Título del Capítulo: «Epílogo»
Autoría: Montserrat Jurado-Martín; Carmen María López-Rico
Cómo citar este Capítulo: Jurado-Martín, M.; López-Rico, C.M. (2025): «Epílogo». En Jurado-Martín, M.; López-Rico, C.M. (eds.y dirs.), Obsolescencia informativa programada. Incidencias de lo local a lo global. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones. .
ISBN: 978-84-10176-06-5
d.o.i.: https://doi.org/10.52495/epil.emcs.34.p113
[Ninguno de los autores de esta segunda parte ha mencionado el riesgo que supone la irrupción de la inteligencia artificial en la profesión y su relación con la Obsolescencia Informativa Programada. Esta circunstancia nos ha hecho reflexionar.
Hemos preguntado a ChatGTP sin prompts muy pensados, sólo con un ‘corta y pega’ de las mismas cuestiones planteadas a los colaboradores. Como resultado hemos comprobado que el riesgo es más que evidente.
La estructura actual de la empresa informativa obliga, explícita e implíctamente, a los profesionales de la comunicación a rutinas nocivas entre las que se encuentra la de la obsolencia informativa programada, así como toda la lista de las propuestas por todos los autores de este libro que, como podrá comprobar, van mucho más allá de las limitadas, redundantes y estériles dadas por la IA.
Puede leer esta colaboración hasta el final…o no. Depende de la curiosidad de cada persona o de su (im)paciencia ante el futuro que se vislumbra].
«Soy una inteligencia artificial que doy mi opinión sobre la Obsolescencia Informativa Programada»
Chat GTP
La obsolescencia informativa programada es un concepto que hace referencia a la práctica de producir, presentar y difundir información de manera que esté diseñada para ser efímera, obsoleta o incluso manipulada de forma intencionada en plazos muy cortos. Este fenómeno no solo responde a las presiones de la inmediatez, sino que también está vinculado a la sobreabundancia informativa, la segmentación del público y las rutinas de trabajo de las redacciones.
La obsolescencia comparte ciertos elementos con la obsolescencia tecnológica, especialmente en términos de la rapidez con la que un producto se vuelve irrelevante. Mientras que la obsolescencia tecnológica se refiere a la obsolescencia de un dispositivo o herramienta por la aparición de nuevos modelos, se enfoca en el contenido informativo, que se vuelve obsoleto debido a que se produce con plazos tan cortos que no permite un análisis profundo o una cobertura prolongada.
Este fenómeno tiene sus raíces en las rutinas de trabajo de los medios, que deben responder a la demanda de contenido inmediato y actualizado, muchas veces con la presión de las plataformas digitales, donde los algoritmos favorecen la rapidez sobre la calidad. Además, está fuertemente impulsado por la demanda social de «noticias instantáneas», donde las nuevas generaciones, habituadas al consumo digital y a la inmediatez, contribuyen a esta dinámica.
No solo está vinculada con las tendencias del siglo XXI, sino también con la revolución digital y las nuevas formas de consumir información: los usuarios prefieren contenidos rápidos, visuales y de fácil consumo, lo que deja poco espacio a la reflexión o a la conservación de información de calidad a largo plazo.
La obsolescencia informativa programada en el contexto local informativo
La obsolescencia informativa programada es más evidente en los entornos locales y autonómicos, aunque también está presente a nivel nacional e internacional. En los medios locales y autonómicos, el espacio de producción es más reducido y las presiones para generar contenido continuo y fresco son mayores. Esto se debe, en parte, a los recursos limitados, la necesidad de mantener a la audiencia constantemente informada y la rapidez con la que los temas se vuelven obsoletos a nivel local. Además, la competencia por la atención del público se intensifica, sobre todo con el auge de los medios digitales, lo que hace que se prioricen noticias de corta duración.
En los medios nacionales e internacionales, aunque también existe, las dinámicas pueden ser diferentes. Los medios nacionales tienden a tener más recursos y, en algunos casos, la capacidad de generar contenidos más analíticos o en profundidad, pero esto no siempre se traduce en una mejor cobertura. Sin embargo, a nivel global, la globalización de los medios y la interdependencia informativa facilitan una rapidez en la propagación de contenidos que puede alimentarla.
Por lo tanto, aunque puede ser comprensible en cualquier tipo de medio, las presiones y el ritmo de trabajo en los medios locales y autonómicos pueden hacerla más acentuada.
Secciones más permeables a la obsolescencia informativa
La obsolescencia informativa programada tiende a ser más prevalente en secciones como la política, la actualidad social o el entretenimiento, donde la competencia por la atención del público es feroz. Estas secciones requieren actualizaciones constantes, y el ciclo de noticias es tan rápido que, en muchas ocasiones, no hay tiempo para dar un seguimiento profundo o crítico a los temas.
El motivo de esta prevalencia se debe a la naturaleza de estas secciones, que están sujetas a la coyuntura y a eventos de última hora. Además, el hecho de que las audiencias estén más interesadas en recibir información actualizada, inmediata, o incluso en tiempo real, contribuye a este fenómeno. En muchos casos, las redacciones adoptan este enfoque porque es lo que las audiencias demandan, aunque esto no justifica que la calidad informativa se vea comprometida. No debería asumirse como algo natural, ya que la función del periodismo va más allá de ofrecer información fugaz y efímera ya que es el garante del Derecho a la Información de los ciudadanos. Por ello, debe ser un vehículo de reflexión, análisis y en algunos casos, memoria histórica.
