Título del Capítulo: «Los desafíos y el futuro de los distritos culturales»
Autoría: José Patricio Pérez-Rufí
Cómo citar este Capítulo: Pérez-Rufí, J.P. (2025): «Los desafíos y el futuro de los distritos culturales». En Castro-Higueras, A.; Pérez-Rufí, J.P. (eds.), Donde habita la cultura. Distritos creativos, modelos y tensiones en la ciudad contemporánea. Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones.
ISBN: 978-84-10176-15-7
d.o.i.: https://doi.org/10.52495/c9.emcs.42.c48
Capítulo 9. Los desafíos y el futuro de los distritos culturales
José Patricio Pérez-Rufí
«Me pregunto si este espacio existe porque ha estado siempre un poco invisibilizado y si nosotros, de alguna forma, al visibilizarlo estamos contribuyendo a su destrucción». La cita pertenece a la escultora y pintora Alexa Grande, artista integrada en las actividades del Corralón del Pelícano, distrito cultural situado en el centro de Sevilla, y aparece en el documental Sevilla, refugio creativo (Castro-Higueras et al., 2024).
El Corralón del Pelícano ha permanecido «invisibilizado» durante mucho tiempo, lo que tal vez ha podido contribuir a su conservación como un espacio autónomo, independiente, y, en definitiva, menos intervenido por dinámicas externas. Sin embargo, al hacer visible su existencia en la búsqueda de recursos económicos, en su autogestión o en la difusión de sus actividades, podría desencadenarse un proceso de transformación que, en el peor de los casos, llevaría a su desaparición o gentrificación.
Alexa Grande expresa con pocas palabras una preocupación común en el contexto de la cultura, el arte y las industrias culturales, que responde a la tensión permanente entre el valor simbólico y artístico de un espacio cultural y los intereses comerciales o institucionales con los que debe lidiar. La artista además asume la propia responsabilidad de los creadores en la potencial decadencia del proyecto en el que participa. El choque entre la necesidad de reconocimiento y el riesgo de que ese reconocimiento termine afectando negativamente la esencia del espacio explica así algunos de los desafíos que tienen ante sí los distritos culturales en su desarrollo futuro.
Como han comentado los diferentes capítulos que componen esta obra, los distritos culturales han emergido como elementos clave en el desarrollo urbano y económico contemporáneo y representan espacios donde la cultura, la creatividad y la innovación se combinan para generar transformaciones significativas en los lugares en los que se establecen. Sin embargo, evitando su idealización, también se han expuesto los peligros y los desafíos a los que se enfrentan, situaciones que podrían comprometer su sostenibilidad y su propósito original. El objetivo de este último capítulo es analizar los principales retos a los que se enfrentan los distritos culturales.
El primer y principal problema que se detecta en su futuro es la gentrificación, entendida como un proceso que se produce cuando el proyecto de distrito cultural conlleva la regeneración urbana, la revitalización de un área y el incremento del valor inmobiliario y del costo de la vida de un barrio, es decir, cuando logra atraer inversión privada. A medida que estos distritos se convierten en lugares atractivos para inversores (Marques; Richard, 2014), la población original (junto con los artistas que se han establecido en estos espacios y los pequeños comerciantes) se ve expulsada, incapaz de soportar la subida de los precios. Esto puede resultar en la pérdida de la identidad local y de la esencia creativa y cultural que los hizo atractivos, de tal modo que terminan por convertirse en espacios homogéneos y exclusivos para el turismo o para un perfil socioeconómico con mayor poder adquisitivo (Peck, 2005).
Es el caso, por ejemplo, de un barrio como el Ensanche Heredia en Málaga, rebautizado como Soho Málaga y convertido en matriz de múltiples actuaciones en el ámbito cultural y artístico, que ha terminado por compartir con el resto del centro histórico su orientación hacia el turismo y el ocio. También puede ser el caso del Centro Cultural de Belém, del Soho de Nueva York o del Poblenou de Barcelona.
Como afirma Zukin (2016), la gentrificación no es simplemente un cambio en las preferencias de vivienda de determinados grupos, sino un proceso estructural impulsado por la convergencia de capital, políticas públicas y discursos culturales. Además, añade Zukin, se produce la paradoja de que mientras transforma barrios y mejora algunos aspectos de la vida urbana, también desplaza comunidades y profundiza la segregación social. ¿Hasta qué punto cabe responsabilizar a los creadores y a los emprendedores culturales de tendencias estructurales mucho más amplias, complejas e imprevisibles?
La solución a la gentrificación es difícil y requiere la implementación de políticas desde distintos niveles que limiten, por ejemplo, el número de alojamientos turísticos o el precio de los alquileres, al tiempo que contemplen el acceso a la vivienda asequible, incentivos para la retención de artistas o la participación de la comunidad en la gestión del distrito.
