José Luis Piñuel Raigada y Juan Antonio Gaitán Moya en su primera fase, y por Carmen Caffarel Serra y Carlos H. Lozano Ascencio en su segunda. Metodológicamente, los resultados derivan de un análisis de contenido de un censo propio y completo de los grupos de investigación de la Comunicación en España, cuyo mapa interactivo se encuentra recogido en el sitio web del proyecto MapCom (https://mapcom.es/includes/mapas/grupos_investigacion/). Por otra parte, para conocer de primera mano sus fortalezas y debilidades, el proyecto acogió dos encuentros, el primero en 2019 (https://bit.ly/3fkj2S1) y el segundo en 2021, este último organizado junto con la Asociación Española de Investigación de la Comunicación (AE-IC) (https://bit.ly/3dMno3W) a partir de un llamamiento a todos los grupos censados en las universidades españolas. Para este trabajo se ha procedido a la transcripción completa de la información recogida en los dos foros y a su posterior análisis. Esto permite complementar los datos cuantitativos con los discursos que manejan los miembros de los grupos acerca de la importancia que tienen estas estructuras en el seno de sus Universidades y en los sistemas de evaluación.

 

9.2. Marco teórico y contextual

 

Distintos trabajos apuntan a que la investigación y el desarrollo tecnológico están estrechamente ligados al fomento de ambientes adecuados para el estudio y la cooperación entre pares. En esta línea, los grupos de investigación se pueden definir como unidades científicas que comparten recursos para desarrollar actividades y proyectos conjuntos de investigación aprovechando los distintos perfiles de sus miembros. En el campo comunicacional en España, los grupos pueden ser categorizados como colectivos de científicos que comparten recursos materiales y simbólicos con el objeto de desarrollar investigaciones en torno a los campos que ordenan la disciplina en España: periodismo, comunicación audiovisual y publicidad (Tur-Viñes; Núñez-Gómez, 2018).

Los grupos de investigación no son entes autónomos en el ámbito académico, sino que dependen del sistema universitario de un país. Suelen estar integrados en organismos como facultades, centros de investigación, departamentos, vicerrectorados de investigación o incluso agencias de evaluación autonómicas (Gaviria; Mejía; Henao, 2007). Estudios clásicos como los de Moreland (1987) han ayudado a identificar los tres tipos básicos de integración a los que ayudan este tipo de organizaciones: (1) ambiental, o relaciones con estructuras académicas, sociales, políticas y económicas del entorno; creación de redes con otros grupos; etc. (2) compartimental, relaciones que implican que los miembros del grupo son codependientes a la hora de trabajar en sus objetivos y metas; y (3) afectiva, por cuanto los grupos favorecen interacciones estables entre los miembros y ambientes de trabajo cooperativo, en los que se adecúan los recursos —personales, técnicos, etc.— para construir proyectos de investigación a largo plazo.

Con el objeto de asentar su integración y sostenibilidad, la pervivencia de un grupo suele estar ligada al diseño de un plan estratégico a medio o largo plazo que permita demostrar la producción de resultados derivados de sus proyectos I+D y de otras actividades de investigación y transferencia tecnológica (Colciencias, 2002). En este sentido, es necesario que dicho plan integre protocolos de comunicación tanto para fomentar mecanismos de colaboración entre sus miembros (Sancho-Lozano et al., 2006) como para lograr un mayor y mejor nivel de divulgación de su producción científica (Claes; Barranquero; Rodríguez-Gómez, 2021) a fin de compartir saberes, generar redes de contacto y colaboración con otros grupos; y estimular debates en torno a determinadas problemáticas (Reeve; Partridge, 2017; Roig-Vila; Mondéjar; Lorenzo-Lledó, 2016).

Los grupos de investigación suelen ser homogéneos en sus intereses, puesto que se agrupan en torno a temáticas, perspectivas y hojas de ruta compartidas, si bien son heterogéneos en su composición, si tenemos en cuenta que la complementariedad de perfiles deriva de integrar personas de distintas edades, géneros, procedencias o rangos académicos. No obstante, nuestro ámbito tiene una clara vocación interdisciplinar, lo que provoca la articulación de un campo en exceso disperso en sus temáticas y preocupaciones (Tur-Viñes; Núñez-Gómez, 2018). Asimismo, y pese a que muchas entidades suelen tener carácter interuniversitario, cada universidad fomenta y da cobijo a un cierto número de grupos, que suelen estar dirigidos por un único investigador principal y, a su vez, coordinados desde un único lugar, más allá de que sus miembros procedan de diferentes latitudes y centros (Claes; Barranquero; Rodríguez-Gómez, 2021).

