Narrativas digitales contra la desinformación.

Verificación de datos y alfabetización en la sociedad de la información (2023)

 

 

Título del Capítulo: «Narrativas audiovisuales al servicio del fact-checking»

Autoría: Diana Ramahí-García; Oswaldo García-Crespo

Cómo citar este Capítulo: Ramahí-García, D.; García-Crespo, O. (2023): «Narrativas audiovisuales al servicio del fact-checkingt». En Míguez-González, M.I.; Dafonte-Gómez, A. (coords.), Narrativas digitales contra la desinformación. Verificación de datos y alfabetización en la sociedad de la información. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones.

ISBN: 978-84-17600-85-3

d.o.i.: https://doi.org/10.52495/c7.emcs.19.p105

 

 

 

 

7. Narrativas audiovisuales al servicio del fact-checking

 

Diana Ramahí-García

 

Universidade de Vigo

 

Oswaldo García-Crespo

 

Universidade de Vigo

 

Introducción

 

Dado que la práctica de la verificación de datos evoluciona de acuerdo con las convenciones particulares de la comunicación digital, y el vídeo se ha convertido, tras años de crecimiento exponencial, en el contenido en línea más consumido por los usuarios, en el presente capítulo se analiza la distribución de contenidos audiovisuales de los fact-checkers iberoamericanos en las plataformas con mayor número de usuarios activos globales.

 

1. La transformación del ecosistema mediático y del paradigma del consumo informativo

 

La digitalización ha transformado el entorno de la comunicación. A lo largo de las últimas décadas el ecosistema mediático ha sufrido cambios drásticos impulsados por la tecnología (Pavlik, 2021).

La primera de las tres oleadas de disrupción digital que afectó al panorama de los medios de comunicación se produjo a mediados de los años noventa, con la creación de las primeras iniciativas en línea y la adaptación de los contenidos creados para medios analógicos a Internet.

Ya con el cambio de siglo, en una segunda etapa, el desarrollo de la telefonía móvil y el auge de las redes sociales transformaron rápidamente la utilidad social, el valor económico y el significado simbólico de la industria. La navegación móvil se convirtió rápidamente en la norma, y el sector se trasladó a Internet creando contenido concebido originalmente para la distribución en línea y móvil.

La circulación de la información en red (Van der Haak; Parks; Castells, 2012) y el impacto de los medios sociales hicieron que la tradicional lógica de los medios de comunicación de masas (Altheide; Snow, 1979) se solapase con una nueva lógica de las redes sociales (Van Dijck; Poell, 2013) o lógica de los medios en red (Klinger; Svensson, 2015) que modificaba los procesos de producción de contenidos, de distribución de la información y de uso de los medios de comunicación.

Surgió así un nuevo escenario dominado por las plataformas digitales en el que los teléfonos inteligentes se convirtieron en el principal dispositivo de acceso a Internet y consumo informativo (Ericsson, 2022; Newman; Fletcher; Schultz; Eddy; Robertson; Nielsen, 2022).

En este contexto las redes sociales se articulan, cada vez más, como la principal fuente de información para un volumen elevado de la población (Newman; Fletcher; Schultz; Eddy; Robertson; Nielsen, 2022; Tandoc; Lim; Ling, 2020), tanto por su uso consciente con esa finalidad, como de forma incidental, sin buscarla activamente, a través de recomendaciones y publicaciones de contactos (Kligler-Vilenchik; Baden;Yarchi, 2020). De hecho, informarse, mantenerse al día de las noticias y de la actualidad, es una de las principales razones de los usuarios para su uso (Kemp, 2022).

A su vez, la labor tradicional de los medios de comunicación se diluye a causa de la proliferación y prominencia de las redes y plataformas que habilitan un canal directo de interlocución e interacción entre emisores y receptores y facilitan que cualquiera pueda publicar contenidos (Rodríguez-Pérez, 2020). Así, aunque los medios convencionales siguen siendo relevantes, especialmente en términos de confianza, el impacto democratizador de los medios sociales hace que las redes sean un espacio en el que estos compiten por la atención de la audiencia con fuentes alternativas (Newman; Fletcher; Schultz; Andı; Robertson; Nielsen, 2021: 24).