El segundo reto al que se enfrentan los distritos culturales es su sostenibilidad económica: la viabilidad del proyecto depende en gran medida de su capacidad para generar recursos de forma sostenible. Aunque los modelos de financiación pueden ser muy variados, básicamente estos espacios deberían lograr un equilibrio entre la financiación pública y la privada. Muchos distritos se benefician en sus orígenes de fondos públicos (aquellos con un modelo de gobernanza top-down) o de subvenciones de diversas instituciones, si bien podría darse la situación de que estos apoyos no sean permanentes y se dependa de su capacidad para generar ingresos de forma sostenible, es decir, mediante otros modelos de negocio.
En estos casos, los distritos no tienen más remedio que diversificar sus ingresos sin comprometer su independencia cultural y artística. Por otra parte, la implementación de incentivos fiscales puede ayudar a empresas y emprendedores a su autosostenibilidad. En estos casos, las instituciones que financian o protegen estos espacios deben establecer mecanismos que garanticen tanto la transparencia financiera como una gestión eficiente de los recursos económicos.
La sostenibilidad económica del distrito viene ligada a la accesibilidad a espacios de trabajo asequibles por parte de los creadores: como se ha comentado, a medida que estos barrios se revalorizan (como consecuencia de la gentrificación), los alquileres de viviendas y de los espacios en los que trabajar aumentan, lo que dificulta la permanencia de los artistas y de los emprendedores culturales, en términos generales. Además de las medidas apuntadas acerca de la intervención en el mercado inmobiliario, otras opciones pasarían por la implantación de modelos de cooperación en los que los espacios de trabajo sean compartidos o que los artistas se organicen como cooperativas.
En estrecha relación con el anterior punto, el tercero de los retos que condiciona la permanencia de un distrito cultural es el modelo de gobernanza. Como se ha apuntado en diversas ocasiones a lo largo de este trabajo, cada uno de los modelos, ya sea el modelo top-down (dirigido por instituciones públicas) como el bottom-up (impulsado por comunidades locales), tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
Un enfoque top-down puede garantizar la financiación, una planificación estructurada y el apoyo institucional, pero puede adolecer de falta de participación comunitaria e incluso de prestarse a intereses comerciales por encima de los culturales. El distanciamiento con la comunidad podría generar resistencia entre los residentes y los agentes culturales, especialmente si las políticas implementadas responden a intereses comerciales en lugar de priorizar la identidad y las necesidades reales del distrito y de los artistas (Santagata, 2006; Pilati; Tremblay, 2007; Lidegaard; Nuccio; Bille, 2018; Chapain; Sagot-Duvauroux, 2020).
El modelo bottom-up fomenta la participación de los artistas y de las comunidades locales, y es, por lo tanto, más inclusivo, si bien puede tener mayores dificultades en la obtención de recursos económicos (Lidegaard; Nuccio; Bille, 2018; García Vázquez, 2024).
Una vez más, no hay soluciones fáciles ni fórmulas que garanticen la satisfacción de las demandas de cada una de las partes implicadas, pero sí parece conveniente un modelo de gestión adecuado con una clara orientación cultural que evite su conversión en un mero proyecto comercial. Así pues, en este caso el desafío es lograr una estructura de gobernanza capaz de combinar un liderazgo fuerte con procesos de participación horizontal. Las administraciones locales deben, por lo tanto, diseñar políticas urbanas y culturales que incorporen a los creadores y a la vecindad en los procesos de toma de decisiones. La combinación de ambos modelos y la formación de mesas de trabajo conjuntas entre instituciones y comunidades de creadores y empresarios locales puede favorecer una gobernanza más democrática y eficiente.
El cuarto reto que apuntaremos en este trabajo es la preservación de la identidad cultural o, lo que es lo mismo, evitar la mercantilización de la cultura, su homogeneización y, en definitiva, la pérdida de autenticidad. A medida que estos espacios se convierten en polos de atracción turística, la oferta cultural tiende a ajustarse a un modelo uniforme, diseñado para el consumo masivo, en detrimento de expresiones artísticas auténticas y locales.
Este fenómeno implica el riesgo de disneyficación de los distritos: Karachalis y Deffner (2012) usan el término disneyficación para referirse a la amenaza potencial que se puede producir cuando la identidad cultural de un área es convertida en un producto comercial homogéneo y superficial. De esta forma, el barrio es transformado en una atracción turística diseñada para el consumo, pierde su autenticidad y excluye a sus antiguos habitantes y negocios, como ocurre con la gentrificación de los barrios.
La globalización cultural subyace en este proceso de pérdida de identidad: la internacionalización conlleva la búsqueda de la atracción turística y de la consiguiente adaptación a estándares globales que pueden llegar a reducir las expresiones culturales autóctonas y la participación de la población local y de las comunidades de creadores en la vida cultural del distrito.