Los grupos de investigación se distribuyen en diversas áreas científico-técnicas. En el campo de la Comunicación suelen aparecer vinculados a las abreviaturas de Ciencias sociales, económicas y jurídicas (SEJ) y Humanidades y creación artística (HUM), lo que no suele ocurrir en áreas técnicas más claramente definidas, como las Ciencias de la Salud y las experimentales. Este aspecto también incide en la imprecisión y el desorden de la investigación en Comunicación en nuestro país, puesto que estos suelen aglutinar diversos temas de estudio, a veces colindantes con ambas ramas. Este rasgo contribuye a la conformación de un ámbito dinámico y diverso, pero a su vez dificulta ciertos aspectos de su desarrollo científico. De hecho, esto conecta con una preocupación histórica en la que los «investigadores en comunicación reclaman espacios para el desarrollo de su trabajo y solicitan a las autoridades académicas y a las instituciones encargadas del fomento de la investigación que doten a los grupos de mayor presencia institucional» (Caffarel; Gaitán; Lozano; Piñuel, 2018).

En relación con lo anterior, la metainvestigación sobre estas cuestiones ha de tomar en cuenta tanto el mapa de los intereses de la investigación como el de los espacios en los que estos grupos desarrollan su trabajo, en especial si consideramos que estas estructuras resultan centrales de cara a la evaluación externa de las universidades por parte de organismos como la ANECA (Gómez-Escalonilla; Caffarel Serra, 2022). En este sentido, investigaciones recientes demuestran un incremento sustancial de la publicación de artículos en coautoría y generados por proyectos de investigación financiados, lo que podría estar relacionado tanto con el «efecto ANECA» como con la propia estabilización de los grupos de investigación en algunas universidades (Martínez Nicolás; Martínez Fernández, 2018).

 

9.3. Rasgos, actividad y prospectiva de los grupos de investigación

 

Una de las unidades que el equipo del proyecto MapCom estudió en profundidad tuvo que ver con el desarrollo científico de estos grupos de investigación en España durante el período comprendido entre 2007 y 2018 y cuyo resultado se ubica en el mapa de grupos accesible desde sitio web del proyecto de MapCom (https://mapcom.es/). Dicho mapa, con todas sus variables, presenta un funcionamiento bastante sencillo e intuitivo y permite la interacción de los/as usuarios/as.

A la hora de analizar sus características, algunos de los criterios tomados como referencia fueron: su Comunidad Autónoma de procedencia, la adscripción institucional, la estructura (número de miembros y género), las líneas de investigación, la financiación para proyectos de investigación autonómicos, nacionales o europeos de los cuales se han beneficiado, y las publicaciones generadas por el grupo. En concreto, para el análisis de su adscripción se emplearon los criterios de: Departamento, Facultad, Instituto o Vicerrectorado. El resultado nos ofrece la cifra de 213 grupos que proceden de 45 universidades españolas (incluidas tanto las de titularidad pública como privada) y cuyos objetos de investigación pueden asociarse con la Comunicación como disciplina de estudio.

Por Comunidades Autónomas, es la de Madrid la que cuenta con una mayor cantidad de grupos (64). La menor cantidad se encuentra en las comunidades de Extremadura (1) y Canarias (1). En la Tabla 1 podemos ver un listado de aquellas universidades que cuentan con un mayor número de grupos de investigación en esta disciplina. Si bien hay que entender que el número total por Universidad se explica por la fecha de creación de las Facultades de Comunicación en España y por la demografía de sus territorios (Gómez-Escalonilla; Caffarel Serra, 2022). En este sentido, según su antigüedad, es la Universidad Complutense de Madrid (Fundada por Fernando VII de España en 1822) la que cuenta con mayor número (37) y aquellas que se fundaron a partir de los años 90 cuentan con un número más reducido, como son la Universidad Ramón Llull (1990), la Universidad Pompeu Fabra (1990), la Universidad CEU San Pablo (1993) y la Universidad Rey Juan Carlos (1996).

Tabla1. Ranking de Universidades con mayor número de grupos de investigación.

Posición

Universidad

Nº de grupos

1

U. Complutense de Madrid

37

2

U. Autónoma de Barcelona

16

3

U. de Sevilla

11

4

U. CEU Cardenal Herrera Oria

10

5

U. de Alicante

U. de Granada

U. de Murcia

U. del País Vasco / EHU

U. Francisco de Vitoria

7

6

U. CEU San Pablo

U. Pompeu Fabra

U. Ramón Llull

U. Rey Juan Carlos

6

Fuente: Gómez-Escalonilla y Caffarel Serra (2022) en base a datos de MapCom.