No ha de extrañar que en un escenario en el que los periodistas ya no controlan el acceso, la conexión con la información es constante y ubicua, y el público dispone de una gama más amplia de fuentes y hechos alternativos, proliferen datos que bien difieren de los oficiales, bien son inexactos, engañosos o simplemente falsos.

Considerando su impacto conductual y cognitivo en el individuo y en la opinión pública, comprender y mitigar su difusión en las plataformas digitales se ha convertido en una prioridad (Graves; Mantzarlis, 2020: 585). Las organizaciones especializadas en la verificación de datos, entendida como la práctica sistematizada de comprobación y publicación de los contenidos divulgados en la esfera pública, se han convertido así en una pieza clave del ecosistema informativo, y han alcanzado un protagonismo social sin precedentes (Guallar; Codina; Freixa; Pérez-Montoro, 2020).

Todo apunta a que, en la incipiente tercera ola de disrupción digital, la continua convergencia de los mundos real y virtual y los sistemas automatizados de generación de contenido, serán el principal motor de la innovación y el cambio en todos los sectores (Gillpatrick; Blunck; Boğa, 2019). La distribución a través de redes sociales, las presentaciones menos formales, las narrativas más interactivas e inmersivas y una selección temática más amplia (Costera-Meijer, 2020: 2335), parecen ser las primeras manifestaciones de un nuevo modelo con contenidos informativos creados para el entorno digital en línea y diseñados para utilizar o explotar las capacidades únicas de ese entorno, que debe atraer a una audiencia cada vez más digital y desarrollarse en el marco de una infraestructura informativa especialmente permeable a la propagación de información de dudosa veracidad o procedencia.

 

2. La expansión del vídeo en línea

 

En este escenario digital, social y móvil, definido por la expansión de los teléfonos inteligentes, la centralidad de las redes sociales y la importancia de una Internet habilitada para su consumo, el vídeo se ha convertido, tras años de crecimiento exponencial, en el contenido en línea más consumido por los usuarios.

El tráfico de las redes móviles se ha duplicado en los últimos años impulsado tanto por el creciente número de suscripciones a teléfonos inteligentes como por el aumento del volumen medio de datos por suscripción, originado, principalmente, por el incremento de la visualización de contenidos de vídeo. Así, actualmente, el 92% de los usuarios accede a internet a través del teléfono móvil y el 91,9% ve vídeos online semanalmente (Kemp, 2022: 20 y 52).

El vídeo ha experimentado así el mayor y más rápido crecimiento de tráfico de datos móviles global, constituyendo alrededor del 70% de todo el tráfico de las redes móviles, seguido por los medios sociales con un 9%. Los datos evidencian que los usuarios pasan más tiempo viendo y compartiendo vídeos y que, de hecho, la transmisión de vídeo desde plataformas y redes sociales constituye la mayor parte del tráfico de vídeo. Además, según las previsiones, esta posición no hará más que consolidarse a consecuencia del aumento en los tiempos de visualización, del incremento de formatos audiovisuales incrustados, y de la evolución hacia resoluciones más altas y formatos más exigentes como el vídeo de alta definición y los servicios de Realidad Extendida. Se espera, así, que el tráfico de vídeo aumente un 30% anual hasta finales de 2028, cuando se prevé que represente el 80% del tráfico mundial de datos móviles (Ericsson, 2022).

La tendencia es similar en el plano informativo. Los teléfonos inteligentes son el principal dispositivo de acceso informativo y las redes sociales ya superan a las webs y aplicaciones especializadas como principal vía de acceso a las noticias digitales. Además, si desde la aparición de Internet el consumo de noticias había consistido principalmente en leer artículos de texto, eso ha empezado a cambiar con la creciente oferta de formatos de noticias en vídeo (Newman; Fletcher; Schultz; Eddy; Robertson; Nielsen, 2022: 22-27).

