Título del Capítulo: «El fenómeno de la emigración andaluza a Cataluña a través del cine: La piel quemada (1967), de Josep Maria Forn»
Autoría: María Purificación Subires Mancera
Cómo citar este Capítulo: Subires Mancera, M.P. (2025): «El fenómeno de la emigración andaluza a Cataluña a través del cine: La piel quemada (1967), de Josep Maria Forn». En Ruiz Muñoz, M.J.; Ruiz del Olmo, F.J.; Simelio Solà, N. (eds.), Andalucía y Cataluña.Cultura e interacción en las representaciones audiovisuales contemporáneas. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones.
ISBN: 978-84-17600-17-4
d.o.i.: https://doi.org/10.52495/c1.emcs.32.c47
Capítulo 1. El fenómeno de la emigración andaluza a Cataluña a través del cine: La piel quemada (1967), de Josep Maria Forn
María Purificación Subires Mancera
Universidad de Málaga
1. Introducción
El cine, como reflejo de la sociedad de cada momento, es un medio de comunicación que tiene la capacidad de plasmar, a través de las historias que cuenta, los cambios sociales y las dinámicas demográficas. Así, el fenómeno de la emigración andaluza a Cataluña, el vínculo que así se establece entre ambas regiones y la irrupción del turismo —que a su vez actúa como uno de los desencadenantes que favorecen la llegada de emigrantes andaluces a Cataluña— fueron el germen que dio origen al largometraje La piel quemada, de 1967. La obra, dirigida por Josep Maria Forn, relata la vida de un albañil andaluz que trabaja en la costa catalana —en Lloret de Mar— en pleno boom turístico, y el viaje que realiza su familia, desde su pueblo de origen, para reunirse con él. En la película se ofrece una visión que pretende ser realista, pero que puede calificarse como estereotipada, del fenómeno de la emigración andaluza a Cataluña. En el filme se muestran los desequilibrios territoriales —con un sur mísero y deprimido frente a un norte más próspero y desarrollado—, así como la contraposición entre el mundo rural, atrasado y pobre, y el urbano —en este caso, la zona costera—, como un lugar de oportunidades, pero también de discriminación y penalidades.
La obra puede encuadrarse dentro de la corriente neorrealista, y guarda un estrecho parentesco con otras anteriores como la española Surcos (1951), de José Antonio Nieves Conde, o la italiana Rocco y sus hermanos (1960), de Luchino Visconti, donde se aborda el éxodo del campo a la ciudad —una cuestión que hoy día sigue de actualidad, debido al problema de la despoblación rural. Sin embargo, la obra analizada difiere de las aquí citadas en aspectos como el tratamiento de los personajes, dibujados con mucha más profundidad y realismo en estas últimas.
La película, producida en plena dictadura franquista, burla de algún modo la censura, con la que, como resalta García Ponce (2017: 153), «no tuvo grandes problemas», y ofrece una perspectiva crítica, feroz y desgarrada, que cuestiona las condiciones de vida de la España de la época y se aleja de la visión edulcorada de otros filmes de su tiempo. Puede considerarse por ello una obra de gran relevancia en la historia del cine español, que no deja indiferente por el tratamiento de la realidad y por la crudeza con la que muestra a los personajes. Si hay una idea en la que insisten los distintos autores que han analizado esta obra de Forn (Soler, 2011; Quintana, 2017; García Ponce, 2017) es la de su contemporaneidad, ya que la emigración, la inmigración y los desequilibrios territoriales —no sólo por cuestiones económicas, sino también climáticas o bélicas— son asuntos de total actualidad. En este sentido, afirma Soler, «su vigencia permanece intacta, aunque si se rodase de nuevo, el objetivo de la situación de los emigrantes, en ese caso, debería aplicarse a personas venidas de otros países» (2011: 118). Éste es, además, un tema recurrente en el cine a lo largo de su historia, como ha constatado Eduardo Moyano en su libro titulado La piel quemada: cine y emigración, donde recopila más de doscientas películas que abordan el fenómeno migratorio, tanto en Europa como en América (RTVE, 2016).
