Donde habita la cultura. Distritos creativos, modelos y tensiones en la ciudad contemporánea  (2025)

 

 Título del Capítulo: «Prólogo»

Autoría: Antonio Castro-Higueras; José Patricio Pérez-Rufí

Cómo citar este Capítulo: Castro-Higueras, A.; Pérez-Rufí, J.P. (2025): «Prólogo». En Castro-Higueras, A.; Pérez-Rufí, J.P. (eds.), Donde habita la cultura. Distritos creativos, modelos y tensiones en la ciudad contemporánea. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones.
ISBN: 978-84-10176-15-7

d.o.i.: https://doi.org/10.52495/prol.emcs.42.c48

 

 

Prólogo

 

 

Antonio Castro-Higueras

Universidad de Málaga

 

José Patricio Pérez-Rufí

Universidad de Málaga

 

Este trabajo colectivo ofrece una aproximación crítica, interdisciplinar y contextual al fenómeno de los distritos culturales y creativos. Estos espacios pueden ser entendidos como catalizadores de transformación urbana, dinamizadores económicos y lugares de producción simbólica. En su conjunto, los capítulos que conforman esta publicación comparten una voluntad común: explorar cómo la creatividad, el arte y la cultura se integran en el espacio urbano para generar nuevas formas de vida, trabajo, expresión e identidad.

Los distritos culturales han adquirido una centralidad creciente tanto en el discurso académico (como demuestra esta misma publicación) como en las políticas urbanas contemporáneas. Desde sus primeras formulaciones teóricas, estos espacios han sido entendidos como ecosistemas que concentran actividades culturales y creativas en áreas urbanas concretas y que generan sinergias entre instituciones, empresas, artistas y comunidades locales. Se trata, por lo tanto, de territorios vivos, interdependientes y complejos en los que confluyen dinámicas de innovación, regeneración, memoria e industria cultural. En este sentido, los distritos creativos son un nuevo modelo de desarrollo urbano y, simultáneamente, una manifestación de la ciudad contemporánea como espacio de negociación entre lo económico, lo simbólico y lo social.

La idea de ciudad creativa ayuda a comprender este nuevo pensamiento urbano basado en el valor estratégico de la cultura. La cultura se convierte en motor económico y en herramienta para redefinir la identidad local, proyectar imagen de marca urbana y atraer talento. Sin embargo, como advierte Richard Florida en The rise of creative class (2002), el atractivo de estos distritos también ha propiciado procesos de gentrificación y exclusión social y ha llegado a desplazar a las comunidades que les dieron origen.

En definitiva, como parte integrante de las industrias creativas, los distritos culturales se enfrentan a la paradoja de su naturaleza como espacio de expresión de la creatividad, de desarrollo artístico o de resistencia cultural, y como espacio integrado en los engranajes comerciales y funcionales de la economía neoliberal contemporánea. Por una parte, los distritos remiten a un campo vinculado a la producción simbólica, al patrimonio, a la memoria y al valor social de la cultura. En esta perspectiva, son territorios donde el arte sale al encuentro de la comunidad, donde lo local y lo identitario se articulan con lo colectivo y desde lo colectivo. Sin embargo, por otra parte, desde su faceta industrial y económica, también priorizan su capacidad para generar valor económico a partir de la innovación, el diseño, la tecnología o la propiedad intelectual. Es aquí donde lo cultural puede ser instrumentalizado como recurso económico y como valor de cambio, es decir, como marca urbana para atraer turismo e inversión. Así pues, este libro no adopta una visión idealizada y pone el foco en estas tensiones estructurales: entre autenticidad y mercantilización, entre inclusión y elitización, entre comunidad y mercado, entre industria y creatividad.

Esta publicación se abre con el capítulo «Los distritos culturales como ecosistemas creativos. Fundamentos teóricos», de José Patricio Pérez-Rufí y Penélope Martín-Martín. En él se traza un mapa teórico de los distritos culturales como instrumentos clave en el desarrollo urbano contemporáneo. A partir de una revisión crítica de la literatura académica, se desarrolla un análisis que destaca el carácter híbrido de estos espacios, ubicados en la intersección entre lo simbólico y lo productivo, entre la dimensión cultural y la lógica del mercado. La relevancia de estas iniciativas se explica por su capacidad para dinamizar áreas degradadas, promover la regeneración simbólica de la ciudad y catalizar nuevas formas de producción y vida urbana. El texto aborda también los modelos de gobernanza (top-down y bottom-up), para concluir en la idea de que la eficacia de los distritos depende de su capacidad para combinar planificación institucional y dinamismo comunitario. Asimismo, identifica una serie de rasgos compartidos a escala global, como la reutilización patrimonial, la diversidad funcional, la orientación inclusiva, el compromiso con la sostenibilidad, la integración tecnológica y la colaboración multisectorial. En suma, si bien se reconoce su potencial transformador, se advierte sobre las tensiones que atraviesan su desarrollo. De esta forma, los distritos culturales son presentados como una forma urbana contemporánea que requiere una lectura compleja, atenta a sus posibilidades y a sus límites.