Así, en los últimos años en este ámbito también se ha producido una expansión del vídeo en línea, impulsada por las mejoras técnicas, las iniciativas de las plataformas y la inversión de las empresas de comunicación en nuevos formatos de narración visual (Kalogeropoulos, 2018: 1). En menos de una década, el acceso a la información en vídeo se ha triplicado (Newman; Fletcher; Levy; Nielsen, 2016: 19; Newman; Fletcher; Schultz; Eddy; Robertson; Nielsen, 2022: 28-29). Según los estudios al respecto, a mediados de la década de 2010 menos de una cuarta parte de los encuestados afirmaba acceder a noticias en vídeo en una semana determinada; más de tres cuartas partes indicaban que consumían información en formato escrito y, sólo ocasionalmente, en vídeo, y sólo uno de cada veinte manifestaba que, en lugar de leer las noticias, prefería verlas (Newman; Fletcher; Levy; Nielsen, 2016: 20). Actualmente dos tercios consumen noticias en vídeo semanalmente y, aunque en líneas generales se sigue prefiriendo leer las noticias, más de un tercio se decanta por verlas. Las proporciones llegan a igualarse en aquellas áreas geográficas con una menor tradición de lectura y una mayor popularidad de las redes sociales y las plataformas de vídeo, así como en los estratos sociales con un menor nivel educativo (Newman; Fletcher; Schultz; Eddy; Robertson; Nielsen, 2022: 27).

 

3. La evolución de los formatos audiovisuales en la verificación de datos

 

Aunque los orígenes del fact-checking pueden situarse a comienzos del siglo XX (Amazeen, 2020), ha sido en los últimos años cuando la práctica ha cristalizado en la creación de medios específicos o en la formación de equipos de trabajo en las redacciones de medios de comunicación ya consolidados. Así, si las primeras organizaciones dedicadas a la comprobación y verificación de declaraciones surgieron con el cambio de siglo (Dafonte-Gómez; Corbacho-Valencia; García-Mirón, 2021: 878), el inicio de su crecimiento suele datarse a inicios de la segunda década (Graves; Cherubini, 2016: 6) a consecuencia de la repercusión y el reconocimiento adquirido por proyectos de verificación lanzados poco antes (Mantzarlis, 2017), y su expansión definitiva a mediados de la misma, cuando se evidenció que la infraestructura informativa era especialmente permeable a la propagación de información falsa, errónea o engañosa que podía suponer una amenaza para el individuo y la opinión pública (Rodríguez-Pérez, 2020: 244).

Dado que el crecimiento mundial de la verificación de datos ha sido impulsado por el auge de iniciativas digitales (Mantzarlis, 2016) —y todo apunta a que el fact-checking evoluciona de acuerdo con las convenciones particulares de la comunicación digital (Africa Check et al., 2020:8)— los medios de verificación parecen haber sabido entender que para combatir la desinformación necesitan adaptarse a los principales canales de transmisión y formatos informativos.

Un análisis de la presencia y actividad de las iniciativas iberoamericanas con cuenta propia que forman parte de la International Fact-Checking Network en las redes o plataformas sociales con mayor número de usuarios activos globales y más empleadas para uso informativo (Newman et al., 2022: 24), excluyendo aplicaciones de mensajería instantánea, —Facebook, Youtube, Instagram y TikTok (Kemp, 2022: 99)—, pone de manifiesto que la importancia del vídeo en la estrategia de comunicación de los fact-checkers no difiere, en líneas generales, de la de otros creadores de contenido informativo. Así, la producción y distribución de contenidos audiovisuales ha sido creciente a lo largo de los años, llegando a un pico de 7.268 vídeos en el año 2021.

En cualquier caso, el año 2022 rompe esta tendencia y sugiere la necesidad de examinar de forma más concreta, en cada plataforma, cómo ha evolucionado el volumen de publicación de cada uno de los fact-checkers.