Otro elemento de actualidad que destaca en la película es el del negocio de la construcción y la «voracidad urbanística» en la costa vinculada al desarrollo turístico (Soler, 2011: 118; Sánchez Biosca; Rodríguez Tranche, 2009: 62; Quintana, 2017: 135), una realidad que contrastaba entonces con la de las viviendas precarias en las que vivían los emigrantes que llegaban a Cataluña y que dio lugar al fenómeno del barraquismo (Soler, 2011: 115-116). A ello debe sumarse otro elemento que resalta García Ponce, el diferente grado de acogida que reciben turistas y emigrantes, y la distinta manera en la que son juzgadas sus acciones: «los primeros hacen ruido en las terrazas, trasnochan y nadie les interrumpe en la playa. Por el contrario, los autóctonos son menos tolerantes con los inmigrantes […]», ya que, además, estos últimos «han venido a quedarse» (2017: 158). Y de esta mezcolanza de procedencias, idiomas y culturas surge el miedo a la «hipotética pérdida de sus raíces culturales» por parte de la población autóctona (Quintana, 2017: 142).
Por último, en lo relativo a la representación de la identidad andaluza en los medios audiovisuales debemos citar el trabajo de Ruiz Muñoz (2015), autora de la obra El cine olvidado de la Transición Española. Historia y memoria del audiovisual independiente en Andalucía, que destaca la existencia de unos «elementos simbólicos» que han sido utilizados tradicionalmente en el cine «para representar la imagen de esta comunidad» (2015: 278) y que son «tópicos del pasado» que no reflejan la verdadera identidad andaluza, «tan diversa social y culturalmente» (2015: 283). Estos tópicos y estereotipos aparecen de manera muy clara en La piel quemada de Josep Maria Forn.
Este texto tiene como objetivo analizar la imagen que se proyecta del fenómeno de la emigración andaluza a Cataluña y de la sociedad andaluza y catalana de la época a través del retrato que se hace de ellos en el citado largometraje. Para ello se recurrirá al estudio de acciones, personajes y lugares (localizaciones).
Las preguntas de investigación que nos planteamos son las siguientes:
a) ¿Cuáles son los principales temas abordados en la película en torno a la emigración y las personas emigrantes procedentes, en particular, de Andalucía?
b) ¿Cuál es la imagen que se proyecta en ella de personas emigrantes andaluzas, oriundas de Cataluña y turistas?
c) ¿Contribuye la obra a que la sociedad comprenda el fenómeno de la emigración y a que sea capaz de ponerse en la piel de las personas que se marchan de su lugar de origen para comenzar una nueva vida en otro sitio?
La piel quemada es un largometraje de 110 minutos, en blanco y negro, del que Josep Maria Forn es director, guionista y productor. Sus principales intérpretes son Antonio Iranzo (el protagonista principal, José), Marta May (la protagonista principal, Juana), Silvia Solar, Luis Valero, Ángel Lombarte y Carlos Otero (EGEDA, 2006). Las localizaciones de la película son Lloret de Mar, Guadix, Purullena, Valencia y Barcelona.
La obra muestra un día completo de la vida de los protagonistas: una jornada de un albañil, José, en Cataluña, y el viaje que emprende su familia, desde su pueblo, en Andalucía, para reunirse con él. Para ello se recurre a un montaje cronológico alternado —con imágenes de cómo va transcurriendo el día para cada uno—, que al final se acaba convirtiendo en convergente, en el momento en el que por fin se encuentran los personajes en Lloret de Mar. Pero la acción no sólo se desarrolla en el presente, sino que se acompaña de varios flashbacks, que son evocaciones del pasado en Andalucía, tanto por parte de José, el albañil, como de su mujer, Juana. Estos recuerdos son muy importantes en el desarrollo de la trama, puesto que explican la historia de los personajes, cómo era su vida allí y cuáles fueron los motivos que los llevaron a tomar la decisión de emigrar. Sin ellos, la historia no estaría completa y no podría comprenderse el momento presente narrado en la película. Así, el primero de los flashbacks se produce cuando José toca la guitarra durante su horario de descanso en el trabajo. En ese momento recuerda la frustración que sentía tras salir a buscar trabajo en su pueblo, no conseguirlo y tener que volver sin un jornal a su casa. El segundo también es especialmente significativo, pues tiene lugar mientras Juana va en el tren, con sus hijos en el regazo, y recuerda el momento de su boda. A éstos siguen otros cuatro a lo largo de la historia, que aluden tanto a momentos de ocio como de trabajo especialmente relevantes para los protagonistas.
