Obsolescencia informativa programada. Incidencias de lo local a lo global (2025)

 

 

Título del Capítulo: «Medios, obsolescencia selectiva y migración. Cinco millonarios frente a 700 migrantes»

Autoría: José Manuel Moreno-Domínguez; David Montero-Sánchez

Cómo citar este Capítulo: Moreno-Domínguez, J.M.; Montero-Sánchez, D. (2025): «Medios, obsolescencia selectiva y migración. Cinco millonarios frente a 700 migrantes». En Jurado-Martín, M.; López-Rico, C.M. (eds.y dirs.), Obsolescencia informativa programada. Incidencias de lo local a lo global. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones. .
ISBN: 978-84-10176-06-5

d.o.i.: https://doi.org/10.52495/c3.emcs.34.p113

 

 

 

Capítulo 3. Medios, obsolescencia selectiva y migración. Cinco millonarios frente a 700 migrantes

 

José Manuel Moreno-Domínguez

David Montero-Sánchez

 

Este capítulo lleva a cabo un análisis de la cobertura de dos situaciones trágicas que se recogieron en los medios de comunicación nacionales e internacionales en junio de 2023, cuando el pesquero Adriana naufragó en aguas del Mar Jónico con más de 700 migrantes a bordo, justo unos días antes de que cinco millonarios a bordo del minisubmarino Titán se perdieran en el fondo del océano tratando de visitar los restos del Titanic. El tratamiento mediático desigual de ambos casos evidencia, además de criterios de visibilidad e invisibilidad informativa ligados a la clase social, la raza o la nacionalidad, las rutinas periodísticas que determinan el interés mediático de ambos temas, así como las expectativas de la audiencia en torno a qué debe aparecer en un periódico.

A mediados de junio de 2023 se sucedieron con pocos días de diferencia dos eventos distintos con resultados trágicos y similares: fallecimientos en el mar. El primero de ellos hace referencia a la muerte de cientos de migrantes en el mar Jónico tras naufragar el pesquero Adriana cuando trataban de llegar a suelo europeo. Resulta difícil establecer el número de personas que murieron en este naufragio, ya que no se tienen referencias claras de cuántas viajaban en la barca o quiénes eran, y no se han podido recuperar muchos de los cuerpos de quienes se ahogaron.

Por otro lado, apenas unos días después, cinco personas perdieron la vida mientras intentaban acceder a los restos del Titanic en un sumergible de la empresa OceansGate llamado Titán. Sus nombres eran Stockton Rush, Hamish Harding, Paul-Henri Nargeolet, Shahzada Dawood y Suleman Dawood. Sabemos que los pasajeros tuvieron que pagar un cuarto de millón de dólares por la excursión y algunas noticias incluso mencionan que cada uno de ellos llevaba lo indispensable dentro de una mochila: agua, cámara de fotos y un sandwich. También sabemos que el sumergible disponía de un par de orinales y de un baño portátil de emergencia.

La casualidad de que ambas situaciones se sucediesen en el tiempo con tan poca distancia permite evidenciar algunos de los criterios con los que se producen, difunden y reciben las noticias, y las razones que determinan los parámetros de atención mediática, así como las dinámicas culturales, económicas y políticas que determinan a escala social lo que es noticioso y los eventos cuya cobertura se extiende en el tiempo.

Por ello, nuestro análisis de la cobertura de ambos episodios en el contexto de los medios en España busca desentrañar patrones de visibilidad e invisibilidad informativa (Blanco et al., 2023) ligados a la clase social, la raza o la nacionalidad y a otras cuestiones de tipo ético y de responsabilidad social de los medios de comunicación (Lozano, 2012). Conceptos como novedad informativa, noticiabilidad, infoentretenimiento o la construcción de relatos espectaculares enfocados a llamar la atención se entrecruzan (Martini, 2000; Thussu, 2007; Couldry, 2009) con una lectura teórica propia de la economía política de la comunicación, en la que los criterios de rentabilidad impregnan el enfoque periodístico, haciendo de la información una mercancía atractiva para su consumo antes que un ejercicio de responsabilidad democrática.

