Título del Capítulo: «De distrito industrial a distrito cultural: Carabanchel como polo de atracción creativa»
Autoría: Cristina Pérez-Ordóñez; José Luis Torres-Martín
Cómo citar este Capítulo: Pérez-Ordóñez, C.; Torres-Martín, J.L. (2025): «De distrito industrial a distrito cultural: Carabanchel como polo de atracción creativa». En Castro-Higueras, A.; Pérez-Rufí, J.P. (eds.), Donde habita la cultura. Distritos creativos, modelos y tensiones en la ciudad contemporánea. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones.
ISBN: 978-84-10176-15-7
d.o.i.: https://doi.org/10.52495/c7.emcs.42.c48
Capítulo 7. De distrito industrial a distrito cultural: Carabanchel como polo de atracción creativa
Cristina Pérez-Ordóñez
Universidad de Málaga
José Luis Torres-Martín
1. Introducción
En los últimos años se ha detectado una tendencia global a la creación y/o reconocimiento de los llamados distritos creativos (aunque también a los barrios creativos). Se trata de un concepto que surge en las dos últimas décadas y se deriva del «uso del arte y la cultura en los procesos de revitalización y transformación urbana de sectores importantes de las ciudades» (Bohórquez, 2021: 6). Este mismo autor afirma que, pese a parecer un fenómeno contemporáneo, estos procedimientos se han implementado en otros lugares y períodos históricos, tales como la Florencia del Renacimiento, la Roma del Barroco, el París de la Belle Époque o la Nueva York de los años sesenta del siglo pasado. Por su parte, Stern y Seifert (2007: 1), señalan: «While the arts are commerce, they revitalize cities not through their bottom-line but through their social role. The arts build ties that bind-neighbor-to-neighbor and community-to-community. It is these social networks that translate cultural vitality into economic dynamism». Es decir, la revitalización económica en estas zonas no es un fin en sí mismo, sino una consecuencia de la función social que lleva aparejada la actividad de los artistas y comercios vinculados a las industrias creativas que, a su vez, tejen nuevas redes sociales entre sus habitantes.
Dentro de este tipo de distritos, encontramos los impulsados por la acción institucional, es decir, aquellos que han sido planificados, desarrollados, ejecutados y dinamizados por iniciativa de algún ente público —generalmente ayuntamientos—. Ejemplos de este tipo de proyectos los encontramos en el llamado SoHo Málaga —el consistorio de la capital fue el encargado de ejecutar este proyecto en una zona deprimida y marginal, junto al Centro Histórico—, Poblenou Urban District @22 de Barcelona, el Distrito Centro de Madrid o el Ciutat Vella en Valencia. Todos ellos pertenecen a lo que Castro-Higueras, Pérez-Rufí y Gómez-Pérez (2024) denominan Top-Down, en función de los flujos de gobernanza. Es decir, se trata de iniciativas promovidas y financiadas por instituciones públicas.
En el otro lado encontramos los distritos creativos Bottom-Up, es decir, proyectos impulsados por las propias comunidades de residentes, tales como Lagunillas en Málaga o el Cuadrante Noreste Centro Histórico Sevilla. Sus características son una ausencia de planificación por parte de las administraciones públicas y un surgimiento impulsado por el activismo de sus habitantes, además de por la adopción de la autogestión como modelo de gobernanza (Castro-Higueras; Pérez-Rufí; Gómez-Pérez, 2024). Aunque pueden contar con apoyos institucionales, estos suelen llegar tras la puesta en marcha del distrito o barrio creativo y su función es reforzar la acción vecinal. A ello se suma que, junto a las iniciativas culturales, se desarrollan otras de carácter creativo y otras de finalidad social. En este sentido, este tipo de barrios se corresponden con lo que Tricarito, Jones y Daldanise (2020: 2) denominan Platform Spaces, «lugares culturales y creativos en los que la innovación social desempeña un papel clave en las actividades de compromiso con la comunidad, así como en la generación de interacciones colaborativas horizontales entre las diferentes partes implicadas y sus intereses».