El segundo capítulo está escrito por el profesor Carlos García Vázquez y lleva por título «La ciudad creativa. Un nuevo pensamiento urbano basado en la creatividad». El texto ofrece una fundamentación sólida y crítica del concepto de ciudad creativa y lo presenta como un nuevo paradigma urbano que sitúa la creatividad en el centro de la planificación, la economía y la vida ciudadana. La ciudad creativa se entiende así como un entramado complejo donde convergen industrias culturales, dinámicas sociales, políticas públicas e infraestructuras físicas y simbólicas. En este contexto, la cultura y la creatividad se conciben como activos económicos de primer orden, con capacidad para generar valor y para redefinir la identidad y la competitividad de las ciudades, especialmente de aquellas de tamaño medio que aspiran a posicionarse en la economía global. Una de las principales aportaciones del trabajo es la identificación de los requisitos que debe reunir una ciudad para ser creativa: un liderazgo institucional fuerte, una sociedad abierta y diversa, una masa crítica de actividades creativas, equipamientos culturales y educativos adecuados, una orientación «glocal» y, finalmente, unos espacios urbanos que propicien la interacción, la experimentación y el intercambio, es decir, espacios urbanos creativos. Esta última condición es clave para el autor, que analiza lugares que permiten materializar esta lógica. Los casos del Distrito 22@ en Barcelona o del Landschaftspark en Duisburgo evidencian el potencial transformador de estas estrategias, especialmente cuando combinan cultura, sostenibilidad, participación y sentido de lugar.

El capítulo que le sigue se titula «Creadores de tendencias y distritos creativos», de Antonio Castro-Higueras. El autor analiza el papel de los trendsetters o creadores de tendencias como agentes innovadores que definen y generan nuevas modas antes de su adopción masiva. Se destaca la diversidad en la tipología de estos actores, que pueden ser individuos anónimos, figuras públicas, colectivos culturales o sociales, espacios específicos, empresas o instituciones. Además, se apunta que la clasificación y función de los trendsetters están influenciadas por el tipo de distrito creativo en el que operan y los flujos de gobernanza existentes. Se observaría así una diferenciación entre ecosistemas creativos con componentes bottom up, con artistas, colectivos autogestionados y espacios comunitarios, donde la innovación surge desde las bases, caso de la zona noreste del casco histórico de Sevilla; y aquellos con flujos top-down, con proyectos emprendidos por instituciones, como Distrito @22 de Barcelona, Matadero de Madrid o Soho Málaga, o hubs creativos liderados por entidades oficiales, caso exitoso es el del Polo de Contenidos Digitales de Málaga. La figura del creador de tendencias resulta fundamental para impulsar la innovación en estos ecosistemas, generando impactos culturales, sociales y económicos que trascienden al conjunto de la sociedad. Además, se señala que la influencia de los trendsetters no está limitada a contextos urbanos; ejemplos rurales como Villanueva del Rosario demuestran cómo espacios creativos en áreas rurales también pueden convertirse en referentes innovadores. En conclusión, los trendsetters son elementos clave en la dinamización y evolución de los ecosistemas creativos y su impacto social.