 

Este dato es relevante porque la antigüedad conlleva mayor número de profesores y alumnos, también a un mayor número de grupos consolidados y a una mayor producción científica. También es cierto que «el carácter emergente o consolidado de los grupos es un dato afectado por la distinta consideración de cada comunidad autónoma, pues se trata de una competencia transferida» (Tur-Viñes; Núñez-Gómez, 2018: 189). Además de estos criterios de diferencia por regiones, los propios estatutos de las universidades españolas pueden variar y recoger diferentes obligaciones para los grupos «a la vez que desarrollan de forma más pormenorizada sus cometidos, como ha de ser su formalización respecto al número de profesores» (Gómez-Escalonilla; Caffarel Serra, 2022: 2).

El análisis del tamaño de los grupos (Tabla 2) indica que la categoría más numerosa es la de más de 15 integrantes, seguida de la que comprende entre 9 y 12 miembros y entre 12 y 15. En menor medida suelen contener hasta 3 y hasta 6 miembros. Es necesario poner en valor que un total de 45 grupos han aportado su esfuerzo para mantenerse vivos con unos recursos humanos reducidos y una escasa financiación pública. También es característica la adscripción al departamento o a la facultad de origen de sus miembros, existiendo una limitación para el número de integrantes externos. Asimismo, resulta curioso encontrar la opción NP/NC por parte de 5 grupos, pues indicar el número de integrantes es un dato objetivo que no da cabida a opiniones ni juicios de valor.

Tabla 2. Número de integrantes en los Grupos.

Integrantes

Grupos

Hasta 3

14

Hasta 6

31

Hasta 9

45

Hasta 12

46

Hasta 15

25

Más de 15

47

NP/NC

5

Fuente: Elaboración propia.

 

Sin embargo, respecto al género de sus integrantes, es necesario mencionar que la paridad se encuentra en el 36% (76) del total de los grupos. Esto se puede deber a que la carrera académica de las mujeres sigue un itinerario en el cual representan una mayoría al comienzo de los estudios universitarios, una casi equiparación con los hombres cuando alcanzan el grado de doctor, pero un notable declive para el acceso al nivel de cátedra (Caffarel et al., 2017). Esta cifra es bastante inferior a la recomendada por el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea, que defiende la igualdad de género en la investigación (Horizonte 2020, Gómez-Escalonilla; Caffarel Serra, 2022). Así, se puede observar la relación entre el número de hombres y de mujeres que constituyen los grupos según el género de su responsable o la persona en quien recae la dirección del grupo (véase el gráfico 1).

Gómez-Escalonilla y Caffarel Serra (2022) ponen de manifiesto que, cuando la dirección del grupo recae en hombres, el 14% está constituido por sólo hombres, mientras que cuando la dirección del grupo recae en mujeres, el 12% de los grupos está constituido por sólo mujeres.

Así pues, las directoras parecen discriminar menos por razón de género que los directores de grupo. Esta situación suele coincidir con una etapa en la cual la mujer se plantea la posibilidad de compatibilizar el desarrollo de su carrera académica y la creación de una familia. En ocasiones, su carrera se paraliza; en otras, se ve obligada a reducir su carga investigadora, puesto que tiene otras obligaciones en el hogar, lo que le impide poder progresar en su rango académico. En este sentido, las barreras con las cuales se tropiezan las madres científicas suelen ser estructurales, universales, y esto les frena la intención de aspirar a obtener méritos como la dirección de grupos de investigación o su participación en los mismos. La paridad sigue siendo una asignatura pendiente, al menos en este asunto. También cabe señalar que la Ley de la Ciencia recientemente aprobada (Ley 17/2022, de 5 de septiembre) busca resolver las desigualdades de género que persisten en el ámbito de la I+D+i. Una de las cuestiones principales que esta nueva ley propone es que los agentes públicos tendrán que disponer y someter a evaluación anual un plan de igualdad de género y contar con protocolos frente al acoso sexual, además de garantizar la igualdad en los procesos de selección y de evaluación para aquellos investigadores que concilian.

Respecto a la producción científica en el período investigado, sólo 90 grupos de investigación acumulan más de 16 publicaciones. No podemos olvidar que la explotación de resultados es importante de cara a la solicitud de incentivos y de proyectos de I+D+i nacionales y europeos. No obstante, de los datos se desprende una cuestión interesante: existen grupos con más de 16 publicaciones que no han obtenido proyectos europeos, mientras que otros los han conseguido teniendo sólo hasta 4 publicaciones. Esta circunstancia nos lleva a reflexionar acerca del impacto de cada publicación, la indexación de las revistas de dichos artículos y el grado de importancia o de puntuación otorgado a los objetos y líneas de investigación de cara a la concesión de incentivos por parte de las comisiones de valoración.