En cualquiera de los dos casos, estos tipos de iniciativas culturales y creativas sirven de herramientas para la revitalización social y también económica, ya que muchas veces van de la mano de intereses de desarrollo turístico. Actúan como nodos de atracción de nuevos residentes, artistas, empresas de las ICC y todo tipo de colectividades. Pero también de visitantes y turistas, siendo la turistificación y la gentrificación los dos grandes riesgos a los que se enfrentan.
En este trabajo, analizamos uno de esos distritos creativos promovidos por artistas y residentes, pero que dada su repercusión ha ido sumando el apoyo de instituciones públicas y privadas, lo que ha servido para su completa regeneración. Se trata del madrileño Carabanchel, distrito cultural, también recientemente rebautizado como Distrito 11 —marca promovida por el ayuntamiento de la ciudad—, una plataforma a la que desde la crisis del ladrillo de 2008 se han ido sumando artistas de todas las disciplinas generando un ecosistema creativo único en la capital española. Actualmente, la asociación Carabanchel Distrito Cultural aglutina a más de 200 asociados, entre artistas, agentes culturales y un nutrido grupo de ciudadanos de la zona (Asociación Vecinal Carabanchel Distrito Cultural, s.f.). Artistas de todas las disciplinas se concentran en esta zona de Madrid que hasta bien entrada la segunda década del siglo XXI había caído casi en el olvido y sus barrios habían pasado a convertirse en áreas conflictivas y marginales. Entre los primeros en llegar a estos barrios de esos artistas y agentes culturales que hoy en día ocupan locales, naves industriales y edificios, abandonados, se encuentran los músicos y músicas, con el referente de la sala Gruta 77, abierta en el año 2000 y que ha sido reconocida como Sala Patrimonio Cultural de la Ciudad de Madrid, y Matilda, espacio que también abrió sus puertas en el 2000. Precisamente, en este trabajo se pondrá de relieve la acción y el liderazgo ejercido por los agentes de la industria musical para el desarrollo creativo de la zona.
2. A propósito de Carabanchel
Carabanchel es uno de los distritos más poblados de Madrid con aproximadamente unos 250.000 habitantes, según el Censo municipal de 2012. Su origen histórico se remonta a 1948, cuando la dictadura franquista anexionó a la capital de España los municipios de Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto, tal y como haría también con Vallecas, Villaverde o Barajas. El objetivo de aquella decisión se basó en crear un Gran Madrid al estilo de otras capitales europeas de relevancia.
Sin embargo, la historia de Carabanchel no se constriñe únicamente a los últimos 80 años: son testigos de la misma los yacimientos arqueológicos prehistóricos en las terrazas del río Manzanares, los restos romanos de Miacum, sus innumerables vestigios de la Edad Media o la Real Posesión de Vista Alegre, donde la corte pasaba extensas temporadas en el siglo XIX. Otros monumentos de importancia dentro del distrito son el Puente de Toledo, la Colonia de la Prensa, la ermita de San Isidro, la ermita de Santa María la Antigua o la Finca de Vista Alegre. A ellos se unen modernas edificaciones como su plaza de toros y el Palacio de Deportes de Vistalegre.
Un edificio que hizo célebre a Carabanchel en toda España fue su prisión, erigida en 1944 en la época más oscura del régimen franquista y que albergó durante sus años de funcionamiento a millares de presos políticos. Su uso se extendió durante las primeras décadas del regreso de la democracia hasta 1998, cuando el gobierno de José María Aznar la clausuró oficialmente. Pese a las demandas de numerosos colectivos ciudadanos y vecinales, que reclamaban que el edificio albergara un centro de interpretación de la memoria histórica y democrática de nuestro país, en 2008 se procedió a su demolición, siendo presidente del ejecutivo el socialista José Luis Rodríguez Zapatero. En la actualidad, el ayuntamiento de la capital tiene proyectado construir en dicha parcela viviendas y un hospital (Somolinos, 2023).
Ya en los últimos años de la dictadura, concretamente en 1971, se produjo una reestructuración de los distritos de Madrid que redujo la extensión de Carabanchel, del que se escindieron Latina y Usera. Carabanchel pasa a estar organizado administrativamente en siete barrios: Comillas, Opañel, San Isidro, Vista Alegre, Puerta Bonita, Buenavista y Abrantes. Rodeado por la M-30, la M-40, la A-42 y la vía Carpetana, limita al norte con el río Manzanares y con el distrito de Arganzuela, al sur con la localidad de Leganés, al este con el distrito de Usera y al oeste con el de Latina.