El texto se construye sobre la noción de obsolescencia aplicada a los medios (Jurado-Martín, 2023) y se centra en analizar la falta de novedad e interés en lo que respecta a la información difundida por los medios de comunicación generalistas en torno a la inmigración irregular. Consistentemente, las rutinas de producción periodística han venido manteniendo la tragedia de la migración forzosa en un habitual segundo plano, sujeta a formas de representación alienantes que a menudo deshumanizan a sus protagonistas e impiden establecer lazos de solidaridad con personas que sencillamente buscan un futuro (Kay, 2016; Musolff, 2015). El ciclo de vida de las noticias sobre la migración irregular y la comparación con otras que atraen mayor atención nos ayudará a entender la naturaleza de esta obsolescencia que nos deja como trasfondo uno de los problemas éticos más evidentes que, en nuestra opinión, afecta a los medios occidentales en la actualidad.

Es importante señalar que las dinámicas de las que nos ocupamos no se generan únicamente a partir de ciertas rutinas periodísticas, sino que más bien suponen el reflejo de lógicas sociales discriminatorias mucho más profundas que se evidencian en aspectos como los recursos que se destinaron a la búsqueda de las personas desaparecidas o la política de fronteras que aplica cada estado en situaciones de emergencia. En los casos que nos ocupan, por ejemplo, las diferencias fueron notables. Mientras que cuatro buques y diez helicópteros de EEUU, un robot submarino francés y dos aviones de Canadá, entre otros medios, se movilizaron para intentar hallar con vida a los cinco millonarios que viajaban en el Titán, las 700 personas migrantes del Adriana tuvieron que esperar siete horas a la deriva en el Mar Jónico para que les rescatasen.

«Es un contraste horrible y repugnante», declaraba a los medios de comunicación esos días Judith Sunderland, directora adjunta de la división de Europa y Asia Central de la organización Human Rights Watch, al comparar los medios y recursos dedicados por distintos estados a cada caso.1 En gran medida, el despliegue de medios en el caso del sumergible Titán ilustra también un interés social del que los medios de comunicación se hacen eco y retroalimentan la atención pública. Esto plantea un razonamiento ciertamente perverso: a lo que se dedica más dinero o lo que conlleva más infraestructura y recursos, precisa también de mayor cobertura mediática. De esta forma, el robot enviado por Francia, que puede sumergirse a 6.000 metros; el barco equipado con robots submarinos dispuesto por Noruega y los aviones canadienses y americanos que buscan el Titan, se imponen ante otros relatos para los que hay menos recursos, materiales e informativos; demandan un despliegue más acelerado, menos sofisticado y también menos demandado por las audiencias.

Por último, resulta también innegable que la condición de millonarios de los ocupantes del Titán frente a las limitaciones económicas de las personas migrantes sitúa en primer plano un discurso de clase que afecta a la cobertura de ambos eventos. Si bien es posible trazar la presencia del tipo de aporofobia a la que se refieren a menudo intelectuales como Adela Cortina (2017), es evidente en este caso también la presencia de un cierto resentimiento de clase ante los dispendios de los extremadamente ricos, capaces de pagar grandes cantidades de dinero y correr riesgos ciertos por una frivolidad como contemplar las ruinas del Titanic.

Coberturas mediáticas desiguales

Una búsqueda sencilla en la base de datos MyNews (https://mynews.es/), que recoge las noticias que se publican en España en medios digitales e impresos, revela bien a las claras la diferencia en la exhaustividad de la cobertura mediática de ambos eventos en el contexto informativo español. Mediante una búsqueda con términos identificativos (palabras clave) en medios de alcance nacional y regional durante el periodo de una semana desde el día en que se informa por primera vez de cada noticia, podemos comprobar que mientras que el hundimiento del batiscafo Titán fletado por OceansGate para ver los restos del Titanic generó un total de 1.251 noticias, las noticias sobre la muerte de la mayoría de los 700 migrantes del pesquero Adriana en el mar Jónico sumaron algo menos de la mitad (622).