En la Tabla 3 se presenta la relación de grupos y proyectos concedidos (de carácter europeo, estatal y autonómico), independientemente del número de miembros en los grupos. No obstante, si contrastamos estos datos con los 45 grupos de investigación más reducidos, exclusivamente 1 de ellos ha sido beneficiario de hasta 4 proyectos europeos de investigación. Mientras que sólo 11 de ellos recibieron financiación para el desarrollo de hasta 8 proyectos en convocatorias estatales. Por tanto, se observa que la agrupación de un mayor número de integrantes tiene un peso importante en la obtención de incentivos para proyectos de investigación.

Tabla 3. Tipos de proyectos financiados a los Grupos.

Beneficiarios según número de proyectos

Número de grupos (214)

Beneficiarios de hasta 4 proyectos europeos

35

Beneficiarios de hasta 4 proyectos estatales

78

Beneficiarios de hasta 8 proyectos estatales

11

Beneficiarios de proyectos autonómicos

94

Fuente: Elaboración propia con base en datos de MapCom.

 

A nivel general, las líneas de investigación en comunicación que más plantean los grupos en sus trabajos son: Estructura discursiva, Historia, Información socioeconómica, Metainvestigación y Superestructura normativa. Según ponen de manifiesto Gómez-Escalonilla y Caffarel Serra (2022), la Metainvestigación ha cobrado mucha fuerza en los últimos años, aunque no suele mencionarse como línea de investigación entre los grupos analizados.

El análisis de las líneas de investigación que declaran los grupos en sus webs presenta un grado de distorsión en este estudio, ya que cada grupo identifica con diferentes términos preocupaciones similares a la hora de investigar. Aun así, MapCom ha realizado un esfuerzo de compendio y unificación. De la relación de las líneas de investigación con la financiación recibida se desprende que aquellos grupos que han recibido mayor financiación para proyectos de carácter estatal centran sus estudios en temas como: los medios de comunicación para la conciencia social, la construcción de identidades sociales a través de los nuevos medios, la comunicación intercultural, la cultura digital, el diseño de bases de datos, las nuevas tecnologías aplicadas al contexto educativo, el comportamiento de la Generación Z, la comunicación corporativa, la comunicación política, y la cibersociedad. En cambio, aquellos que abordan objetos como: la historia de la fotografía, el análisis de textos audiovisuales, la historia de la comunicación pública, la ética periodística y la neurociencia del consumidor de compra online, son los que obtuvieron una menor financiación pública (Tabla 4).

Tabla 4. Líneas con mayor y menor financiación pública.

Líneas con mayor financiación pública
en los últimos años

—Comunicación intercultural

—Generación Z

—Nuevas tecnologías en el contexto educativo

—Diseño de base de datos

—Cibersociedad

Líneas con menor financiación pública
en los últimos años

Historia de la fotografía

—Historia de la comunicación pública

—Análisis de textos audiovisuales

—Ética periodística

—Neurociencia del consumidor de compra online

Fuente: Elaboración propia con base en datos de MapCom.

 

Se observa, por tanto, un cambio de tendencia en la investigación en Comunicación en España, abriéndose paso una diversidad de temas que toma como referencia los nuevos desarrollos tecnológicos. Esto se relaciona con el hecho de que el proceso comunicativo ha transformado sustancialmente sus características, dispositivos y los mecanismos a través de los cuales se articulan los discursos con el surgimiento de nuevos canales y plataformas de interacción social, entre otros aspectos, con un impacto significativo en la ciudadanía. En definitiva, encontramos objetos de estudio cada vez más especializados (Lozano Ascencio; Rodríguez Serrano, 2018), lo que roza la alianza de disciplinas que enriquecen nuestro campo del conocimiento, pero que corroboran la hipótesis de una constitución epistemológica ambigua y dispersa que antes señalábamos.

En relación con esta diversidad de líneas de investigación y con la financiación recibida para el desarrollo de proyectos de I+D+i, encontramos una cuestión llamativa, ya que las líneas de interés de las distintas comunidades autónomas difieren con las de Europa y con las de España. De ahí que varios grupos hayan sido beneficiarios de proyectos europeos, pero la cifra disminuye considerablemente en relación con los estatales y autonómicos: 118 grupos no han recibido financiación para proyectos autonómicos, pero 6 de los mismos han contado con la suficiente potencia y solidez como para recibir financiación para el desarrollo de proyectos europeos y, además, 19 de ellos han obtenido proyectos estatales.

La proyección internacional de los grupos merece especial atención, pues los resultados indican que el origen de los miembros de 33 de los analizados es mixto; es decir, compuesto por integrantes españoles y extranjeros. Una mayoría de integrantes extranjeros suele colaborar con grupos de mayor tamaño y dirigidos principalmente por hombres, en concreto, 20. Por el contrario, solo 8 grupos dirigidos por mujeres admiten a colaboradores extranjeros. Esto provoca que los grupos dirigidos principalmente por hombres estén más abiertos a la internacionalización. En esta línea, el 16,36% de la totalidad de los que admiten extranjeros han sido beneficiarios desde 4 a 8 proyectos de investigación europeos, mientras que sólo 1 grupo de investigación dirigido por una mujer ha recibido financiación para la ejecución de más de 16 proyectos a nivel europeo.