El cuarto capítulo, llamado «El precio de la creatividad. Gentrificación, desplazamiento y transformación social en los distritos creativos», viene firmado por los investigadores Luis Navarro Ardoy y Lucía Cordón Díaz. El estudio aborda el fenómeno de los distritos creativos desde una perspectiva sociológica, concibiéndolos como espacios urbanos estratégicos que concentran actividades vinculadas a las industrias culturales y creativas. Más allá de su potencial como motores de dinamismo económico, estos enclaves representan territorios de compleja interacción social, cultural y política, donde convergen procesos de transformación urbana, dinámicas comunitarias y disputas por el uso del espacio. A través de los estudios de caso del Raval en Barcelona, el Soho de Málaga y el Cuadrante Noreste del Casco Histórico de Sevilla se ilustran las tensiones inherentes al desarrollo de estos espacios. A través de entrevistas en profundidad con artistas, gestores culturales, representantes vecinales e institucionales, se identifican preocupaciones compartidas en torno al encarecimiento del suelo, la pérdida de identidad local y la creciente presión del mercado turístico, fenómenos que amenazan la sostenibilidad de los ecosistemas creativos. La gentrificación y la turistificación pueden ser devastadoras para los espacios creativos, ya que suelen impulsar el desplazamiento de comunidades locales y artistas debido al aumento de costos y la invasión de modelos comerciales que no respetan la identidad cultural del área. El estudio pone de relieve la necesidad de políticas públicas que contemplen el impulso económico de estos distritos y la preservación de su diversidad cultural y su tejido social. Asimismo, se plantea una línea de investigación emergente en torno al desplazamiento de artistas hacia zonas periféricas o rurales.

El quinto capítulo de este libro se titula «Comunidades virtuales: Nuevos espacios de comunicación para los creadores», y es obra de Antonio Castro-Higueras. En él se analiza la relación entre la creatividad y su distribución geográfica, comparando espacios físicos tradicionales, tales como los distritos creativos en Málaga (Lagunillas, Polo Digital y Villanueva del Rosario), con entornos digitales. A través de entrevistas semiestructuradas y cuestionarios a diversos creadores, el estudio busca determinar si la creatividad se concentra únicamente en espacios físicos o si también existe una extrapolación hacia el ámbito digital. Los resultados confirman que la creatividad puede manifestarse tanto en espacios físicos como en entornos digitales, con una posible integración o complementariedad entre ambas realidades en la producción creativa contemporánea. Se analiza así el papel de las plataformas digitales, que satisfacen diversas necesidades, como la exhibición de trabajos, construcción de audiencias, creación de conexiones con otros profesionales y clientes, acceso a oportunidades laborales, o promoción de la información, formación, colaboración y captación de talento. Se destaca que la presencia online ofrece una visibilidad y alcance global que resulta particularmente beneficioso para creadores ubicados en zonas rurales, ampliando sus posibilidades de participación en el mercado creativo global.

Este análisis resalta la importancia del entorno digital, de las plataformas como infraestructuras digitales que ponen en contacto a grupos de diferentes tipos de agentes y que ofrecen herramientas que generan sus propios productos, servicios y mercados, al tiempo que influyen en los procesos de creación y circulación de contenidos.

Le sigue en sexto lugar el capítulo «De la alternativa artística al espacio creativo contemporáneo neoyorquino. Clocktower Gallery y Pioneer Works», escrito por las investigadoras María F. Carrascal Pérez y Safiya Tabali. Este texto analiza la transformación de los espacios artísticos alternativos en Nueva York, específicamente la transición de Clocktower Gallery a Pioneer Works. Este proceso refleja una evolución desde modelos experimentales centrados en las artes hacia entornos multidisciplinarios que integran arte, ciencia y tecnología. La estrategia espacial de ambos centros, no obstante, se caracteriza por su flexibilidad y adaptabilidad, facilitando diversas actividades y promoviendo la colaboración entre diferentes disciplinas. Se subraya en este recorrido diacrónico el fenómeno urbano de los años setenta, donde artistas y creadores promovieron el reciclaje y la revitalización de edificios históricos como centros culturales independientes, contribuyendo a la dinamización urbana y a la apropiación social del patrimonio edilicio. Este movimiento evidencia una tendencia hacia la autogestión cultural y la reutilización patrimonial como estrategias para fomentar la innovación social y artística en contextos urbanos.

Los dos espacios analizados configuran una red interconectada de infraestructuras creativas, adaptándose a nuevas condiciones culturales y urbanas sin perder su vocación experimental. Revisitar estas experiencias, conocer a estas pioneras, sus estrategias, los componentes materiales y afectivos de sus procesos, supone hoy una oportunidad para abordar los planteamientos que pretenden entretejer a las nuevas comunidades e industrias creativas y culturales con los retos actuales de la ciudad contemporánea, desde preceptos ecológicos e inclusivos.