Uno de los elementos más destacados de La piel quemada es la manera tan clara en la que muestra los desequilibrios territoriales entre un mísero y deprimido sur —donde las oportunidades de trabajo son mínimas y hay que luchar para sobrevivir y conseguir algo que llevarse a la boca—, y un norte más próspero y desarrollado —en el que, aunque las condiciones sean duras, sí que existen oportunidades—. Esas oportunidades, a su vez, están motivadas por la llegada de turistas y la necesidad de construir alojamientos para ellos. Se muestra el contraste entre una Andalucía empobrecida, dedicada a la agricultura, y una Cataluña en desarrollo y expansión, dedicada al turismo. De esta forma se justifica la emigración andaluza.
Toda la película está construida a partir de la oposición entre diferentes mundos —el de emigrantes, catalanes y turistas— que cohabitan en un mismo espacio (Lloret de Mar) y de las interrelaciones que se establecen entre ellos. Un ejemplo lo encontramos en el propio título del filme, La piel quemada, donde el autor juega con el doble sentido al hacer alusión a ambos mundos: la piel quemada por el sol por estar trabajando, o bien, por estar haciendo turismo, tomando el sol en la playa. Otra muestra de esta oposición aparece en el arranque de la película. En primera línea de playa, catalanes y turistas disfrutan del mar en un día soleado (momento de ocio, descanso), mientras que, en segunda línea de playa, obreros de la construcción trabajan en una obra. La interrelación entre los dos mundos se produce en distintos momentos: cuando las turistas entran dentro del campo de visión de los obreros, o cuando éstos, una vez acabada su jornada de trabajo, van a bañarse a la playa. El choque entre ambos mundos, y la manera en la que lo muestra Forn, resulta brutal. Estamos, en resumen, ante mundos diferentes —con diferentes niveles económicos, intereses, trabajo, disponibilidad de tiempo libre, costumbres, etc.— que se entremezclan.
En la obra se muestran, por tanto, dos realidades contrapuestas: la de quienes se desplazan porque no tienen dinero y buscan trabajo para sobrevivir (emigrantes), y la de quienes se desplazan porque tienen suficiente dinero para cubrir sus necesidades básicas y pueden gastar el resto en ocio (turistas). Y entre ambas realidades, como escenario de esa dicotomía, se encuentra Cataluña, que actúa como foco de dinamización económica que atrae tanto a quienes buscan ganar dinero como a quienes buscan gastarlo. De esta forma, el filme plantea el movimiento de la población como un factor de dinamización económica de un territorio.
Una vez hecha esta introducción, necesaria para entender la obra en su conjunto, pasamos a analizar los temas abordados en la obra en sí:
Los personajes están dibujados con trazo grueso, tan grueso que casi no deja ver lo que hay dentro de sus corazones. No se profundiza en su psicología y esto conduce a visiones estereotipadas: el andaluz juerguista frente al catalán intolerante. Forn lleva al extremo a los personajes, exacerba sus comportamientos y acciones —emigrantes juerguistas y borrachos frente a catalanes intolerantes y con aire de superioridad que no aceptan la llegada de población desde otros puntos del país o de la península (Portugal) mucho más desfavorecidos económicamente—. Al mismo tiempo, Forn muestra a catalanes que aceptan plenamente a la población emigrante, e incide en la capacidad de trabajo y de lucha de los emigrantes. Toda la película, por tanto, está construida sobre una continua oposición de ideas.
Si analizamos al principal protagonista, José, nos surge la siguiente pregunta: ¿por qué quiso Forn mostrar la emigración de andaluces a Cataluña a través de este personaje, que es reprochable desde el punto de vista moral —pues carece de valores, es infiel y mentiroso— y está vacío —es plano, rudo y muy primario? El personaje de José ya apuntaba maneras en su propio entorno, en su tierra, ya se saltaba las normas morales y sociales impuestas y «se salía del tiesto», como suele decirse coloquialmente. Si en obras como Surcos o Rocco y sus hermanos, algunos de los personajes se pervierten fuera de su entorno, en el caso de José, él ya era así de antemano. La nueva vida en la zona costera sólo le da alas y la oportunidad de seguir actuando sin valores ni respeto. En relación con los efectos del desarraigo, destaca la idea de la desinhibición y el desmadre: al salir del propio entorno se produce una exacerbación de ciertos comportamientos y actitudes, lo cual conduce a la tragedia en las dos películas citadas. Frente a esto, la reagrupación familiar aparece como una posible solución: una vez que llega su familia, se espera que José siente la cabeza.
Frente a él, la imagen de Juana es pasiva, la de una mujer sumisa, forzada y sometida por completo a José, su marido. Preocupada por el bienestar de su familia, se siente inferior y se ve incapaz incluso de aprender catalán.