En cuanto a la difusión de su investigación, es interesante comentar que no todos los grupos analizados cuentan con sitios web a través de los cuales informar de su progreso o de sus características: año de creación, trayectoria académica de sus miembros, actividades desarrolladas, publicaciones, etc. De los datos se desprende que sólo el 65% de los grupos vigentes cuenta con esta herramienta para darse a conocer entre la ciudadanía. Se observa que los grupos que registran un mayor número de integrantes suelen contar con mayor financiación estatal y por tanto con más recursos para la sostenibilidad de un sitio web. Por el contrario, los más pequeños carecen de recursos para mantener una web propia, por lo que suelen integrar algunos de sus datos más trascendentales en el propio portal de la Universidad, de la Facultad o del Departamento al que pertenecen la mayoría de sus miembros. Por tanto, la difusión del conocimiento creado por estos últimos se hace compleja y no podemos olvidar que se trata de otra de las claves que sustentan la consolidación de un grupo o su presentación de cara a solicitar financiación.

Para el análisis de sus sitios web propios, se aplicaron criterios objetivos que atendieron a las variables de navegabilidad, exposición de informaciones y servicios, actualización, proyección internacional, trabajo de posicionamiento SEO y posibilidades de interacción con el público, de acuerdo con el estudio previo de Claes, Barranquero y Rodríguez-Gómez (2021). En cuanto al posicionamiento SEO, se observa la tendencia a la creación de perfiles públicos en las redes sociales con gran impacto, como Twitter e Instagram, muy utilizadas para dar difusión al conocimiento, compartir actividades de transferencia (como congresos y conferencias), o generar un impacto en la sociedad de manera más directa. Con esta estrategia, y junto a eventos anuales de calado como la Noche Europea de los Investigadores, celebrado simultáneamente en 350 ciudades europeas desde 2005, muchos grupos e investigadores/as se dirigen a la ciudadanía con objeto de divulgar y traducir sus hallazgos.

 

9.4. Limitaciones y oportunidades de los grupos a través de la mirada de los investigadores

 

Como se señaló al principio, para el estudio de los grupos de investigación se siguieron dos caminos: de una parte, el análisis de los datos reflejados en el mapa interactivo elaborado por MapCom y, de otra, la percepción que sus miembros tienen de su papel en los ámbitos de la investigación y su transferencia. Con este segundo propósito, se celebraron dos simposios sobre Grupos de Investigación en Comunicación que se grabaron y transcribieron para su posterior análisis. A dichos encuentros fueron convocados los 213 grupos de investigación de las universidades españolas con titulaciones de Grado y Posgrado en Comunicación vigentes desde 2007 a 2018. Ambos simposios sirvieron para debatir la realidad de los grupos y concretar propuestas de mejora en diversos aspectos tales como: estatuto académico, vías de financiación, prácticas de funcionamiento o fomento de redes de colaboración entre entidades con intereses similares o complementarios.

El primer simposio, denominado «Foro Universitario de Grupos de Investigación en Comunicación (FUGIC)», se celebró el 22 de marzo de 2019 en la Universidad Rey Juan Carlos con la participación de 58 miembros pertenecientes a 20 grupos: 29 de forma presencial y otros tantos de forma virtual (https://mapcom.es/foro-universitario-de-grupos-de-investigacion-en-comunicacion/). Dos fueron sus temas de debate: la personalidad normativa de los grupos y las redes temáticas y geográficas que conforman. El segundo simposio, titulado «El papel de los Grupos de Investigación en la Universidad», se celebró de forma virtual el 26 de mayo de 2021 y se concretó en dos paneles; el primero, denominado «Redes, prácticas y financiamiento de los Grupos de Investigación en Comunicación» y el segundo, titulado «Los posibles encajes académico, legal y curricular de los grupos de investigación en las universidades» (https://mapcom.es/el-papel-de-los-grupos-de-investigacion-en-comunicacion-en-la-universidad/) .

Estos encuentros sirvieron para recoger las experiencias de directores, directoras y portavoces de grupos de investigación en Comunicación en España, así como para poner en común los problemas y limitaciones que enfrentan. Asimismo, se establecieron propuestas de mejora a fin de dotarlos de mayor operatividad. Las siguientes líneas exponen un resumen de ambas dimensiones.