En cuanto a su población, la originaria provenía mayoritariamente de la emigración interior que se produjo en el estado español durante las décadas de los 40 y 50 del siglo XX, conformada en gran parte por castellanos, extremeños y andaluces. La mayoría de ellos trabajaban en las fábricas y empresas de las industrias gráfica y textil que se ubicaban en esta zona, siendo la empresa ISO una de las grandes compañías situadas principalmente en la zona de Oporto (Barranco, 2023). También pertenece a Carabanchel la conocida Colonia de la Prensa, un barrio construido entre 1913 y 1916, en el que vivieron miembros de la agrupación profesional «Los Cincuenta», una iniciativa cuyo objetivo era urbanizar los terrenos entre Carabanchel Alto y Bajo y que se componía de viviendas y pequeños hoteles, proyectados en estilo art decó.
No obstante, en la actualidad, y gracias al enorme desarrollo experimentado por el distrito en los últimos tiempos, Carabanchel se ha convertido en un lugar multicultural donde han confluido inmigrantes de todos los lugares del mundo, en especial de América Latina, el este de Europa, Marruecos y China. Su crecimiento ha sido tal que ha surgido otro barrio dentro del distrito, el PAU de Carabanchel, hecho que le ha convertido en una de las zonas más pujantes de todo Madrid.
3. La creación de Carabanchel Distrito Cultural
Tras caer en el olvido y con ciertos problemas de inseguridad, a partir de la crisis de 2008, Carabanchel, especialmente, el barrio de Urgel, comienza a atraer a un buen número de nuevos vecinos, en su mayoría desplazados de zonas más céntricas que encontraron en sus calles los espacios que necesitaban para desarrollar sus actividades. Se trataba de artistas plásticos, principalmente, pero también urbanos, que encontraron en las antiguas naves industriales el lugar para poder continuar creando. A partir de ese momento, y ya bien entrada la década de los 2010, Carabanchel comienza a convertirse en un hervidero cultural en el que sus habitantes encontraban alquileres baratos y muchos metros para ubicar talleres y galerías, pero, a la vez, una comunidad en la que se sentían acogidos (Barranco, 2023; Barragán, 2024). De este modo, en la actualidad Carabanchel acoge unos 170 espacios culturales, entre los que se encuentran galerías de arte, talleres artísticos, librerías y salas de música y de ensayo, entre otros (Méndez, 2024). En ellos desarrollan su actividad más de 130 artistas de todas las disciplinas —principalmente artes plásticas— que ya han abierto sus estudios en los barrios de este distrito y que conviven con habitantes de la zona (Rodero; París; Antón, 2022).
Poco a poco, fueron ocupando los edificios y las naves industriales, como ha sido el caso del antiguo Polígono ISO, que hoy en día alberga el denominado Espacio ISO y espacios autogestionados como Mala Fama, formado por un colectivo de ocho artistas que llegaron al barrio en 2013, y Nave Oporto, otro espacio que da cabida a casi una veintena de artistas. A ellos les han seguido otros como Corner Gallery & Studio, heredero del mismo modelo de gestión y que ha servido también para rehabilitar la zona tanto cultural como económicamente (Méndez, 2024).
