Obsolescencia informativa programada. Incidencias de lo local a lo global (2025)

 

 

Título del Capítulo: «Hemos acostumbrado mal a la gente: a ir deprisa, a no alimentarse bien… a que todo sea inmediato»

Autoría: Juan Carlos Romero-Centurión

Cómo citar este Capítulo: Romero-Centurión, J.C. (2025): «Hemos acostumbrado mal a la gente: a ir deprisa, a no alimentarse bien… a que todo sea inmediato». En Jurado-Martín, M.; López-Rico, C.M. (eds.y dirs.), Obsolescencia informativa programada. Incidencias de lo local a lo global. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones. .
ISBN: 978-84-10176-06-5

d.o.i.: https://doi.org/10.52495/c10.emcs.34.p113

 

 

 

Capítulo 10. «Hemos acostumbrado mal a la gente:a ir deprisa, a no alimentarse bien…a que todo sea inmediato»

 

Juan Carlos Romero-Centurión

 

 

Las redes sociales han transformado el mundo de la información, hasta el punto de que apenas pasa un segundo cuando cualquier publicación, por absurda que sea, empieza a acumular los tan valorados ‘likes’. Incluso hay gente que parece vivir solo para sumar más y más, como si de una competición se tratara y de lo que hay que presumir, pero también quien está deseando que suban algo para poner que le gusta o que lo rechaza, aunque no tenga ni la más remota idea del tema sobre el que está opinando.

Redes sociales que no son, repito, no son medios de comunicación, pero a las que se les da una excesiva trascendencia. Todo eso provoca una especie de deseo de inmediatez en saber y conocer lo que está pasando a tu alrededor, primero a modo de flash, con titular y apenas unas líneas, sin pararte a pensar en el cómo, el dónde, el cuándo, el por qué, incluso si es verdad o no lo que estás leyendo u oyendo. Una sensación de la que se han contagiado algunos medios, sobre todo digitales. No se valora la calidad que debe tener una noticia, el trabajo que representa prepararla en condiciones para que el lector o el oyente estén informados convenientemente y puedan tener una opinión formada con todos los ingredientes necesarios. Hay que darla enseguida, antes que nadie. Si puede ser ayer, mejor que hoy.

La inmadiatez lo impregna todo

La obsolescencia informativa se da en todos los entornos independientemente de si es local, regional, nacional o internacional. Se da en cualquier rincón del mundo. Las nuevas tecnologías nos permiten acceder a todo tipo de información sobre cualquier tema, se quiere inmediatez, aunque lo que nos llegue quede desfasado en unos instantes, caduque enseguida. Vamos demasiado deprisa para todo, y el mundo de la información no es una excepción.

La inmediatez lo ha impregnado todo. Quizá la única sección en la que las cosas solo pasan cuando suceden es la de necrológicas.

El oyente, el lector, buscan la información en las webs de televisiones y radios mientras espera las horas en que la tele y la radio emitirán sus informativos. Mientras tanto repasa redes que se van renovando constantemente para acabar enganchando a la persona, y de paso conseguir que se suscriba con las ofertas con las que constantemente se le bombardea.

En las actuales circunstancias, tiempo o espacio de cobertura es lo de menos. De lo que se trata es de dar esa información cuanto antes, aunque su periodo de vigencia sea limitado porque el entorno va a demandar saber más. Basta con proporcionar un avance, o un ‘flash’, o un simple titular y poner a su lado ‘seguiremos informando o ampliaremos la información’ para mover a la curiosidad del receptor a estar pendiente de más datos. Y reitero que está sucediendo a todos los niveles.

Las nuevas generaciones de periodistas deben conocer la realidad de la profesión

Todos los medios de comunicación, ya sean radios, televisiones y por supuesto periódicos, disponen de una página web en la que vuelcan sus noticias al instante. Eso hace que el profesional vaya en muchas ocasiones y literalmente hablando, con la lengua fuera. Mientras estás en una rueda de prensa hay que estar pendiente de lo que están diciendo, al tiempo que desde el ordenador o desde el móvil vas escribiendo el texto para subirlo a las redes para que la información sea al instante. Eso puede hacer que algo de esa información se te escape, con lo que es muy posible que lo que en ese momento estás trasladando no esté completo.