 

9.4.1. Limitaciones de los grupos de investigación

 

A pesar de la diversidad que encierran los grupos, los participantes identificaron los siguientes problemas compartidos:

­—Deficiente desarrollo normativo. Una de las principales carencias que presentan los grupos estriba en su desarrollo normativo. A pesar de que las universidades españolas han establecido normas específicas para los procesos de creación y permanencia de estas entidades (recogiendo aspectos tales como la composición, naturaleza u órganos de gobierno de los mismos), todavía precisan de reglamentos que detallen su funcionamiento o su grado de autonomía. Esta inexistencia de un estatuto jurídico suficiente provoca otros problemas derivados. Por ejemplo, impide que aparezcan como entidades beneficiarias o responsables de proyectos de investigación en las distintas convocatorias. Además, esta indefinición hace que carezcan de capacidad de decisión o intervención con voz y voto en las distintas instancias académicas (Departamentos, Juntas de Facultad, Claustro o Escuelas de Doctorado), lo que les aboca a la invisibilidad. Tal y como resaltó José Luis Piñuel (IP), esta situación resulta anómala dado que los grupos se consideran imprescindibles para diseñar o avalar programas de doctorado y porque son órganos con suficiente masa crítica para sustentar proyectos I+D y dotar de estabilidad y continuidad a la investigación, sobre todo si consideramos la limitada duración (3 o 4 años) que tiene la financiación de los proyectos.

Adscripción restrictiva. Una paradoja de los grupos es su adscripción. A pesar de que todos los registrados por MapCom son interdisciplinares, su vinculación no refleja esa condición puesto que están adscritos a un Departamento concreto y no a Facultades, Institutos Universitarios o Escuelas de Doctorado.

Falta de reconocimiento por parte de las agencias de acreditación. Los estatutos de las universidades reflejan que los grupos (junto con institutos y departamentos) tienen encomendada la función de la investigación. Sin embargo, tal y como expuso Carmen Caffarel (IP) pertenecer a un grupo no puntúa entre los criterios de evaluación de los méritos de investigación reconocidos por instituciones de acreditación como la ANECA que priman, fundamentalmente, el trabajo individual. Este último es a menudo un trabajo individualista de construcción del currículo de un investigador, y no de currículos grupales. Tal y como defendió Carlos Lozano (IP) las agencias no valoran suficientemente las fórmulas colaborativas de producir conocimiento.

Financiación escasa e irregular. Los grupos apenas reciben financiación de las universidades o de las Comunidades Autónomas en las que se incardinan. Por lo general, la mayoría recibe una pequeña ayuda vinculada a su producción científica. Esta falta de fuentes de financiación estables obliga a muchos a estar «a la caza y captura» de recursos y a presentar proyectos en diferentes convocatorias competitivas. Sin embargo, cuando acceden a proyectos, no pueden gestionar directamente los fondos de investigación obtenidos.

Atomización. La estructura cerrada de los grupos provoca su aislamiento y cierta endogamia, una característica que fue señalada por los participantes como un mal endémico de los estudios de comunicación en la universidad española. Tal y como denunció Rosa Franquet (presidenta de la AE-IC), a menudo los grupos actúan como una fuerza centrípeta para sus investigadores que deciden no aventurarse fuera del «ámbito confortable del grupo». Franquet contrastó esa estructura cerrada con la de las sociedades científicas, que sí favorecen espacios colaborativos de intercambio tales como congresos, seminarios, publicaciones conjuntas o premios.

Falta de internacionalización. A pesar de que la internacionalización se señala como necesaria en el reconocimiento de los grupos, las normas restrictivas de las universidades ponen dificultades a la integración de miembros de otras universidades, sobre todo centros extranjeros que tienen sistemas de reconocimiento de méritos distintos. Como expuso Francisco Sierra (IP) esta circunstancia impide su crecimiento y expansión y los limita a menudo a ser «grupúsculos de facultad». Para María Luisa Humanes (Vicerrectora de relaciones internacionales) la escasa internacionalización también es achacable a la escasa financiación que los grupos tienen para emprender actividades en ese ámbito.

Heterogeneidad. Este rasgo, que generalmente se debe interpretar como una característica positiva de los grupos, también puede suponer una dificultad para la pervivencia de los mismos, tal y como manifestó Gloria Gómez Escalonilla (Directora de Departamento). Al tratarse de grupos numerosos de personas, conviven en ellos intereses y estadios de carrera profesional diversos. Además, entre sus miembros entran en juego relaciones jerárquicas, institucionales, o de competencia que acaban dificultando el trabajo conjunto.

 

9.4.2. Oportunidades de mejora de los grupos de investigación

 

Junto a la constatación de los problemas que comparten los grupos, los ponentes también tuvieron oportunidad de apuntar sus propuestas de mejora en su funcionamiento.

Conformación de Institutos de Investigación. Dada la inexistencia de un estatuto jurídico suficiente de los grupos de investigación en España, Manuel Sánchez de Diego (IP) considera necesario un proceso de institucionalización que podría pasar por considerar a aquellos grupos con una trayectoria consolidada como candidatos a conformar Institutos de Investigación que sí gozan de la ansiada autonomía jurídica.