Ya en 2017, nace el festival Art-Banchel, que se desarrolló durante tres ediciones hasta 2019 y cuyo objetivo era celebrar una serie de jornadas en las que los colectivos artísticos del barrio dieran a conocer sus creaciones. En esa primera edición, participaron una treintena de estudios y en ella se organizaron muestras, actividades y performances «dentro de un nuevo contexto en el que acercarse al arte desde su proceso y en la intimidad del lugar de trabajo» (Cabrera Cruz, 2020: 146). Este festival supuso una novedad en el mercado de eventos artísticos del momento, saliendo de las galerías para encontrarse con el público: «El hecho de que el encuentro se dé en el lugar de trabajo posibilita una relación más colaborativa entre artista y público» (Cabrera Cruz, 2020: 146). En ella se implicaron más de 120 agentes culturales y creativos que en mayo de 2017 vieron cómo este evento se hacía realidad y en el que se desarrollaron más de una veintena de actividades (ver imagen 1). Esta primera edición logró captar la atención del sector creativo y cultural y de los medios de comunicación y las instituciones. De hecho, la propia web del Turismo de Madrid, recoge el festival como un evento destacado:
Son tantos los artistas concentrados en el barrio que en 2017 pusieron en marcha la iniciativa anual «Art-Banchel», en un evidente guiño a la prestigiosa feria de Basilea Art Basel, con actividades de puertas abiertas, para que los vecinos puedan conocer su trabajo. Las propuestas siempre se realizan en el mes de mayo y son muy variadas. Hay exposiciones, charlas, presentaciones, danza, performances, teatro, radio, etc. Dicen que es como si la calle del Doctor Fourquet de Madrid se hubiera trasladado a Carabanchel (Madrid Destino, s.f.).
Las cifras aumentaron tanto para la edición de 2018 como para la de 2019 (ver imagen 2), cuando llegaron a participar más de 35 galerías y estudios de la zona, aunque la crisis provocada por la covid-19 impidió su cuarta celebración y la iniciativa no se ha vuelto a recuperar. Pero sí que sirvió para poner en el mapa creativo y cultural de Madrid lo que se estaba haciendo en este distrito del sur de la ciudad y para reforzar los lazos con la ciudadanía de la zona.
En 2022 tuvo lugar el siguiente hito importante en la constitución de este distrito creativo, cuando nació la Asociación Vecinal Carabanchel Distrito Cultural, con el objetivo de aglutinar todas las iniciativas de la zona. Actualmente, cuenta con más de 200 asociados, muchos de ellos artistas y otros vecinos y vecinas que también se han sumado a la organización (Asociación Vecinal Carabanchel Distrito Cultural, s.f.) y son los encargados de programar y desarrollar la mayor parte de las actividades que se desarrollan en sus calles. De entre ellas, destacan el Festival Interdisciplinar de Género Policiaco «Carabanchel Negro», nacido en 2024 y que tuvo lugar durante el mes de octubre; también en 2024 se inauguró la primera edición del programa Plazas con Alma —en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y las asociaciones de vecinos de la zona—, un programa para acercar el arte y la cultura y que se celebró durante tres meses en diversos espacios de los barrios de Carabanchel. En 2025, esta actividad comenzó en el mes de abril y desde entonces se han desarrollado unas 50 acciones. Otra de las iniciativas destacadas de la asociación fue el Festival Cruza Carabanchel (ver imagen 3), que durante la primera quincena de junio de 2024 llenó las calles del distrito con más de 140 actividades, en la que participaron 48 artistas (Asociación Carabanchel Distrito Cultural, s.f.).
Otras actividades vinculadas a esta asociación son la revista Yuzin Carabanchel —cabecera local de la conocida agenda cultural andaluza— que publicó su primer número en mayo de 2024, y la revista Karawanzine, una publicación poética que se edita desde 2022. A estas iniciativas hay que añadir el programa Ensaya Carabanchel, destinado a bandas y artistas musicales emergentes, en el que participan los locales de ensayo y que cuenta con la colaboración del consistorio madrileño.
Junto a Carabanchel Distrito Cultural, otro de los grandes referentes es Espacio ISO, una comunidad de diversos colectivos culturales y artistas que han ido ocupando el antiguo polígono industrial del Barrio de San Isidro y que ha contribuido a la transformación social y económica de la zona. Así, esta comunidad se autodenomina como «polo de creación artística» ya que, atraídos por sus construcciones y características arquitectónicas, las naves del Polígono ISO se han ido llenando de «estudios y galerías de arte, estudios de grabación y producción musical, salas de ensayo y de conciertos, IED Innovation Lab, negocios de producción artesanal, estudios de diseño gráfico, de producto, arquitectura, marketing y producción audiovisual» (Ecosistema ISO, 2023).
