Innovar en innovación televisiva. Análisis de casos de éxito en los medios públicos europeos (2023)

 

 

Título del Capítulo: «Prólogo. Inno¿vamos?: Tareas pendientes en la innovación existencial de los medios»

Autoría: Urbano García Alonso

Cómo citar este Capítulo: García Alonso, U. (2023): «Prólogo. Inno¿vamos?: Tareas pendientes en la innovación existencial de los medios». En Fieiras Ceide, C.; Túñez López, J.M.; Rodríguez Castro, M. (eds.), Innovar en innovación televisiva. Análisis de casos de éxito en los medios públicos europeos. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones.

ISBN: 978-84-17600-96-9

d.o.i.: https://doi.org/10.52495/prol.emcs.21.p107

 

 

 

Prólogo. Inno¿vamos?: Tareas pendientes en la innovación existencial de los medios

 

Urbano García Alonso

Director de Innovación y Digital de RTVE

 

 

 

Si, por innovar, entendemos visualizar el mañana en la agenda del hoy, a los medios de comunicación tradicionales se nos trastabilla el calendario cuando confundimos transformación digital con digitalización, innovación con renovación y cambio cultural con maquillaje transitorio.

Partamos de las múltiples motivaciones que nos inducen a innovar: adelantarnos a la competencia, presumir dentro de nuestra industria, participar en una política simbólica, gastar dinero procedente de fondos que no llegarían por otras vías, ejecutar el impulso de un CEO proactivo que quiera dejar legado…pero ¿Qué ocurre cuando el leit motiv de la innovación es la mera supervivencia, la necesidad del cambio para sobrevivir? Hoy en día, este es el mayor principio de acción innovadora en los medios públicos: garantizar nuestra presencia en la vida de las personas. Porque, poco a poco, la vamos perdiendo.

Desde esta poco glamourosa motivación, intentamos ser relevantes para los ciudadanos, en medio de una tormenta perfecta contra los medios públicos en la que se cuestionan nuestra financiación, nuestra independencia editorial, nuestro papel en la sociedad y nuestra existencia en sí misma.

Internamente, los Public Service Media (PSM), estamos debatiendo qué somos o qué queremos ser. ¿Medios tradicionales de radio y televisión que, además, producimos digital? o ¿Empresas de core digital entre cuyas actividades están la radio y la televisión? Desde estos frentes, innovar es hacer lo que veníamos haciendo, pero de una manera diferente. E innovar disruptivamente es hacer productos y servicios totalmente distintos a los ejecutados hasta ahora. En el actual panorama, la disrupción debe ser el nuevo sistema operativo de la actividad de los medios. Ser disruptivo no es una opción.

La innovación «ordinaria» puede ser de producto, de procesos de organización o de modelo de negocio. En las páginas de este libro podéis encontrar muestras de cada una de ellas. Es decir, podemos identificar innovaciones en contenidos (del transmedia a la omnicanalidad o multicanalidad), de distribución (aplicaciones, VOD) e incluso de soportes. Hay para quienes se puede simplificar en transformación digital toda huida hacia delante en la que cambias o te cambian, o te distingues o te extingues, o te aclimatas o te «acli-mueres».

Frente a esa innovación ordinaria que puede emparejarse conceptualmente sólo con una evolución puramente tecnológica (inteligencia artificial, periodismo 360, realidad aumentada, realidad virtual, big data, blockchain o NFT’s) hay una innovación existencial que precede, como debate, a cualquier aplicación de estas novedades: ¿Cuál es el papel de los medios públicos en el actual ecosistema digital en el que hay nuevos actores vía Economía de Creadores de Contenido? ¿Cuál es nuestra relevancia en una nueva comunicación conversacional en la que la balanza se inclina a la toma de decisiones por la audiencia/usuarios empoderados por la tecnología?

Para nosotros, innovar en innovación es responder a estas, y otras, cuestiones. Y concluimos que sólo lograrán sobrevivir aquellos medios que:

1). Se llamen como se llamen —ya sea prensa, radio, televisión— sean capaces de construir una comunicación 360º escrita, hablada, vista y escuchada en la que se derriben los tradicionales silos verticales entre televisión, radio y los mal llamados ya medios «interactivos». Todo es interactivo y todo es digital. Por tanto, van quedando obsoletos los términos tradicionales para dar paso a una comunicación total en la que lo importante son los contenidos y no tanto las ventanas de emisión.

Los medios públicos seguimos dedicando más del 80% de nuestros recursos justo a lo que va en decadencia, la radio y la televisión «de toda la vida». Mientras, despachamos con menos del 20% restante a eso que seguimos clasificando como un apéndice, «lo digital», justo lo que camina en auge.

2). Mantengan una verdadera interacción con su audiencia para que ésta pueda convertirse en una comunidad de intereses, vía conversación real, continua y bidireccional. Para mantener su relevancia, los medios de comunicación (especialmente los públicos) deben ser capaces de reinventarse rápidamente y con determinación, ritmos contradictorios con su velocidad actual de movimientos.

Y, en materia de informativos, entender que los cambios de paradigma en el consumo y la generación de contenidos han variado lo suficiente como para replantearse los conceptos mismos de noticia, espacios informativos o boletines, entre otros. Esta reflexión nos conducirá a ser sociales antes que radiofónicos y televisivos, a cambiar las prioridades, los flujos informativos, los espacios, las profesiones y los roles vinculados, para llegar al cambio realmente profundo que se necesita, el de las culturas corporativas obsoletas y ancladas en el siglo XX, las de visión telecéntrica y telediariocéntrica.

Hoy en día no es viable contar, a las tres de la tarde y las nueve de la noche, las noticias a una audiencia que ya conoce las noticias. Y no basta con disponer de una LAB, incorporar el periodismo móvil o la inteligencia artificial, repensar los formatos y narrativas, personalizar las noticias y bregar con las desinformaciones y fake news. Tenemos urgencia en pasar de la probeta a la producción diaria todas las iniciativas que verán reflejadas en las siguientes páginas.

29 autores de 14 centros universitarios e investigadores desgranan en este libro iniciativas de innovación desarrolladas por los PSM europeos, con especial énfasis en el ámbito informativo. Analizan a la vez que nos ponen tareas a los medios: colocar a los usuarios en el centro, adoptar una mentalidad digital de productos y servicios, implementar un liderazgo efectivo y transformacional y armar una estrategia basada en datos.

Se trata de entender todo nuestro camino como una senda de innovación. De generar un ecosistema innovador de aprendizaje más que desarrollar departamentos de innovación con iniciativas puntuales. De inocular el gen innovador en el ADR (Aprender/Desaprender/Reaprender) de nuestras organizaciones.

Si me preguntan cuál es el objetivo de una Dirección de Innovación en una corporación pública de medios, responderé que «desaparecer, como tal, antes de cinco años». El hecho de que exista un departamento concreto dedicado a la innovación en una empresa no es un buen síntoma. Es el reconocimiento, explícito, de que la Innovación aún no está impregnando la cultura de esa empresa y sigue siendo necesario alguien que la dirija.

A partir de las experiencias de otros, y de las conclusiones de los investigadores, a nosotros nos corresponde concienciar sobre la necesidad perentoria de innovar como modus operandi, superar las resistencias a los cambios, entender que no hay que tener una estrategia digital, sino una estrategia global en un mundo que es digital…y asumir que la velocidad de cambio en nuestro entorno es muy superior a la interna de transformación.

Nos quedan tareas pendientes. En normalidad, la innovación es siempre conveniente. En tiempos de incertidumbre, es imprescindible.