El dato cuantitativo resulta útil para entender la dimensión de la cobertura que genera un evento; sin embargo, nuestro interés se centra en las razones que permiten entender esta diferencia y, para ello, es necesario un enfoque analítico que profundice en el tipo de cobertura y establezca las razones de dicha desigualdad en términos de interés mediático. En este sentido, se ha sometido a un análisis crítico del discurso (Van-Dijk, 2016; Weiss; Wodak, 2007; Ramanathan; Hoon, 2015) más profundo la cobertura de ambos eventos en El País, El Mundo y ABC, periódicos de referencia a nivel nacional, limitándonos exclusivamente a la edición en papel de cada uno de ellos. En el caso del naufragio de migrantes en el mar Jónico, El País publica a lo largo de la semana siguiente a la tragedia un total de 9 noticias sobre el tema, mientras que ABC publica 7 y El Mundo únicamente 5. En lo que respecta al hundimiento del sumergible con los cinco millonarios que intentaban visitar los restos del Titanic, El País publica un total de 6 noticias; El Mundo publica 10 y ABC hasta 16 incluyendo artículos de opinión que hacen mención del tema.

Aunque en esta cobertura por parte de los principales medios escritos en España también son perceptibles algunas diferencias en lo que respecta a los números, como veremos, en este caso la desigualdad a la que nos referimos en esta sección atiende principalmente a cuestiones que atañen a los distintos tipos de información publicada.

Un elemento de partida implica el reconocimiento de que el número de fallecimientos juega un papel únicamente relativo como vector del interés que muestran los medios en cada una de estas noticias. Se trata no obstante de un vector complejo, dado que en torno al mismo se entrecruzan elementos culturales que señalan tanto a la otredad de los migrantes como a la repetición de este tipo de noticias hasta el límite de la deshumanización del otro en el relato periodístico. La novedad, como eje central del foco periodístico, apunta hacia la excepcionalidad del hundimiento del Titán frente a un relato tristemente habitual en los medios españoles, es decir, la pérdida de vidas migrantes en el mar. De hecho, sería posible argumentar que el principal motivo por el que los medios generalistas analizados prestan atención a un naufragio sucedido en las costas griegas apunta principalmente al insoportable número de personas fallecidas y desaparecidas.

Estas diferencias se sustancian en un enfoque profundamente etnocéntrico por parte de los medios de comunicación occidentales que se evidencia, por ejemplo, en la elección de fuentes para la elaboración de informaciones periodísticas sobre la inmigración. De acuerdo con el informe «Inmigracionalismo 8», publicado por la Red Acoge, en más de un 80% de las informaciones sobre migración no se da voz a las personas migrantes. Igualmente, más del 50% de las informaciones sobre este tema evitan la palabra «persona» cuando se refieren a las personas que están migrando (Red Acoge, 2020). Son cuestiones que nos ofrecen la dimensión del reto al que se enfrentan los medios de comunicación y la ciudadanía a la hora de exigir un tratamiento mediático adecuado sobre el fenómeno migratorio y el coste humano del mismo. Una exigencia que han puesto de manifiesto distintos colectivos y organizaciones cuando reclaman un periodismo más humano y con especial atención por la inclusión y la diversidad.

A nivel general, otro aspecto significativo que es necesario tener en cuenta alude a criterios narrativos y a la posibilidad de crear un foco de interés en torno al desarrollo de una situación en marcha (cfr. Bell, 2005). En este sentido, se aprecia que el accidente del sumergible Titán generó una lógica de incertidumbre —alrededor del posible rescate de las personas que viajaban en él— que fue plenamente explotada por los medios de comunicación de cara a generar interés entre sus audiencias. Otro hecho que apunta a la creación de un interés sostenido a partir de dinámicas narrativas lo proporciona el hecho de que la cobertura del accidente del Titán se extendiese a lo largo de toda la semana analizada, mientras que las noticias del naufragio del Mar Jónico y el posterior recuento de personas rescatadas, fallecidas y desaparecidas, con excepciones, se apaga tras 4 o 5 días.