La tercera gran comunidad artística surgida en el distrito es Círculo Carabanchel, entidad creada por nueve espacios expositivos, que se dedica a promocionar las actividades de estas galerías:
Los nueve espacios que conforman Círculo Carabanchel aúnan fuerzas para ser más visibles, difundir sus exposiciones y fomentar el conocimiento de sus artistas, contribuyendo con ello a la solidez del vibrante tejido cultural que desde hace varios años está creciendo en el barrio madrileño de Carabanchel (Círculo Carabanchel, s.f.).
Además, han creado un mapa (ver imagen 4) para promocionar las nueve galerías, así como un programa de recorridos y visitas por estos espacios y una web en la que informan sobre las exposiciones de cada una de las galerías. Forman parte de este colectivo Belmonte, Benveniste Contemporary, Galería Nueva, La Gran, La oficina, Memoria, Planta1, Sabrina Amrani y VETA by Fer Francés.
Estas tres organizaciones y la Junta de Distrito del Ayuntamiento de Madrid han colaborado en la creación de la marca Distrito 11 (ver Imagen 5), que fue presentada en abril de 2024 y cuyo objetivo es promocionar la actividad cultural y creativa del Carabanchel. La elección del nombre, según el consistorio, no se debe solo a que sea el número que tiene asignado este distrito en la organización municipal, sino también a las 11 disciplinas de los artistas y colectivos que se asientan en la zona: arquitectura, audiovisual, cine, danza, diseño, escultura, gastronomía, literatura, música, pintura y teatro. Además, el propio edil responsable del distrito, Carlos Izquierdo, señaló en la presentación de la marca que, de esta forma, también se acababa con la cada más mediática denominación de Carabanchel como el SoHo de Madrid, dotándola de una identidad propia (Gacetín Madrid, 2024). Del mismo modo, bajo esta marca también se organizan los ocho espacios que se ubican en los distintos barrios del distrito: Espacio ISO, Espacio Oporto, San Isidro, Vista Alegre, Tercio y Opañel (Ayuntamiento de Madrid, 2024).
Todos estos actores, además de trabajar individual y colectivamente entre ellos, colaboran con centros educativos de la zona, empresas, entidades sociales y organizaciones vecinales para desarrollar programas conjuntos y actividades que están sirviendo para revitalizar los barrios del distrito.
4. Música y arte urbano, los precursores
Aunque el Carabanchel creativo se ha dado a conocer por la gran cantidad de artistas que han ido llegando a la zona y por las múltiples actividades que desde mediados de la década de los 2010 han ido desarrollando, dos son los colectivos artísticos que han actuado como precursores de la revitalización del barrio: artistas urbanos y músicos.
Los primeros son responsables de la «decoración» de muchas fachadas y murales que abundan en la zona, incluso uno de estas manifestaciones del street art se ha convertido en un emblema del distrito. Nos referimos a «La Chulapa» (ver Imagen 6), un mural ejecutado en 2019 por el artista cubano residente en Nueva York Jorge Rodríguez-Gerada y que es todo un símbolo de esta castiza zona de Madrid. Se ubica en la torre del antiguo depósito de aguas de la colonia Tercio y Terol y fue un proyecto de la plataforma Carabanchel Creativa, en colaboración con la Asociación Vecinal General Ricardos y el Instituto Europeo de Diseño (IED) en Madrid. Esta obra formó «parte de una serie de acciones llevadas a cabo para activar diversos espacios de la zona en un área de la capital tradicionalmente olvidada por las administraciones» (Madrid Diario, 2019).
A ella le han seguido otras tan populares como el mural de Dalí realizado por photoAlquimia en la fachada de la Sala Matilda, dentro del Polígono ISO. Este proyecto, desarrollado en 2020, tiene también una finalidad medioambiental, ya que en su elaboración se emplearon 3.000 latas de aluminio, las mismas que se consumen en España cada 10 segundos. Con ello, el colectivo quería destacar la capacidad de reciclado de este material «siendo un excelente ejemplo para transformar en la ciudadanía el concepto de basura, en recurso valioso y comprender conceptos como el reciclaje y la economía circular» (PhotoAlquimia, s.f.). De hecho, la iniciativa pudo desarrollarse gracias a la colaboración vecinal, quienes se encargaron de reciclar estos envases.