El séptimo capítulo de este libro es «De distrito industrial a distrito cultural: Carabanchel como polo de atracción creativa», de Cristina Pérez-Ordóñez y José Luis Torres-Martín. Aquí se estudia el caso de Carabanchel como ejemplo paradigmático de la transición de un espacio periférico, industrial y obrero hacia un modelo de nuevo ecosistema cultural y creativo de base comunitaria. A través de una revisión histórica y un análisis empírico de las dinámicas culturales del barrio, se muestra cómo la llegada de artistas, la recuperación de espacios industriales y la consolidación de redes vecinales han permitido la emergencia de un ecosistema creativo vivo, diverso y multidisciplinar. A diferencia de otros modelos de distritos creativos surgidos por iniciativa institucional, Carabanchel supone un modelo paradigmático de activación bottom-up, en el que la comunidad artística y vecinal ha desempeñado un papel protagonista en la resignificación simbólica y material del territorio. El trabajo destaca el papel fundamental de la música en vivo, las artes plásticas y el arte urbano como motores de transformación, así como la articulación de espacios colaborativos autogestionados, festivales y redes asociativas que han dado cohesión y visibilidad al proceso. También se abordan los retos derivados de la gentrificación, el alza de precios y la presión turística, que amenazan con desvirtuar el modelo original. Desde una mirada crítica y contextual, este capítulo presenta un caso donde se ensayan nuevas formas de gobernanza cultural, colaboración social y sostenibilidad creativa.

En el octavo capítulo, «Distritos culturales y creativos en Lisboa. Un acercamiento al Centro Cultural de Belém», Águeda María Valverde-Maestre propone una aproximación detallada al Centro Cultural de Belém (CCB), como caso paradigmático de distrito cultural contemporáneo en el contexto lisboeta. Mediante un estudio de caso cualitativo, apoyado en el trabajo de campo, la revisión documental y el análisis estructural, se ofrece una radiografía compleja de un enclave urbano donde se entrecruzan patrimonio, modernidad, industria cultural, turismo e identidades múltiples. El CCB es presentado como una infraestructura icónica surgida en el contexto de regeneración urbanística de Lisboa desde finales del siglo XX. Este distrito puede incluso interpretarse como una metáfora del dilema con el que se encuentran muchos distritos culturales: por un lado, impulsa la revitalización urbana, dinamiza la economía local, revaloriza el patrimonio y promueve la innovación, pero, al mismo tiempo, contribuye indirectamente a procesos de gentrificación y provoca el desplazamiento de los residentes originales. El capítulo destaca, en última instancia, que el verdadero valor de un distrito cultural va más allá de su arquitectura o programación y reside en su habilidad para articular un espacio de encuentro entre lo local y lo global, pero también entre lo institucional y lo comunitario.

El noveno capítulo («Los desafíos y el futuro de los distritos culturales», de José Patricio Pérez-Rufí) cierra esta obra con una reflexión crítica sobre los principales retos estructurales a los que se deben enfrentar los distritos culturales en su desarrollo y en su sostenibilidad a largo plazo. A partir de una perspectiva que combina análisis teórico y casos empíricos, se identifican cinco grandes desafíos: la gentrificación, la sostenibilidad económica, los modelos de gobernanza, la preservación de la identidad cultural y el impacto de las nuevas formas de consumo digital. Estos problemas han sido abordados en los capítulos previos: desde cómo el proceso de gentrificación puede poner en riesgo la esencia comunitaria y creativa de estos espacios, hasta el debate sobre la sostenibilidad de estas iniciativas, sus modelos de financiación o de gobernanza. Se apunta igualmente al reto de la autenticidad de estos proyectos frente a la mercantilización y la disneyficación de la cultura, como amenaza creciente en contextos urbanos globalizados. En suma, se trata de una contribución que invita a repensar el futuro de los distritos culturales desde el difícil equilibrio de las variables que condicionan su desarrollo y viabilidad: innovación, inclusión, identidad y sostenibilidad.

En conjunto, esta publicación ofrece un marco teórico y analítico sobre los distritos culturales y creativos y presenta una cartografía crítica de sus tensiones, sus posibilidades y sus contradicciones en diversos contextos. Los capítulos que conforman esta obra invitan a comprender estos espacios como laboratorios urbanos donde se ensayan nuevas formas de crear, producir y convivir, lejos de proponer un modelo idealizado. Proponemos así una mirada compleja, con la intención de ser plural e inclusiva, pero también crítica, conscientes de los riesgos de la instrumentación mercantilista de las acciones culturales. En última instancia, los distritos culturales y la reflexión sobre los mismos pueden ayudarnos a imaginar y a construir la ciudad del futuro: una ciudad donde arte e industria converjan en proyectos sostenibles, colaborativos y socialmente significativos, en los que puedan reconciliarse innovación, memoria, comunidad, economía y creatividad.

Referencias bibliográficas

Florida, Richard (2002): The Rise of the Creative Class, Nueva York: Basic Books.