Evitar este proceso de pérdida de identidad de nuevo puede ser difícil de controlar y quedar fuera de la actuación real de las comunidades de artistas y emprendedores, e incluso de los gobiernos. Como en el caso de la gentrificación, se requiere la aplicación de políticas que promuevan la diversidad y la autenticidad y que evitan la conversión de estos espacios en atracciones comerciales. La promoción de actividades, de artistas locales, de proyectos independientes o de festivales que fortalezcan la memoria del barrio puede ayudar a mantener su esencia creativa.
Citaremos para concluir un quinto y último desafío para el desarrollo futuro de los distritos culturales: el cambio en las pautas de consumo cultural. La digitalización y la plataformización de la cultura ha modificado la forma en que las personas acceden y disfrutan de la cultura. Ello implica tanto oportunidades como posibles amenazas para los distritos culturales. La expansión de plataformas digitales y la disponibilidad de contenidos online han ampliado el acceso a la oferta cultural y ha permitido la llegada a audiencias globales y diversificadas. Sin embargo, este cambio también ha reducido la asistencia física a los espacios culturales, lo que puede afectar a su sostenibilidad económica.
A pesar de las ventajas de la digitalización, la experiencia presencial sigue siendo un elemento irremplazable en la cultura. La conexión con el entorno, la interacción social y la vivencia sensorial que ofrecen los espacios físicos no pueden ser completamente sustituidas por experiencias virtuales (Pérez-Ordoñez; Castro-Martínez; Torres-Martín; De-Aguilera-Moyano, 2024). Así pues, los distritos culturales deben encontrar un equilibrio entre la innovación digital y la preservación del valor de la cultura en vivo.
Para adaptarse a esta transformación, los distritos culturales deben replantear sus estrategias de interacción y atracción y experimentar con la integración de experiencias híbridas que aprovechen tanto las ventajas de la vivencia física del consumo cultural como las ventajas derivadas de la virtualización de la experiencia cultural, como la accesibilidad y la potencial globalización de las actividades online.
Podemos concluir, sintetizando algunas de las ideas recogidas en este capítulo, que los distritos culturales representan espacios de transformación urbana donde convergen la cultura, la creatividad, la identidad local y la economía cultural. Sin embargo, su desarrollo se enfrenta a varios desafíos que ponen en riesgo su sostenibilidad y autenticidad.
Como se ha apuntado, la gentrificación, la mercantilización de la cultura y la disneyficación amenazan con convertir estos enclaves en productos comerciales diseñados para el turismo y el consumo masivo y con desplazar a las comunidades locales. Al mismo tiempo, la digitalización y la innovación tecnológica abren nuevas posibilidades para expandir el acceso a la cultura, aunque con el riesgo de fragmentar la experiencia presencial y dificultar la sostenibilidad económica de los distritos.
La clave para el futuro de estos espacios radica en encontrar un equilibrio entre crecimiento y preservación, entre globalización e identidad local y entre digitalización y experiencia física. Las soluciones no son fáciles, pero consideramos que solo a través de modelos de gobernanza inclusivos y de políticas que regulen la especulación inmobiliaria y que prioricen la diversidad y la participación ciudadana, los distritos culturales podrán consolidarse como entornos sostenibles e integradores.
Puede concluirse que los distritos culturales representan modelos de creación y consumo cultural en un frágil equilibrio entre modernidad y tradición, entre creación y mercado, pero cuentan con las suficientes herramientas como para mantenerse de forma sostenible como espacios para la creatividad y para la regeneración urbana.
Referencias bibliográficas
Castro-Higueras, Antonio; Navarro-Ardoy, Luis; Pérez-Rufí, José Patricio; Carballeda-Camacho, Mireya. (2024). SEVILLA, refugio creativo. Universidad de Málaga. https://doi.org/10.5281/zenodo.17348045
Chapain, Caroline; Sagot-Duvauroux, Dominique (2020): «Cultural and creative clusters —a systematic literature review and a renewed research agenda», Urban Research & Practice, vol. 13, núm. 3, pp. 300-329. Recuperado de: https://doi.org/10.1080/17535069.2018.1545141
Karachalis Nicholas; Deffner Alex (2012): «Rethinking the connection between creative clusters and city branding: The cultural axis of Piraeus Street in Athens», Quaestiones Geographicae, vol. 31, núm. 4, pp. 87-97. Recuperado de: https://doi.org/10.2478/v10117-012-0038-0
Peck, Jamie (2005): «Struggling with the Creative Class», International Journal of Urban and Regional Research, núm. 29, pp. 740-770. Recuperado de: https://doi.org/10.1111/j.1468-2427.2005.00620.x