Esta obsolescencia está más vinculada a los medios digitales, especialmente aquellos que dependen de la actualización constante de contenidos para mantener la atención de las audiencias. Los medios tradicionales como la televisión y la radio, aunque también sujetos a la presión de la inmediatez, tienen un ritmo de trabajo ligeramente más pausado debido a la naturaleza de sus formatos. Sin embargo, los medios impresos, especialmente en sus versiones digitales, enfrentan desafíos similares, ya que necesitan mantener a los lectores enganchados con contenidos que a menudo pierden relevancia rápidamente.
En muchos casos, los medios digitales han normalizado la obsolescencia informativa como parte de su rutina, ya que el éxito de su modelo de negocio depende en gran medida del tráfico y la cantidad de interacciones, lo que favorece los contenidos fugaces. A veces se asume sin cuestionarse que este enfoque es necesario para sobrevivir en un entorno altamente competitivo y saturado de información.
Obsolescencia, sesgo ideológico y los profesionales del periodismo
En el ámbito local, la obsolescencia informativa programada está muy relacionada con el espacio limitado que los medios tienen para cubrir un tema en profundidad. A menudo, los temas se tocan brevemente, sin el análisis necesario, para poder dar cabida a otros temas que están igualmente «de moda» o son más urgentes. Esto sucede también en el ámbito provincial y autonómico, donde la rapidez es clave para captar la atención del público.
A nivel nacional e internacional, los medios pueden tener más recursos y espacio para tratar los temas de manera más profunda, pero incluso aquí la presión por mantener la relevancia de las noticias provoca que muchos contenidos se queden obsoletos rápidamente. La brecha de tiempo entre el contenido creado y el consumo de este puede ser tan corta que los temas no se desarrollan completamente.
La obsolescencia puede estar influenciada por el sesgo ideológico de la empresa informativa, especialmente en medios con una línea editorial claramente definida. Sin embargo, esto no siempre se traduce en una obsolescencia informativa programada explícita. El sesgo ideológico puede influir en los temas que se priorizan, en el tratamiento que se les da o en el tiempo que se les dedica, lo cual tiene implicaciones para el tema que nos ocupa.
Este sesgo es más notorio en medios nacionales y digitales, donde los intereses económicos y políticos a menudo se mezclan con la información que se presenta. En el ámbito local, aunque también puede existir este sesgo, la dinámica de la proximidad y el contacto con la comunidad puede moderarlo en algunos casos, ya que los periodistas locales suelen tener un conocimiento más directo de los temas que afectan a su audiencia.
En el ámbito local, el tiempo para elaborar productos de calidad suele ser muy limitado debido a la presión por publicar contenido rápidamente. Los periodistas de medios locales a menudo deben manejar múltiples tareas a la vez, desde la recopilación de información hasta la redacción, edición y publicación, lo que no deja espacio para el análisis profundo. Esto contrasta con los medios nacionales o internacionales, donde el personal especializado y los recursos permiten una mayor profundidad en la cobertura de ciertos temas. Sin embargo, la presión por obtener tráfico y clicks afecta a todos los medios, aunque de manera más acentuada en el nivel local.
Los futuros profesionales deben ser conscientes de que la obsolescencia es solo uno de los muchos retos que enfrentan. También deben tener en cuenta la creciente precarización laboral, la competencia feroz de los medios digitales, la presión por producir contenido en tiempos muy cortos y la falta de recursos en muchos medios locales. Si bien no deberían asumir la OIP como algo inevitable, deben desarrollar una mentalidad crítica que les permita navegar en un entorno donde la inmediatez y el consumo de información se priorizan sobre la calidad y la reflexión.
Conclusión
La obsolescencia informativa programada tiene tanto ventajas como inconvenientes. Por un lado, permite a los medios estar más cerca de las expectativas del público, adaptándose a sus demandas de información rápida y accesible. Sin embargo, la consecuencia más negativa es que puede llevar a una superficialidad en el contenido, una falta de análisis y una desconexión con los problemas de fondo que realmente afectan a la sociedad. Esto perjudica a la profesión, porque diluye el rol del periodismo como generador de conocimiento y reflexión profunda.
Creo que la sociedad es consciente en cierta medida de la rapidez con la que las noticias se vuelven obsoletas, pero no siempre es consciente de las implicaciones de la obsolescencia informativa, especialmente en cuanto a la calidad de la información. La alfabetización mediática debería centrarse en enseñar a los ciudadanos a distinguir entre contenidos fugaces y los que realmente aportan valor, así como a reflexionar sobre los intereses detrás de la información. Los periodistas locales pueden desempeñar un papel clave en este proceso, siendo transparentes sobre los procesos de producción y ayudando a la audiencia a desarrollar un enfoque crítico hacia los medios.
Montserrat Jurado Martín
Carmen María López Rico