Así, las primeras plataformas en las que los fact-checkers iberoamericanos difundieron contenidos de vídeo de forma generalizada fueron Facebook y Youtube, medios sociales de amplia trayectoria lanzados en 2004 y 2005 respectivamente. En ambas, el año 2016 supuso el punto de inflexión a partir del cual se produjo una apuesta progresiva por este formato de publicación.

 

 

Tabla 1. Número de vídeos por año difundidos por los fact-checkers iberoamericanos en Facebook (2012-2022).

Nombre

Total

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018

2019

2020

2021

2022

AFP Factual

22

1

2

1

18

Agência Lupa

435

42

42

98

36

66

58

93

Aos Fatos

158

1

13

16

33

28

30

37

Bolivia Verifica

573

5

167

216

185

Chequeado

1231

7

8

31

84

141

181

120

224

225

210

Colombiacheck

256

12

7

39

41

62

50

45

Cotejo.Info

62

8

3

1

6

11

33

Ecuador Chequea

1340

47

134

174

46

322

239

378

EFE Verifica

275

18

96

161

Estadão Verifica

El Sabueso

231

14

31

25

3

3

81

42

32

Detector de mentiras

Maldita.es

55

42

135

67

135

51

Newtral

2372

143

411

561

1069

188

Observador Fact-Check

Polígrafo

799

47

277

267

205

3

Verificador

31

1

4

26

Verificat

52

1

8

25

18

TOTAL

7

8

46

237

423

761

1078

1879

2405

1478

Fuente: Elaboración propia (2023).

Tabla 2. Número de vídeos por año difundidos por los fact-checkers iberoamericanos en Youtube (2012-2022)

Nombre

Total

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018

2019

2020

2021

2022

AFP Factual

Agência Lupa

292

28

22

82

30

108

10

12

Aos Fatos

30

1

1

1

16

1

10

Bolivia Verifica

64

64

Chequeado

190

1

23

38

14

30

15

5

64

Colombiacheck

72

2

9

36

2

23

Cotejo.Info

60

24

36

Ecuador Chequea

268

34

83

92

17

42

EFE Verifica

31

17

12

2

Estadão Verifica

6

6

El Sabueso

21

12

9

Detector de mentiras

Maldita Bulo

29

26

3

Newtral

513

80

249

184

Observador Fact-Check

Polígrafo

1116

43

478

314

222

59

Verificador

Verificat

TOTAL

1

23

51

87

145

354

832

971

245

83

Fuente: Elaboración propia (2023).

 

Es destacable también la coincidencia del año 2021 como momento a partir del cual la importancia de estas plataformas decrece como vía de difusión, en especial en el caso de algunas iniciativas como Newtral, que pasa de 1.069 en 2021 a 188 vídeos en Facebook en 2022. Las subidas más importantes en ambas plataformas se producen entre los años 2017 y 2020, si bien existen muchos casos de fact-checkers con baja producción que presentan datos decrecientes en el año 2019, tanto en Facebook como en Youtube.

En ese mismo año, 2019, emergen Instagram y Tiktok como alternativas, presentando un aumento en su relevancia. Instagram ya era una red consolidada, con un fecha de creación que se remontaba a 2010, mientras el reciente lanzamiento global de TikTok databa de 2017.

En el caso de Instagram, además, la tendencia comenzaba a invertirse. Si en 2020 se habían distribuido 902 vídeos, en 2022 el número de vídeos difundidos era de 296, lo que suponía un tercio de la cifra inicial.

Tabla 3. Número de vídeos por año difundidos por los fact-checkers iberoamericanos en Instagram (2012-2022).

Nombre

Total

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018

2019

2020

2021

2022

AFP Factual

Agência Lupa

236

44

40

98

52

2

Aos Fatos

68

15

0

25

23

5

Bolivia Verifica

14

4

5

5

Chequeado

229

8

81

88

52

Colombiacheck

133

5

21

67

28

12

Cotejo.Info

109

6

41

44

18

Ecuador

Chequea

463

2

137

169

155

EFE Verifica

4

4

Estadão Verifica

El Sabueso

7

4

3

Detector de mentiras

Maldita Bulo

65

15

22

3

10

15

Newtral

560

73

85

201

166

35

Observador Fact-Check

Polígrafo

712

32

259

241

177

3

Verificador

Verificat

18

2

7

7

2

TOTAL

184

445

905

773

311

Fuente: Elaboración propia (2023).