Si tenemos en cuenta las características de los personajes que representan a los emigrantes andaluces y, más particularmente, a los obreros dedicados a la construcción, podemos afirmar que la película recurre a estereotipos: son trabajadores, pero primitivos, juerguistas, ruidosos e irrespetuosos. De la población catalana se ofrece una visión dual: aceptación y trato igualitario frente a rechazo, trato discriminatorio y sentimiento de superioridad. En tercer lugar, debe hablarse de la imagen de los turistas, que vienen a España con una perspectiva distinta de la vida, basada en el disfrute inmediato, y sin tener en cuenta ninguna de las normas morales que imperaban en la España de la época. También en este caso aparece el estereotipo de la turista sexual.
Una cuestión que igualmente debe ser abordada al hablar de los personajes andaluces es el acento, ya que el hecho de que la mayor parte de los actores no sean andaluces da lugar a que hablen un andaluz «forzado», irreal, que no se parece a la manera de hablar de la zona de la que proceden los principales protagonistas.
En primer lugar, al plantearnos si esta obra contribuye a que la sociedad comprenda mejor el fenómeno de la emigración, debemos destacar que Forn es muy contradictorio en su discurso. Por una parte, hace un retrato feroz y distorsionado de los emigrantes, a los que acusa, a través de distintas acciones que se reflejan en la película, de gamberros, salvajes, maleducados e incluso ladrones, pero al mismo tiempo los muestra como personas muy luchadoras, trabajadoras y esforzadas, que se dejan la piel por sus familias y a las que nadie regala nada. Simplemente luchan por su supervivencia, por salir adelante, por comer cada día, por satisfacer sus necesidades básicas, sin preocuparse de otras cuestiones «más elevadas». En este sentido, el autor no representa ni atiende a la riqueza cultural andaluza y se ampara, para su retrato, en tópicos y estereotipos. Forn también ofrece, como ya se ha indicado, una doble perspectiva de la sociedad catalana. Por un lado están quienes respetan y comprenden a la población emigrante que llega, y, por otro, quienes la ven como un peligro y, aunque sean conscientes del trabajo que realizan, la tratan con desprecio y superioridad y sólo desean su marcha. Como elemento desestabilizador, aunque a la vez aglutinador, muestra el turismo, que es visto con buenos ojos tanto por la población catalana como por la emigrante.
La película concluye con un aire de esperanza al presentar a una familia que ha salido de una situación muy precaria y que va a comenzar una nueva vida en un lugar en el que —con trabajo y esfuerzo— conseguirá seguramente prosperar. Esto se aprecia, por ejemplo, al final de la película, en el momento en el que Juana, la mujer, se muestra dispuesta a arreglar la casa para convertirla en un hogar, siendo como es un lugar inhóspito, sin puertas ni ventanas y en mitad del campo —al final no muy distinto de su antigua casa-cueva. Y los niños, nada más llegar, ya comienzan a aprender las primeras palabras en catalán. El lugar además es bonito, costero, y ofrece muchas más oportunidades para el ocio que el lugar de procedencia. Hoy día, curiosamente, las casas-cueva de las que procedían los protagonistas también se han convertido en un destino turístico, patrimonio cultural, porque reflejan una forma de vida y tienen un interés etnográfico. El turismo se ha convertido finalmente en la esperanza de futuro para todos.
EGEDA (2006): Josep María Forn. Filmografía. La piel quemada. Recuperado de https://www.egeda.es/josepmariaforn/forn/castellano/filmografia_fichas/Ficha_34.asp
García Ponce, David (2017): «Realismo y disidencia: la inmigración en La piel quemada, de Josep Mª Forn, y Els altres catalans, de Francisco Candel», en López García, Tibisay et ál. (coords.): El texto y sus fronteras: Estudios entre literaturas hispánicas y disciplinas artísticas, Madrid: Philobiblion, Asociación de Jóvenes Hispanistas; Universidad Autónoma de Madrid, pp. 149-170. Recuperado de http://www.joveneshispanistas.com/wp-content/uploads/2017/09/09-David-Ponce.pdf
Quintana, Àngel (2017): «La piel quemada y la cuestión de la inmigración interior durante el franquismo», en Bou, Enric; Zarco, Julieta (eds.): Fronteras y migraciones en ámbito mediterráneo, Venecia: Edizioni Ca’Foscari, Biblioteca di Rassegna Iberistica, pp. 133-145. Recuperado de https://edizionicafoscari.unive.it/media/pdf/books/978-88-6969-208-6/978-88-6969-208-6-ch-09_MohtKWY.pdf