El análisis propuesto tendrá en cuenta también la sección en la que se colocan las noticias; hasta qué punto se aborda desde los espacios de opinión del periódico, así como la presencia de los temas analizados en portada, con el objetivo de dar una idea de la importancia concedida por el periódico a ambos temas.

Por último, se examinará igualmente el enfoque que se da a ambas noticias en la cobertura informativa de los tres medios seleccionados. Se trata de determinar en este punto el sentido de la noticia, por qué se hace hincapié en algunos aspectos frente a otros y cómo se presenta frente a los lectores en cuanto hecho noticioso. Particularmente se tendrá en cuenta el criterio de «novedad», es decir, de qué forma cada una de las noticias incide en el hecho noticioso como nuevo, bien sea a partir de un desarrollo en una cadena de acontecimientos, o bien a partir de un análisis más profundo de las causas y las repercusiones de un determinado evento. Nuestra intención con ello es determinar hasta qué punto ciertas noticias se ven afectadas por una cierta obsolescencia que implica un cansancio y reticencia a informar sobre las mismas con la debida profundidad e interés.

Obsolescencia y migración

El Diccionario de la Real Academia Española de la lengua define el término ‘obsoleto’ como «anticuado o inadecuado a las circunstancias, modas o necesidades actuales». Entre sus antónimos se cuentan adjetivos como «moderno, actual, nuevo o novedoso». Gran parte del análisis realizado sobre la cobertura mediática de los eventos que nos ocupan indica que la información sobre la migración, particularmente cuando esta implica la pérdida de vidas en el mar, está cayendo presa de un proceso acelerado de obsolescencia, en tanto refieren a noticias que pierden pronto el sentido de novedad y pasan a formar parte de los hechos habituales, hasta el punto en el cual se aprecian lógicas de pérdida de sensibilización que afectan tanto a las rutinas periodísticas como al acercamiento de las audiencias a las propias noticias.

Esto resulta muy notable en las noticias analizadas de El Mundo, El País y ABC del hundimiento del pesquero Adriana con unos 700 migrantes en el Mar Jónico, especialmente si las comparamos con la novedad del hundimiento del sumergible Titán en las mismas fechas. A pesar de que el primero se trata del peor episodio de pérdida de vidas de personas migrantes en el Mediterráneo hasta la fecha, según la UE, la cobertura informativa analizada raramente va más allá de la información sobre el hecho y rápidamente desaparece del foco de interés, derivando incluso en ocasiones hacia aspectos circunstanciales como el silencio de Grecia ante el episodio o sus posibles consecuencias en relación con la política migratoria de los países de la UE.

Por otro lado, la cobertura del accidente en el sumergible Titán, que supuso la pérdida de la vida de las cinco personas que viajaban en él, mantiene en la mayoría de las coberturas analizadas un interés mediático constante, que incluso aumenta a medida que se acerca el más que posible desenlace. El sentido narrativo, la sensación de que se está creando una historia, forma parte esencial de la cobertura, generando momentos de tensión que atraen la atención de los lectores. Esto es particularmente visible, por ejemplo, en la cobertura de ABC, que añade a sus titulares («Sin rastro del Titán, a pocas horas de que se acabe el oxígeno» o «Rescate contra reloj para hallar el sumergible del Titanic») la tensión propia de un cliffhanger televisivo.2

Igualmente, otra medida del interés mediático muy alto que provoca la noticia del sumergible Titán viene dada por la presencia de lo que podríamos definir como «noticias adyacentes», es decir, piezas informativas que utilizan el «gancho» de la noticia principal para dar pie a informaciones escasamente novedosas. Así ocurre de nuevo en ABC, que el día 25 de junio dedica una página y media de su sección de «Sociedad» a la siguiente noticia: «Canarias desafía al accidente del Titán con su turismo submarino». Ya el día 23 de junio, este mismo periódico había dedicado media página de su sección de «Sociedad» a la noticia: «La española que se sumergió 2.600 metros: “Es un riesgo, pero te puede la curiosidad”». Sería posible argumentar que dichas «noticias adyacentes» aprovechan el interés generado por la noticia principal y la desplazan hacia nuevos focos de interés secundarios.