Otros murales muy populares son: «13, Rue del Percebe» (ver Imagen 7), creado para conmemorar el I Día Oficial de Francisco Ibáñez y realizado por los artistas urbanos NSN997 y Kerudekolorz; el «Dantearcade Mural System Fail»; los recientemente terminados en las fachadas de un hotel y realizados por Lidia Cao y Mentalink o el de la plaza de toros de Vista Alegre, el más grande de toda España y firmado por el artista madrileño Sfhir. Precisamente este street artist es el responsable del espacio Art Gallery 95, dedicado a la disciplina del arte callejero y que alberga más de 200 obras, efímeras y permanentes, que decoran todas sus paredes. Art Gallery 95 ha sido la impulsora, con la colaboración de otros colectivos y de la Junta de Distrito, de la Ruta del Arte de Carabanchel, que busca dar a conocer las más de 30 obras repartidas por todo el distrito.
Si el movimiento del urban art está cobrando cada vez más protagonismo en Carabanchel, más lo ha tenido siempre el de los músicos y bandas que desde comienzos del siglo XXI han peregrinado hasta esta zona para llenar sus nueve locales de ensayo, atraídos por los precios e instalaciones, siendo la zona de España con más espacios de este tipo. Actualmente, cada semana pasan por estas salas más de 3.000 músicos, entre las que se encuentran bandas consagradas como Biznaga, Hinds o Los Punsetes (Barragán, 2024).
De entre todos los locales y salas destaca Gruta 77, sala precursora del movimiento musical de Carabanchel y que abrió sus puertas en el año 2000, lo que le ha valido ser declarada por el Ayuntamiento como Sala Patrimonio Cultural de la Ciudad de Madrid (Gruta 77, s.f.). Bajo el lema «Anoche el Rock’n’Roll me salvó la vida», Gruta 77 se marcó el objetivo de ser un espacio para la escena underground madrileña, incluyendo estilos minoritarios y ofreciendo conciertos de bandas destacadas dentro de estos estilos alternativos. Tiene una capacidad para 300 personas y cuenta además con 25 salas de ensayo y una promotora musical que sirve de guía a bandas y artistas noveles.
Desde el año 2000, ha albergado más de 4.000 conciertos, ha sido fundadora de la Asociación de Salas de Música en Directo y ha organizado en Berlín durante una década la Spanish Rock Invasion (Sanz, 2023). Igualmente ha sido precursora de Distrito Cultural Carabanchel y, junto a otras salas míticas de la zona, ha impulsado el Programa Ensaya Carabanchel y el festival homónimo en el que, en su primera edición de 2024, actuaron 15 bandas finalistas en el escenario del Wizink Center (Somos Madrid, 2024).
Un modelo similar al de Gruta 77 es el que ofrece Matilda, un edificio industrial dedicado exclusivamente a la música y ubicado en el Polígono ISO. Matilda está formado por 30 salas de ensayo, estudio de grabación y otros espacios para clases y, como el Gruta, se abrió en el año 2000. El tercer espacio es Madreams, de 800 metros cuadrados también dedicados solo a la música y que están ocupados por 25 locales de ensayo, sala de conciertos y otros espacios. Como Gruta 77 y Matilda, también participa en la organización del programa Ensaya Carabanchel, al igual que Rockland, una sala abierta en 2010 y que alberga 15 locales de ensayo.
Estos cuatro espacios, junto a El Observatorio —otro espacio de locales de ensayo—, han sido los impulsores de que actualmente Carabanchel sea reconocido como un distrito musical ya que, tal y como apuntan los propios artistas, ofrecen precios razonables, instalaciones y equipos profesionales, así como por la posibilidad de compartir el alquiler del espacio con otras bandas. De esta forma, como señalan los propios artistas, se genera un sistema colaborativo y de creación de comunidad que ha servido de polo de atracción para que vayan a ensayar e, incluso, a vivir a la zona (Sanz, 2024).