Incentivo de los grupos en las distintas instancias de reconocimiento. Con el fin de que el músculo investigador sea más competitivo, Gómez Escalonilla propuso que en las convocatorias competitivas no sólo se favorezcan criterios cuantitativos como: número de investigadores, número de sexenios acumulados o impacto de sus publicaciones. Cabe además considerar una serie de criterios más cualitativos que beneficien a los grupos con trayectorias coherentes y dilatadas, pero también a grupos emergentes con proyectos sólidos de cooperación científica.

—Establecimiento de redes de colaboración nacionales e internacionales. Para Francisco Sierra muchas de las debilidades detectadas en los grupos se pueden compensar estableciendo redes de colaboración con otros grupos nacionales e internacionales que generen vínculos y propuestas permanentes. Incluso pueden abrirse a los ámbitos profesionales externos al académico. Este proceso de internacionalización también se vería favorecido por la integración en las Asociaciones de investigadores.

Integración en las Asociaciones de investigadores. Diversas asociaciones de investigación permiten la integración en las mismas, no solo de personas individuales sino también de equipos y grupos. Miguel Vicente Mariño (ECREA) propuso estar presentes en las asociaciones que aceptan la membresía de grupos o departamentos en sus estructuras de afiliación. Su integración en asociaciones tales como la European Communication Research and Education Association (ECREA) o la International Association for Media and Communication Research (IAMCR) facilitaría su proyección y presencia internacional.

Participación en los Consorcios Internacionales de Universidades. Para María Luisa Humanes los grupos podrán aprovechar las oportunidades que van a generar los Consorcios Internacionales de Universidades. Estas redes destinadas a mejorar la competitividad internacional de las universidades de la UE van a favorecer que se constituyan equipos europeos de creación de conocimiento en los que los grupos pueden tener un papel destacado.

Además de estas propuestas de mejora, el I Foro tuvo como fruto la constitución de una Comisión Gestora orientada a promover la creación de una Asociación de Redes de Grupos de Investigación en España (ARGICE). Los objetivos de esta agrupación son conseguir la fundamentación jurídica y académica de los grupos actuando como movimiento de presión y buscando la unión entre los mismos.

 

9.5. Conclusiones

 

A pesar de que la labor de los grupos de investigación resulta variada e indispensable para el avance de la investigación en Comunicación, el análisis de los 213 grupos identificados por MapCom evidencia una falta de reconocimiento por parte del sistema universitario español, además de cierta desconexión institucional.

Los grupos gozan de claras ventajas de cara al desarrollo de la investigación: representan un deseable trabajo colaborativo; forman equipos multidisciplinares estables con potencial formativo; e integran perfiles heterogéneos que aúnan esfuerzos en torno a un interés común. Sin embargo, muchos de ellos no están embarcados en ningún proyecto: sólo un 18% de los grupos (38) ha obtenido algún proyecto de carácter europeo en el periodo analizado (2007-2018) y poco más de la mitad (118, el 55%), uno de carácter nacional. Además, pecan de falta de apertura hacia otras universidades y una limitada internacionalización en sus equipos, dado que sólo un 15,4% (33) cuenta con miembros extranjeros. La explicación puede buscarse en la limitada financiación de la que disponen, en muchas ocasiones vinculada a la obtención de proyectos en convocatorias competitivas que, una vez obtenidos, el grupo no puede gestionar directamente. Como ocurre en otros ámbitos de la investigación, tampoco los grupos cumplen con los criterios de igualdad establecidos por la Unión Europea a través del documento Horizonte 2020: sólo un tercio de ellos está dirigido por una mujer, y sólo el 36% goza de la deseable paridad.

Las soluciones a los principales problemas de los grupos propuestas en los foros MapCom pasan por dotarse de la fuerza normativa que otorga pertenecer a instancias superiores; fortalecer la colaboración con otros grupos de ámbito nacional e internacional; y constituirse, dado el caso, en Institutos de Investigación o entidades integradas en las grandes asociaciones del campo o en los consorcios internacionales de universidades que se están conformando en la Unión Europea.

 

9.6. Referencias bibliográficas

 

Caffarel-Serra, C.; Ortega, F.; Gaitán-Moya, J.A. (2017). Investigación en comunicación en la universidad española en el periodo 2007-2014. El profesional de la información, 26 (2), 218-227. https://doi.org/10.3145/epi.2017.mar.08

Caffarel, C.; Gaitán, J.A.; Lozano, C.; Piñuel, J.L. (2018). La investigación en comunicación en España: un problema para sus investigadores. En A. Rodríguez; S. Gil Soldevilla, Investigar en la era neoliberal. Visiones críticas sobre la investigación en comunicación en España. UAB: Barcelona. Colección Aldea Global.