En lo que respecta a la importancia otorgada por cada periódico a cada una de las noticias que nos ocupan, resulta reseñable que en ninguno de los periódicos analizados la noticia del naufragio del Adriana sea considerada como la principal de portada, ni siquiera en el día posterior a la tragedia. De los tres únicamente El País dedica espacio en su portada a esta noticia con dos breves menciones el 15 de junio («Al menos 79 muertos en el naufragio de un barco en el mar Jónico», con fotografía) y el 16 de junio («Mujeres y niños, recluidos en la bodega durante el naufragio», sin fotografía). Para El País la principal noticia de portada el día 15 de junio fue «Abascal muestra en Murcia que ningún apoyo al PP será gratis», mientras que el día 16 de junio el periódico abría con la siguiente noticia principal: «El PP de Feijóo abre la puerta a las políticas de la ultraderecha».

Curiosamente, la situación es la opuesta en el caso de la tragedia del sumergible Titán: únicamente El País no lleva la noticia a portada en ninguno de los días analizados, mientras que El Mundo y ABC lo hacen en dos ocasiones, en los días 22 y 23 de junio, en todos los casos con fotografías. En estos casos, la utilización de fotografías identifica la noticia del Titán como uno de los focos de interés del día y contrasta con la ausencia de menciones en portada al hundimiento del Adriana unos días antes, a pesar de disponer, en páginas interiores en este caso, de la poderosa imagen del barco completamente cargado de migrantes.

Llama la atención también en el análisis el alto número de textos que el diario ABC dedica al sumergible Titán a lo largo del periodo analizado, un total de 16 incluyendo artículos de opinión con menciones al tema. Una posible explicación a esta situación la ofrece el emplazamiento de esta cobertura en la sección de «Sociedad» en lugar de en las páginas de «Internacional» como sí ocurre en El País y en El Mundo.

En lo que respecta al tratamiento informativo, resulta notable la personalización de las víctimas en el caso de los millonarios fallecidos a bordo del Titán. En diferentes momentos, los tres periódicos ofrecen perfiles de los fallecidos. El País, por ejemplo, dedica a estos perfiles una página completa de su sección de «Internacional» el día 23 de junio. Por contraste, la información sobre el hundimiento del Adriana apenas repara en las víctimas desde una perspectiva personal o se ocupa de sus historias de vida o de los motivos particulares por los que se encontraban en el barco hundido.

Hay, sin embargo, algunas excepciones como la pieza informativa publicada por Marta Cañete en ABC el sábado 17 de junio, titulada «Gracias a Dios por salvarte. Tranquilo, encontraremos a Aziz», en la que se cuenta la historia del joven sirio Mohammed, superviviente del desastre, y su reencuentro con su hermano Fathi, o la noticia de El País titulada «Si figura en la lista, es que está vivo», publicada el 18 de junio. Hay que decir que una posible explicación a esta falta de historias personales la ofrece otra noticia publicada por Hibai Arbide y María Martín en El País el 20 de junio con el título «Grecia impone el silencio en torno al naufragio del mar Jónico» en la que quedan recogidas las dificultades de medios y Organizaciones No Gubernamentales para hablar con las personas supervivientes debido a las trabas impuestas por las instituciones griegas.

Sin embargo, estas excepciones no obvian una tendencia más general que sitúa a las personas migrantes como objeto de escaso interés personal en los relatos de la prensa occidental. En este sentido, el periodista colombiano Santiago Sánchez Benavides se pregunta: «¿Por qué los abrazos de hermanos sirios reencontrándose en los campos de migrantes de Kalamata, los cientos de desaparecidos y la inquietante negligencia de las autoridades griegas —que justifican haber llegado tarde a salvar vidas porque el pesquero se resistió en un primer momento a ser rescatado—, no están en el centro de un seguimiento palpitante?» (Sánchez Benavides, 2023). Dicho seguimiento palpitante no habría cejado a la hora de encontrar responsables y se habría detenido en la injusticia y la calamidad en cada caso particular, sobre todo en los casos de niños y niñas como, por otra parte, hemos visto en atentados terroristas en suelo occidental.