También ha contribuido al desarrollo de la escena musical de la zona el mencionado programa de mentoría Ensaya Carabanchel que, durante cinco meses ofrece a las bandas y artistas becados formación musical y de producción artística. Este programa —que en su primera edición recibió más de un centenar de propuestas— está impulsado por Carabanchel Distrito Cultural en colaboración con estos espacios y el Ayuntamiento de Madrid, y pretende «conectar a artistas noveles y de media carrera con los principales escenarios y actores principales del sector musical madrileño» (Asociación Vecinal Carabanchel Distrito Cultural, s.f.). El colofón del programa fue el Festival Ensaya Carabanchel, donde las bandas becadas pudieron actuar en el Wizink Center durante un fin de semana de septiembre de 2024.
Además, la música ha tenido un papel protagonista en la mayoría de las actividades desarrolladas en el Distrito, como en Plazas con Alma, Art-Banchel, Efímera, el festival de música FMO, Hybrid Festival, Artistas del Barrio o Cruza Carabanchel, entre otros. Sus salas, a las que hay añadir otras más pequeñas y diseminadas por todo el distrito, ofrecen una programación musical estable, lo que ha contribuido a la revitalización cultural de la zona, pero también a la económica y social. Y ha servido de reclamo para la llegada de artistas de otras disciplinas que han contribuido a la transformación de este distrito de Madrid.
Sin embargo, Carabanchel también se enfrenta a dos grandes retos: la gentrificación y la consiguiente subida de precios y la necesidad de inversión para la rehabilitación y adecuación de los espacios destinados a la creación artística. A finales de 2024 se contabilizaban en Carabanchel 170 espacios culturales (León, 2024) y han ido llegando nuevos vecinos atraídos por esta ebullición cultural. A ello, hay que sumar la transformación de negocios tradicionales por otros capaces de satisfacer a lo que llaman «invasión de modernos» (León, 2024), con aperturas de neotabernas, cafeterías especializadas y establecimientos similares, desplazando a la tradicional oferta de la zona. Igualmente, ha aparecido la guerra de inmobiliarias y el consiguiente aumento de los precios de las viviendas. De hecho, en 2024 los precios de los alquileres aumentaron más de un 15%, y los de venta más de un 12% (Garagui, 2024). Esto, junto al aumento de turistas en la zona, ha empezado a provocar cierto malestar entre la comunidad autóctona y se han comenzado a ver obras artivisitas con eslóganes como «Tu arte sube mi alquiler» (Sanz, 2024).
Como ha sucedido en otros distritos creativos, la pérdida de identidad y el desplazamiento de las comunidades propias son los grandes retos a los que se enfrenta Carabanchel que, a pesar de contar con oferta de vivienda protegida, no dispone de suelo para nuevas construcciones, lo que complica la búsqueda de soluciones. Sin embargo, los agentes implicados confían en encontrar alternativas para garantizar el crecimiento presente y futuro de Carabanchel como un distrito creativo y cultural, surgido de sus habitantes y de la inquietud de otros llegados de diversas zonas de Madrid.
Referencias bibliográficas
Ayuntamiento de Madrid (13 de mayo de 2024): «La revolución creativa de Carabanchel ya tiene nombre propio: DISTRITO 11», Diario de Madrid. [https://diario.madrid.es/blog/2024/05/13/la-revolucion-creativa-de-carabanchel-ya-tiene-nombre-propio-distrito-11/]
Somos Madrid (9 de septiembre de 2024): «Quince bandas emergentes de Carabanchel se suben al escenario del Wizink con un festival gratuito», ElDiario.es. [https://www.eldiario.es/guia-ocio/quince-bandas-emergentes-carabanchel-suben-escenario-wizink-festival-gratuito_1_11639287.html]
Imagen 2. Imagen corporativa de las ediciones de Art-Banchel de 2018 y 2019.
Fuente: Art-Banchel, 2018-2019.
Fuente: Asociación Carabanchel Distrito Cultural, s.f.
Imagen 3. Cartel del Festival Cruza Carabanchel.
Imagen 4. Plano de Círculo Carabanchel.
Fuente: Círculo Carabanchel, s.f.
Imagen 5. Identidad visual de Distrito 11.
Fuente: Diario de Madrid, 2024.
Imagen 7. Mural en homenaje a Francisco Ibáñez.
Fuente: Diario de Madrid, 2025.