Caffarel, C.; Ortega, F.; Gaitán, J.A. (2018). La investigación en comunicación en España: Debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. Comunicar, 26(56), 61-76. https://doi.org/10.3916/C56-2018-06

Claes, F., Barranquero, A.; Rodríguez-Gómez, E. (2021). Proyección y transferencia de los grupos de investigación de la Comunicación en España a partir del análisis de sus sitios web. Profesional de la Información, 30 (2) e300224. https://doi.org/10.3145/epi.2021.mar.24

Colciencias (2002). Documento conceptual - VI Convocatoria a Grupos Colombianos de Investigación Científica y Tecnológica. Bogotá: Documentos COLCIENCIAS.

Gaviria Velásquez, M.M.; Mejía Correa, A.M.; Henao, D.L. (2007). Gestión del conocimiento en los grupos de investigación de excelencia de la Universidad de Antioquia. Revista Interamericana de Bibliotecología, 30 (2), 137-163. https://bit.ly/3RmoNMv

Gómez Escalonilla, G.; Caffarel Serra, C. (2022). Mapa de los grupos de investigación en comunicación en España. Revista Latina de Comunicación Social, 80, 1-19. https://www.doi.org/10.4185/RLCS-2022-1513

Horizonte 2020. Igualdad de género en la investigación y la innovación. https://bit.ly/3zXbY3w

Izquierdo, M.; Moreno, L.M.; Izquierdo, J.M. (2008). Grupos de investigación en contextos organizacionales académicos: una reflexión sobre los procesos de cambio y los retos futuros. Investigación bibliotecológica, 22(44), 103-141. https://bit.ly/3SH7PcQ
Lozano Ascencio, C.; Rodríguez Serrano, A. (2018). La investigación de la comunicación en la actualidad. adComunica. Revista Científica de Estrategias, Tendencias e Innovación en Comunicación (15), 21-24. http://dx.doi.org/10.6035/2174-0992.2018.15.2
Martínez Nicolás, M.; Martínez Fernández, R. (2018). El régimen de autoría de la reciente investigación sobre Comunicación publicada en revistas científicas españolas (2008-2014). En C. Caffarel; J.A. Gaitán; J.C. Lozano; J.L. Piñuel (eds.), Tendencias metodológicas en la investigación académica sobre Comunicación. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones. 131-146. https://doi.org/10.52495/c4.3.emcs.2.mic6

Martínez-Nicolás, M.; Saperas-Lapiedra, E. (2016). Objetos de estudio y orientación metodológica de la reciente investigación sobre comunicación en España (2008-2014) Análisis de los trabajos publicados en revistas científicas españolas. Revista Latina de Comunicación Social, 71, 1365-1384. https://doi.org/10.4185/RLCS-2016-1150

Moreland, R.L. (1987). The formation of small groups. C. Hendrick (Ed.), Review of personality and social psychology, 8, 80-110.

Reeve, M.A.; Partridge, M.C. (2017). The use of social media to combat research-isolation. Annals of the Entomological Society of America, 10(5), 449-456. https://doi.org/10.1093/aesa/sax051» \h

Roig-Vila, R.; Mondéjar, L.; Lorenzo-Lledó, G. (2016). Redes sociales científicas. La web social al servicio de la investigación. International journal of educational research and innovation, 5, 170-183. https://www.upo.es/revistas/index.php/IJERI/article/view/1615» \h

Sancho-Lozano, R.; Morillo-Ariza, F.; De-Filippo, D.; Gómez-Caridad, I.; Fernández-Muñoz, M.T. (2006). Indicadores de colaboración científica intercentros en los países de América Latina. Interciencia, 31(4), 284-292. https://digital.csic.es/handle/10261/2218

Torres, E.; Ramahí, D. (2012). Los grupos de investigación en comunicación en España. Situación actual, líneas de trabajo y cuestiones organizativas. En P. Requeijo y J. Díaz-Cuesta (eds.), Innovar en el EEES a través de la investigación. Madrid: Visión Libros. 195-216.

Torres, E.; Ramahí, D. (2013). Análisis y valoración de aspectos básicos sobre los grupos de investigación en comunicación en España. Estudios sobre el mensaje periodístico, 19 (1). 481-490

Tur-Viñes, V.; Núñez-Gómez, P. (2018). Grupos académicos españoles de investigación en Comunicación. Communication & Society, 31(4),173-192. https://doi.org/10.15581/003.31.4.173-192

 

Gráfico 1. Porcentaje de mujeres en grupos de investigación en Comunicación en relación con el género del responsable.

Fuente: Gómez Escalonilla y Caffarel Serra (2022). Datos Web MapCom.