Posteriormente en la redacción de tu medio tienes que adaptar la noticia al espacio o al tiempo que tienes —según si radio, tele…—, a toda velocidad para que se pueda dar a la hora en la que tienes el informativo. Con la evidente falta de gente que hay en periódicos, televisiones, radios y webs, el trabajo se multiplica y puede influir en la calidad de esa información.

En este contexto, lo que hay que trasladar a los futuros profesionales, es que la realidad es bien distinta a lo que aprenden en las facultades. Está muy bien formarse, tienen que formarse, por supuesto, pero también intentar aprovechar los periodos vacacionales para aprender lo que es un periódico, una emisora de radio, una televisión o una web, aunque sea sin remuneración a cambio, para empezar a meter la cabeza en la profesión. Impregnarse bien de ella. Por otro lado, ser conscientes de que hay que patearse bien la calle, donde está la noticia y no en las notas de prensa que se envían no solo desde las Administraciones —cada vez más habituales—, ya que contienen lo que se quiere que se cuente. Y muchas veces esa, precisamente, no es la noticia. Hay que arañar y rebuscar dentro de esa nota. Solo así se podrá tener opinión propia y visión crítica.

El periodismo puede poner un poco de cordura

Hay una canción del grupo The Kinks titulada ‘Give the people what they want’ (Dale a la gente lo que quiere), que dice en una de sus estrofas: «Dale a la gente lo que quiere. Tienes que darle a la gente lo que quieren. Mientras más obtienen más necesitan. Y cada vez se vuelven más difíciles de complacer». Hemos acostumbrado mal a la gente en muchos sentidos. A ir deprisa a todas partes, a no alimentarse convenientemente porque no hay tiempo, a pensar y querer por encima de sus posibilidades, a que todo sea ya, de inmediato. Y una profesión como la nuestra puede ayudar a poner un poco de cordura a todo esto, aunque no guste a algunos y nos consideren un peligro para unos intereses que, por regla general, no son los de la gente de a pie.

La sociedad no se para en conceptos, sino que observa lo que tiene alrededor o le dicen, por ejemplo, los ‘famosos’ youtubers o influencers, pensando que quieren ser como ellos. No a ser uno mismo o una misma. Quieren ser otra persona sin darse cuenta de que lo único que están haciendo es ayudar a que esa persona tenga esa vida a la que quiere llegar sin conseguirlo. Lo vemos en las opiniones que se escriben a cualquier noticia o comentario. Simplemente se dice no porque no, con faltas de ortografía.Conclusión

Es complejo separar la experiencia de una mirada crítica genérica, dado que en la situación actual prácticamente van de la mano.

La obsolescencia informativa programada acaba siendo una herramienta que se aplica para captar la atención del oyente o del lector y sumarle a los datos de audiencia y poder presumir de ello a la hora de que se dé a conocer el Estudio General de Medios.1 Todo acaba reduciéndose a poder decir que se es el medio más seguido, con más oyentes, con más lectores, con más capacidad de seguimiento de las noticias que se proporcionan a lo largo del día.

Los profesionales de la información podemos convertirnos en ese grupo capaz de llamar la atención a la sociedad, conseguir que se mire en un espejo para que piense si lo que está viendo es de su agrado. Apelar a las conciencias para, paso a paso, seguramente lento, generar un cambio de mentalidad hacia una sociedad mejor de la que tenemos en la actualidad.

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Soy Juan Carlos Romero Centurión, director de Informativos de Cope Elche desde 2015. Anteriormente fui redactor del Diario La Verdad en Elche durante 25 años, del Diario Información durante tres, de Ser Elche Radio otros tres, y he colaborado con Radio Elche, El mundo deportivo o Trece TV.

 

1 Referencia al Estudios General de Medios, EGM, de la Asociación para la Investigación de la Comunicación. https://www.aimc.es/