Por último, resulta igualmente reseñable la presencia de cuestiones éticas vinculadas con el accidente del sumergible Titán en varios artículos de opinión dentro de la cobertura analizada. La cuestión común a estas piezas de opinión apunta a cuestiones de clase y se plantea si resulta frívolo pagar grandes cantidades de dinero y arriesgar la vida para poder ver los restos del Titanic. Es el caso, por ejemplo, de la columna «Defendiendo la estulticia», firmada por María José Solano y publicada en ABC el 23 de junio. Por el contrario, el naufragio del Adriana parece suscitar menos interés desde una perspectiva ética. Aunque se observa cierta presencia del tema en piezas de opinión tanto en El País, que publicó el 16 de junio un editorial con el título «Naufragio náutico-marítimo», como en ABC («Otra tragedia evitable», 15 de junio), ambas piezas se limitan a realizar llamadas a la acción por parte de la UE y a señalar aspectos circunstanciales, como que los tripulantes del Adriana rechazaran la ayuda, sin entrar en cuestiones éticas y morales en torno a la muerte de migrantes en el mar.

Conclusión

El análisis que hemos llevado a cabo en este capítulo pone de relieve dinámicas de funcionamiento de los medios de comunicación, sobre todo, en lo que respecta a los criterios de novedad e interés informativo, que resultan ciertamente sesgados en el tratamiento de las noticias de los dos eventos analizados. Dicho sesgo se centra tanto en la extensión y en el número de las noticias publicadas como principalmente en el enfoque de las mismas.

Con ciertas diferencias entre los medios analizados, las noticias sobre el naufragio del Adriana reflejan un cierto hartazgo o, al menos, una falta preocupante de sensibilización y de relevancia de la tragedia que, si bien no es notable en el análisis de cada pieza en concreto, sí resulta evidente al abordar la cobertura general de cada medio y, sobre todo, en la comparación con el tratamiento informativo del accidente del sumergible Titán. Aspectos importantes para delinear dicha desigualdad remiten, entre otras cuestiones, a la presencia de cada noticia en portada, así como a los marcadores que determinan el interés mediático (composición de los titulares, utilización de fotografías, noticias adyacentes, presencia de cada tema en géneros de opinión y disposición narrativa de la cobertura).

El análisis de estos patrones de interés que mencionamos nos permite también trazar una evolución narrativa en la cobertura de las noticias que remite a criterios propios de fenómenos como el infoentretenimiento (ver Ortells-Badenes, 2014). El criterio de novedad parece derivar hacia aquello que no sólo llama la atención, sino hacia lo que puede ser serializado narrativamente y demanda una conclusión. En lugar de lógicas de responsabilidad social y profesional, parece imponerse la importancia de temas llamativos que demandan una atención sostenida por parte de las audiencias, una necesidad de noticias que destacan en un panorama cultural saturado por lógicas de entretenimiento y consumo sencillo, incluso en el caso de periódicos consolidados en sus versiones en papel, que se suponen menos sujetas a fenómenos como el clickbait o el impacto en redes sociales.

Por encima de cualquier otra consideración, dichos fenómenos exigen la consideración de un acercamiento a los criterios informativos desde la economía política de la comunicación. Se impone la necesidad de comprender de qué modo lo que Vincent Mosco ya identificaba a principios de siglo como «la liberalización, comercialización y privatización de las industrias de la comunicación» (Mosco, 2006: 63) ha transformado radicalmente los criterios con los que se seleccionan, publican y disponen las noticias. Frente a ello, resulta imprescindible que los medios ejerzan de una forma definida la responsabilidad que les compete como agentes socializadores, preservando la dignidad de las personas, el humanismo intrínseco a las migraciones y el hecho de que migrar es un derecho, no un fenómeno.

Bibliografía

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2 El término cliffhanger se utiliza habitualmente en el contexto de las series de televisión para designar un recurso narrativo en el que uno o varios personajes se enfrentan a una situación extrema al final de un capítulo, generando con ello una tensión psicológica en el espectador que aumenta su deseo de avanzar en la trama y/o de ver el siguiente episodio.