Tabla 4. Número de vídeos por año difundidos por los fact-checkers iberoamericanos en TikTok (2012-2022).

Nombre

Total

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018

2019

2020

2021

2022

AFP Factual

Agência Lupa

439

75

158

206

Aos Fatos

45

45

Bolivia Verifica

180

36

144

Chequeado

171

44

127

Colombiacheck

383

239

144

Cotejo.Info

Ecuador Chequea

5

5

EFE Verifica

48

15

33

Estadão Verifica

El Sabueso

34

34

Detector de mentiras

Maldita Bulo

517

18

43

269

187

Newtral

351

1

29

194

127

Observador Fact-Check

Polígrafo

63

5

57

Verificador

Verificat

TOTAL

1

147

960

1109

Fuente: Elaboración propia (2023).

 

Teniendo en cuenta los datos de las cuatro plataformas, se puede afirmar que existe un cambio de tendencia en el uso del vídeo por parte de los fact-checkers. En Youtube del año 2020 al 2021 la totalidad de las iniciativas redujeron sus publicaciones, pasando de un total de 902 a 245 vídeos publicados. En Facebook, la mitad de los fact-checkers pasaron a distribuir menos vídeos del año 2021 al 2022, y en Instagram tan sólo 3 de las iniciativas analizadas no redujeron sus publicaciones en el mismo periodo. TikTok es, entonces, la única plataforma que presenta un aumento en el número de vídeos publicados entre el 2021 y el 2022 y su uso es, por tanto, una tendencia creciente en la distribución de contenidos audiovisuales por parte de las agencias de verificación de datos iberoamericanas.

 

Conclusiones

 

TikTok emerge como un nuevo e importante actor en el ecosistema informativo. El impacto que la plataforma está teniendo a escala global se refleja también en las estrategias de distribución de contenidos de verificación por parte de los fact-chekers iberoamericanos, presentando una tendencia creciente que contrasta con la caída del resto de las plataformas. Si bien Youtube y Facebook siguen siendo las redes más destacadas en volumen de publicación, los datos apuntan a una tendencia al abandono de estas plataformas, lo cual, teniendo en cuenta su peso en el periodo inicial de estudio, podría explicar los datos de reducción del uso del formato vídeo por parte de las agencias de verificación, que podrían estar adaptando sus contenidos y formatos a plataformas especializadas en la distribución de vídeos de corta duración.

 

Agradecimientos

 

Este capítulo forma parte del proyecto «Narrativas digitales contra la desinformación. Estudio de redes, temas y formatos en los fact-checkers iberoamericanos», financiado por la Agencia Estatal de Investigación de España (Ref. PID2019-108035RB-I00/AEI/ 10.13039/501100011033).

 

Referencias

 

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7.

Fuente: Elaboración propia (2023).

Gráfica 1. Evolución del total de vídeo difundido por los fact-checkers iberoamericanos en las principales plataformas (2012-2022).

Gráfica 2. Evolución del total de vídeo difundido por los fact-checkers iberoamericanos en Facebook (2012-2022).

Fuente: Elaboración propia (2023).

Gráfica 3. Evolución del total de vídeo difundido por los fact-checkers iberoamericanos en Youtube (2012-2022).

Fuente: Elaboración propia (2023).

Gráfica 4. Evolución del total de vídeo difundido por los fact-checkers iberoamericanos en Instagram (2012-2022).

Fuente: Elaboración propia (2023).

Gráfica 5. Evolución del total de vídeo difundido por los fact-checkers iberoamericanos en TikTok (2012-2022).

Fuente: Elaboración propia (2023).

Gráfica 6. Evolución del total de vídeo difundido por los fact-checkers iberoamericanos en Facebook, Youtube, Instagram y TikTok (2012-2022).

Fuente: Elaboración propia (2023).